Arigato, Kojima!

Ayer, 23 de febrero, podría haber sido un día especial para mí. El gran Hideo Kojima, creador de mi saga de videojuegos favorita, Metal Gear Solid, iba a venir a Berlín para promocionar Metal Gear Rising Revengeance, el recién estrenado título de Platinum Games en una sesión de autógrafos . Ni yo mismo me lo podía creer, ¡iba a poder ver a mi ídolo!

Tras una semana de espera por fin había llegado el día. Hasta estaba un poco nervioso, o mejor dicho emocionado, como aquel niño que espera impacientemente a los reyes magos. Así que llené mi mochila con seis juegos made by Kojima (obviamente no todos para mí), me descargué a última hora una estúpida aplicación con sonidos de Metal Gear Solid (ésto no sé muy bien para qué…) y acudí al evento.

Como no se le dio mucho bombo al tema, algunos carteles en la propia tienda y poco más, no me esperaba gran cosa. Así que llegué con tres cuartos de hora de antelación y subí las escaleras mecánicas dándole a la X repetidas veces hasta finalmente llegar a la cima. Pero para mi sorpresa, todo el bloque ya estaba plagado, invadido por una interminable cola de zombies. A la cola PepsiCola se ha dicho.

Las cinco y cuarenta y cinco. Yo no veía nada, pero un aplauso indicaba que Big Boss estaba siendo recibido como se lo merecía. Nada más pasados unos minutos llegó la primera mala noticia, uno de los encargados de mantener la cola en orden nos dice que nos olvidáramos de llegar a nuestra meta, que aquello solo iba a durar una hora independientemente del número de personas.

La esperanza es lo último que se pierde, pero mi lado realista me advertía que era imposible satisfacer a todos en una sola hora. Tenía dos opciones: o quedarme de pie esperando o volver a casa. Ninguna de las dos me convencieron. Yo lo que quería era volver a casa con mi trofeo, aquello era una oportunidad que tenía que  aprovechar. No tuve elección, tenía que hacer el pacto con el diablo. Y así fue, dejé mi puesto y le di al «fast-forward» hasta llegar al estereotípico grupo de frikis. Les saludé, le ofrecí al de los huesos grandes uno de mis juegos a cambio del puesto, y todos contentos.

Quedaban pocos minutos, y yo ya estaba gritando como una quinceañera cuando tuvo que venir otro segurata para soltarnos lo siguiente: «Una pieza por persona. Nada de fotos ni darle la mano». Esto me jodió bastante, pero no tuve más remedio que guardar las otras dos carátulas que llevaba conmigo para los hermanos de AKB. No me hundí, pero no tuve mejor idea que coger el móvil y poner «Alert Theme» a todo volumen en mi bolsillo. Llegó mi turno para darle el póster «25th Anniversary» al «recogejuegos», le dije que quería la firma en el espacio en blanco. Y ya estaba ahí, delante de Kojima firmando a lo que le suelto un «Arigato Kojima!». Me entrega el póster con cara de contento y se despide dándome la mano. Yo salí más contento aún.

Pasaron unos minutos y aunque aún estaba con cara de Happy Meal me sentí obligado a conseguir alguna firma más, aunque fuera en una postal… Me quedé un rato mirando aquello intentando sacar alguna foto, pero entonces decidí recorrer «de nuevo» la cola marcha atrás. Preguntando a varias personas si me harían el favor de firmar una de mis carátulas, sobretodo a aquelloa que no llevaban nada en la mano o no tenían pinta de saber quién era Kojima. Pero nada, por lo visto todos deseaban la firma, aunque fuera en un trozo de papel.

Curiosamente el tamaño de la cola había sido reducido considerablemente, los de Security la habían limitado dejando a mucha gente fuera. Eran un poco testarudos, pero debido a un chiste sin gracia que les solté me dejaron meterme de nuevo en la cola. En ese momento me sentí bien, pues iba a conseguir firmar una de las carátulas para AKB. Tras unos veinte minutos de espera, o puede que algo más, llegó mi turno de nuevo, pero gracias a la buena memoria del tío que se creía portero no me permitieron entrar una segunda vez. No había nada que hacer.

En vez de irme a casa me quedé un rato más, hasta el final. Igual se dejaba sacar fotos o algo… Pero no fue así, se levantó entre aplausos, se sacó rápidamente una fotografía (con los de la foto de arriba) y salió rodeado de sus pseudoguardaespaldas por una salida trasera. Ya no había nada más que hacer, ni siquiera esperarle en el parking a lo Mourinho, pues no tenían ninguna zona de aparcamientos. Seguramente haya abandonado el edificio por el helipuerto, con clase.

Y eso fue todo, el 23 de febrero, el día que le di la mano a Hideo Kojima.


Firmas de Hideo Kojima (derecha) y John Cobra (izquierda)

Pequeñas aclaraciones:
– Siento mucho no haber conseguido más de una firma, la verdad es que me sabe muy mal. Pero quiero que sepáis que he hecho lo que he podido.
– Según el Twitter de Hideo Kojima, fueron exactamente 347 firmas, lo que equivale a una media de 5,8 firmas por minuto.
– Había gente con todo tipo de cosas para firmar: desde botellas de vino MGS hasta gente con un Crysis 3 en la mano. Lo más triste fue ver a gente ilusionada con la firma en la típica caja de plástico «antirrobos» que te quitan a la hora de realizar la compra. Me explico como un libro cerrado, lo sé xD
Y no menos importante: no me puse a gritar como una quinceañera ni fui disfrazado de Naruto.

Publicado originalmente en | Foros de AKB

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

cinco × 1 =