Layers of Fear, otra joya del terror indie

Tienen que saber que fueron las ratas; las inquietas, escurridizas ratas cuyas carreras no me dejan dormir; las endemoniadas ratas que corren por detrás del acolchado de esta habitación y me atraen hacia horrores más grandes que los que he conocido; las ratas que ellos no oyen; las ratas, las ratas de las paredes.

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Layers of Fear, el nuevo trabajo de Bloober Team, no es un juego relacionado con los Mitos de Cthulhu aunque sí tiene algo de lovecraftiano. No solamente por las continuas referencias a la obsesión de nuestro personaje por las ratas que, según él, corretean libres por su hogar; unas ratas que nadie ve, ni siquiera los fumigadores; unas ratas que llevan a la locura y le hacen quemar sus propios cuadros… pero ¿existen de verdad esas ratas?

Durante el recorrido terrorífico que nos presenta Layers of Fear nos adentramos lentamente, escalón a escalón, en la locura de un pintor amargado. ¿De qué sirve un pintor incapaz de pintar? No sirve para más que buscar la inspiración en el fondo de una botella y en los restos de una vida destrozada. Hablamos de un recorrido porque es lo que el juego nos propone, un trasunto de mansión del terror que nos invita a pasear por los temores y remordimientos de un pintor frustrado. Durante las cinco horas de juego aproximadas (más o menos en función de las ganas que tengamos de explorar) recorreremos la retorcida visión que nuestro personaje tiene de su hogar. No podremos hacer más que caminar y recoger pistas puesto que no moriremos ni existe ningún peligro durante nuestra exploración. Seremos transeúntes testigos del horror.

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Imitando las maneras que Kojima asentó con P.T y recogiendo un testigo tan antiguo como el abierto por Uninvited en 1986 el juego de Bloober Team nos obligará a recorrer interminables y extraños pasillos. Lo que durante los primeros minutos del juego no es más que una casa señorial común y corriente (para los señores) se irá transformando a medida que jugamos en un escenario de pesadilla. Un escenario que saca lo mejor de Unity (y alguno de sus problemas de rendimiento) y que ha sido recreado con un gusto y un saber hacer exquisito. Los continuos cambios en la morfología de la casa nos retraen a los demonios de nuestro protagonista. Los cambios en las habitaciones y las transformaciones en nuestro entorno funcionan como un continuo recordatorio de los errores del pasado y es que, en el fondo, Layers of Fear no es más que un juego sobre la culpa. La culpa de un marido que no ha sido atento, un hombre que no ha sabido sobreponerse a la desgracia de su mujer y de un pintor obsesionado con su bloqueo que trata de huir en una botella. El trabajo artístico llega a rozar la genialidad a la hora de representar diferentes momentos de nuestra vida en los que no supimos estar a la altura. El distanciamiento familiar, un trágico incendio o el desatender a nuestra hija son recuerdos que impregnan cada detalle de la casa e influyen en nuestra visión de la misma. Los “niveles” dedicados a nuestra hija son especialmente magistrales al convertir todas nuestras ilusiones en infantiles dibujos realizados en las paredes. A pesar de los problemas que da Unity en algunas ocasiones estamos ante un juego sobresaliente en cuanto al apartado técnico.

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El trabajo de ambientación que nos presenta Layers of Fear es muy interesante. Los continuos trucos que nos gasta nuestra desquiciada mente van dejando pistas sobre nuestro pasado. Conoceremos nuestra historia a través de documentos que encontramos por nuestro hogar; fotografías con rostros rasgados, notas escritas a mano por nuestra mujer o pequeños dibujos infantiles. Sin embargo, todo en el juego es una pista sobre lo que nos quieren contar. Entrar en una habitación y encontrar determinado cuadro es una pista sobre lo sucedido, tener una alucinación en la que todo arde nos lleva a pensar en aquél terrible incendio y los cambios en la morfología de la mansión no son simple capricho. A medida que avanzamos notamos que el título juega con nuestra mente al modificar los pasillos y habitaciones en las que entramos de la misma manera que lo hacía Eternal Darkness en nuestra querida Game Cube. Nunca sabremos si la puerta que hemos cruzado anteriormente nos llevará al mismo pasillo o a otra habitación, es más, ni siquiera sabremos si la puerta seguirá allí cuando nos giremos. La casa cambiante nos mantiene en tensión durante nuestro paseo.

Sin lugar a dudas Layers of Fear es una pequeña joya dentro del terreno del terror independiente. Sin importar demasiado lo que pueda pesarle su aire P.T no podemos más que reconocer en él un juego con una fuerte personalidad. Si entramos en la experiencia que nos propone el caminar por la mansión puede llevarnos a los mismos niveles de tensión que recorrer los escenarios de Amnesia u Outlast con la mención especial de que en esta ocasión no existe verdadero peligro. No podemos morir, nadie nos va a atacar y a terminar con nuestra vida; eso sería demasiado fácil porque lo dificil es vivir con las decisiones que hemos tomado en el pasado.[80]

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