E3 2016: Ubisoft, E3 y otras cosas de Guillemot

La conferencia de Ubisoft siempre me da buenas y malas espinas. Sí es cierto que me gustó ese principio alocado a lo Queen que parecía que nadie quería pararles (esa canción que siempre nos acompaña en un anuncio sí y otro también) pero que siempre da buena energía y buen rollo.

for honor

Ubi y su artillería de juegos y humo

Fue todo un acierto empezar de esa manera porque solo ellos pueden. Yo tenía la mente entre Ubisoft y el debate a cuatro que no quiero imaginar cómo habría sido si hubiesen empezado con Queen. Quizás solo Albert Rivera podría entender la conferencia de Ubi. Porque es alocada, gamberra y con ganas de dar vergüenza ajena siempre que se puede. Pero a ello iré más tarde.

Ghost Recon: Wildlands me dejó un regusto amargo. Tomaría lo típico de las aventuras narcóticas típicas de las fronteras, que eso me mola porque ir tras El Pozolero a ritmo de bachata no está nada malote. Y por otra parte, es OTRO sandbox de Ubi. Me imagino esto último con la voz de Dayo porque es la realidad, Ubi parece que solo sabe hacer sandbox. Tiene un toque de guerra gamberra que puede ir bien si juegas con amigos, pero a ver quién es el listo que se pone en plan porque solo estoy, no hay nadie a mi lado como cantaban en Shrek a buscar a los malotes que ¡ojo! en pleno gameplay se ponen a hacer flexiones para que los veamos mejor.

No entiendo mucho de South Park, por lo que no comprendí muy bien qué nos querían enseñar. No soy fan de la saga y no voy a ser la primera en comprarlo nada más que lo saquen por lo que me quedo como Trey Parker, tumbado en el sofá y mirando hacia arriba en un ejercicio de Dios, que alguien me dé una aspirina para este dolor de cabeza.

For Honor, una apuesta arriesgada

For Honor, sin embargo, se la juega más. Siempre me gusta que se apueste por las mezclas extrañas, con lo mejor de los dos mundos a lo Hannah Montana: los vikingos y los samuráis. A ver quién es el guapo que se niega a arrasar los castillos a golpe de vikingo y más viendo la cara de ilusión que tenía Jason Vandenberghe que, en mi mente, parecía sacado de The Witcher 3. Es cierto que no soy muy dada a jugar a este tipo de género, que parece que se tuerce hacia los Musou, por lo que valoro el esfuerzo de hacer del juego lo mejorcito de la conferencia.

Watchdogs 2 parece algo más de mi estilo. Demasiado hacker hay en el ambiente pero ninguno hace ese parkour que me parece de lo más depurado de la conferencia. Seguro que se han gastado sus buenas pelas haciendo captura de movimiento porque yo lo noté más natural que muchos Assassins Creed.

También es otro sandbox pero al menos el componente de “haz lo que te dé la gana” me deja con ganas de hackear coches, drones, móviles y todo lo que se me cruce. Puede ser una idea muy básica pero tener el control sobre todo, a mi parecer, te deja en la posición de semi-dios en pleno siglo XXI. Las gafas del tío a lo icono de Whatsapp las necesito en mi armario ya, aunque espero que no se puedan poner las dos cacas con ojos porque si no, me muero.

Steep, la sorpresa de este año

Otra forma de morirse es despeñándose con Steep. Creo que es lo más parecido que he visto en años al modo “rómpete todos los huesos que puedas y gana puntos” de los Tony Hawks de hace casi una década. Recuerdo estrenar la PS3 con un juego de esta saga y a veces solo consistía en ganar puntos rompiéndote todos los huesos que puedas y más. Lo espero con ganitas.

Lo poco que enseñaron de VR me dejó fría. Ver a media docena agachar la cabeza para ver París desde el punto de vista de unas águilas locas, de Eagle Flight, no me retransmitió absolutamente nada. Quizás Star Trek y esa manía de ponerse a hacer debates a cuatro en medio de una nave, puede que tuviera más chicha aunque sea otra manera de sacar cuartos a los fans. Todo se verá.

No todo fue destacable…

Trials of the Blood Dragon, por otra parte, es perfectamente lo más Ubi que haya en la conferencia. La vergüenza ajena de la que hablaba al comienzo está imprimida en esos chándales que me llevaban los señores creadores del juego. Sin embargo, lo poco que enseñaron me dio ganas de ponerme un chándal y lanzarme a la aventura del plataformeo loco. Dan ganas de metérselo en vena una y otra vez.

En conclusión, la conferencia fue larguísima pero también es que tenían mucho que enseñar. Aunque no lo parezca, el toque de despedida lo han tenido con ese discurso final de Guillemot. Recordemos que Vivendi podría comprar la compañía en el siguiente año, tal como hizo con Activision, lo que dejaría fuera al CEO de la compañía.

Sin embargo, Ubi son para mí como unos buenos exhibicionistas que no se toman muy en serio esto de las conferencias pero que al mismo tiempo son los únicos que saben dar un toque de humor a estos días de E3. Gracias, Ubi, espero que el próximo año te lances a bailar algo del Pimp Flaco a principio de la conferencia. Seguro que no me sorprendería.

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