Tratar la depresión siempre es un tema complejo, no importa el medio en el que estemos. Una enfermedad invisible y dolorosa que consume por dentro y que nos impide ver cualquier atisbo de luz en el pozo en el que nos encontramos. Y por eso, “jugar” con la depresión, como es el caso de Stilstand, no debe ser un viaje agradable.
Depresión
Si hay algo que distingue a Stilstand nada más toparte con él es su diseño. Su directora, artista y escritora principal, Ida Hartmann, sabe plasmar con su arte la forma que la depresión puede mostrar, una que tiene lugar en nuestro interior y nos hace ver algo que solo nosotros no vemos. Por mi experiencia personal con las personas de mi entorno, pese a no tener el punto de visión propio, puedo reconocer comportamientos dentro de nuestra protagonista, que quiero poner sobre papel más adelante.
El camino de nuestra protagonista es uno solitario y, duele decirlo, miserable. Ella está sola, representando su desconexión del mundo desde la visión que se nos muestra de su habitación, en la mayoría del tiempo con solo ella, su cama y Eso, todo su universo. Ella en el centro, dando vueltas, mientras Eso la ronda, realizando preguntas incomodas que no quiere responder y presionándola a actuar.
Lo más llamativo para mí de Stilstand es, precisamente, la representación de Eso. ¿Qué es eso? Generalmente se simboliza a la depresión como una masa negra que bloquea las fuerzas de actuar y salir del círculo de confort del enfermo, mientras que aquí es lo contrario. Eso, la masa oscura, no es sino la voz interior de la protagonista intentando animarla. Ella es la voz negativa, la desidia por el mundo exterior y todo lo que esto representa. Y las pocas veces que la masa consigue insuflarla de ánimo, lo que se nos muestra no es algo agradable.
Decadencia
El mundo exterior es decadente. Los pocos momentos de jugabilidad que nos brinda el juego nos demuestra la sociedad que puebla fuera de nuestra habitación, superficial e insulsa. La primera vez que salimos se nos muestra una fiesta, se nos muestra lo que es una persona con depresión en una situación así: muerte al subconsciente, fundiéndose con el entorno sin conocer lo que ocurre a su alrededor, apagando el interruptor de su mente. Todos los momentos jugables que acompañan estas partes de la historia nos hacen sentir extraños, fuera de nuestro papel, preguntándonos que estamos haciendo y por qué actuamos así.
Stilstand
Sensación desagradable como mínimo. Jugar a Stilstand no es agradable, no es divertido. No vienes aquí a pasártelo bien sino a sentir lo que la gente de Niila Games quiere que sientas. Sufres avanzando, es angustioso ver la vida de la protagonista… al igual que es la depresión.Y pese a todo, ciertos puntos del juego muestran retazos de un discurso positivista, tratando la depresión como lo que es: una enfermedad de la cual es posible salir. Por tanto, no todo es negro,
Que la nota no os engañe, aquí debes buscar aquello que a lo largo del análisis explico de manera más o menos concisa: una experiencia interesante de poco más de una hora. Pese a todo, debo calificarlo, y como producto en sí, esta es la nota que decido darle al mismo. [70]