Pocos han sido los juegos con el sello “Nintendo” en el catálogo de la consola de sobremesa de la compañía nipona durante el pasado año, es cierto. Obras como Super Mario 3D World demuestran de lo que puede llegar a ser capaz esta máquina, que como siempre contará con historias únicamente concebibles en sistemas de la factoría de Kioto. La última franquicia de Nintendo vuelve para WiiU, causando una gran sorpresa entre la crítica y, tras haber podido terminar el juego, se convierte por méritos propios en uno de los mejores del pasado año 2013. Únete a la aventura de estos peculiares náufragos espaciales y conoce a los seres indígenas del planeta donde se desarrollará esta preciosa aventura. Conoce Pikmin 3.
En primer lugar, vamos a contextualizar de qué va todo esto. La historia comienza con tres habitantes del planeta Koppai –Alph, Brittany y Charlie, el capitán- quienes decidirán explorar el espacio con el fin de encontrar recursos para su planeta, que parece ser no pasa por una situación nada favorable. Un aterrizaje forzoso en un planeta increíblemente vivo acaparará los focos de la última obra de Miyamoto. Cada uno de nuestros protagonistas serán desperdigados por un lado, por lo que lo principal será volver a juntarse y, a partir de ahí, ver qué hacemos y cómo salimos de aquí.
Lo que probablemente no esperaban era encontrar vida inteligente en este planeta (por ellos mismos apodado como PNF-404). Estos seres vivos, pequeños y hábiles, llamados Pikmin, se convertirían en la mayor de las ayudas para el trío explorador. Los Koppai necesitan su dosis diaria de alimento para sobrevivir. En este variopinto lugar abundará la fruta. La misión principal parece clara.
Mezclando géneros en un mundo orgánico
En primer lugar, nos encontraremos con los Pikmin rojos, quienes serán capaces de soportar el fuego, entre muchas habilidades que iremos comentando. Si jugasteis a las anteriores entregas de la franquicia conoceréis las bondades que esconden estos seres, pero es posible que haya muchos cuya toma de contacto no haya hecho más que comenzar, ya que el primer título de la serie vio la luz allá por mediados del 2002 en Europa, para la estupenda GameCube. La frescura que aportaba la que hasta día de hoy es la franquicia más moderna de Nintendo sorprendería por su apartado visual y unas mecánicas que a pocos juegos pueden asemejarse. Toque de Lemmings por un lado, y poco más. Estamos ante un título de estrategia a tiempo real, con pinceladas de exploración, aventura y acción. Quizás podamos pensar que todos estos géneros no podrían conjugarse en una obra sobresaliente, pero el equipo de Shigeru Miyamoto se empeñó en que esto no fuera así. Con una segunda entrega muy continuista dos años más tarde, también para Cube, serían palpables ciertas mejoras jugables, un aumento de contenido y técnicamente más pulido. Tendríamos que esperar nueve años y una generación en blanco para que la tercera entrega se dejase ver en las estanterías de las tiendas. Decir que Pikmin 3 fue previsto para Wii, pero no fue hasta la presentación de WiiU, en el E3 del año 2012, cuando se confirmaría que el desarrollo continuaría en el nuevo hardware de la compañía, siendo por tanto en HD y adaptándose a las posibilidades del Gamepad de la consola.
El salto ha sido enorme, pasando de una pareja de títulos en formato 4:3 a otra en Alta Definición, con todo lo que ello conlleva. Lo primero que llama la atención es que, a pesar de cambiar de controlador, jugablemente es exactamente igual que sus predecesores. Este es probablemente el juego que más inteligentemente usa el WiiU Gamepad, el cual ofrecerá un mapa en todo momento, y es que antes y durante el desarrollo de las partidas pasaremos mucho tiempo organizando a dónde nos dirigiremos y cómo llegaremos a según qué sitios.
Pikmin 3 nos propone completar la aventura en el menor número de días posible. Cada una de las jornadas durará aproximadamente doce minutos, con una fila en la parte superior de la pantalla dividida en diferentes sectores que hará las veces de indicador de tiempo. A medida que vaya atardeciendo, una campana nos avisará de que el tiempo se agota, lo que significa que el sol dejará de alumbrarnos y la noche acechará con fuerza, acompañada de seres vivos terriblemente peligrosos. Tanto nosotros como nuestros Pikmin deberemos volver a nuestra nave y descansar, pues al día siguiente nos espera continuar con la investigación en pos de encontrar la llave turbolumínica, elemento imprescindible para volver a poner rumbo al planeta Koppai. Si termina el día y nuestros Pikmin no están en los alrededores de la nave morirán.
Podemos llevar con nosotros un máximo de cien criaturas, siendo cada vez más complicado escoger el número de cada una de las razas disponibles, ya que cada vez iremos contando con más y más variedades. Tomando esta serie de premisas, podremos comprender lo importante que es hacer un buen uso del tiempo si no queremos perder la vida de nuestros coleguillas multicolores. Pero, ¿cómo podremos hacernos con más Pikmin? Muy fácil. Dicen que la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma; aquí pasa igual. Hay flores que llevan consigo una especie de píldoras que, con la ayuda de los propios Pikmin, deberán llevar sobre sí hasta llegar a la cebolla donde dichas pastillas se convertirán en más Pikmin a modo de plantas cultivadas.
Levántate temprano, acuéstate temprano…
Si bien hemos hablado del tiempo y la recreación gradual de estas criaturas, tenemos que tener en cuenta un tercer aspecto a lo largo del día: necesitamos fruta. El planeta que nos concierne contiene sandías, melones, aguacates, manzanas, kiwis… De todo. Cada vez que avistemos una de ellas, lo más recomendable será lanzar una cantidad determinada de Pikmin para que la lleven a la nave. Necesitamos tener al menos una fruta para cada día, si es que no queremos terminar con déficit alimenticio. Por decirlo de alguna manera, la fruta son nuestras vidas. Si nos quedamos sin fruta, la partida termina. Es aquí donde entra por tanto el factor de exploración y supervivencia de la obra, contando con un total de 66 frutas dispersas por los diferentes parajes del planeta. La aventura se puede completar perfectamente con unas 28-30 de ellas, pero dependerá del afán coleccionista, ese hazte con todos de cada jugador, del tiempo de finalización de la hazaña.
Este vivo y colorido planeta se caracteriza por una naturaleza llena de seres vivos y variedad de territorios. Todo ser que diste de nosotros mismos será un enemigo, por lo que lo más recomendable será acabar con él, pero no servirá cualquier Pikmin. Antes dijimos que nuestra aventura comenzaría con los Pikmin rojos, cuya constitución soportará las llamas. Más adelante conoceremos a los pétros -novedad en esta obra-, pequeñas piedrecitas que harán de las suyas cuando debamos derribar muros de cristal o paredes rígidas, por no decir que son los que más daño causan al impactar sobre los enemigos. Los amarillos serán conductores a la electricidad, además de saltar mucho más alto que el resto. Por otro lado estarán los alados –también nuevos- quienes tendrán la capacidad de volar y legar a sitios inalcanzables para el resto. Por último, estarán los azules, que como podréis imaginar cuentan con unas branquias que los convertirán en los únicos capaces de desplazarse por el agua. Con este surtido de soldados, pequeños pero matones, no habrá mal que se superponga en el camino de los Koppai.
Un total de cinco serán los territorios donde nos moveremos a lo largo de la aventura. Habrá momentos en los que tendremos que volver a lugares ya visitados, además de contar con la posibilidad de elección en todo momento del lugar a donde aterrizar cada día, por lo que si vamos justos de raciones, lo más apropiado será volver a explorar sitios conocidos para tener cierto margen de supervivencia o recolectar Pikmin.
Incidir de nuevo en el hecho del tiempo. Doce minutos son pocos, y habrá un momento en que el hecho de repetir una y otra vez un día será lo normal. No seremos penalizados por ello, así que no hay temor en dar una toma de contacto con un día en concreto y analizar profundamente el modus operandi para esa jornada. Personalmente puedo decir que el título no es para nada fácil, si bien tampoco es endiabladamente complicado, pero no es ni mucho menos un paseo. Dependerá de la habilidad del jugador el tiempo que necesitará para completar la aventura, pudiendo rondar las diez horas para los más hábiles o las quince para aquellos más precavidos.
Luego está el factor coleccionista, que bajo mi experiencia hizo que la partida se elevara hasta las casi diecisiete horas debido al interés por hacerme con todas las frutas posibles. Era ver una fruta y dejar absolutamente todo de lado. Con el botón ZR llamamos con un silbato a los pikmin: si entran dentro del umbral marcado por el marco del cursor, volverán tras nosotros. Es aquí donde entra la principal lacra del título: el control. Con el pad izquierdo moveremos al personaje seleccionado si desplazamos el joystick al máximo; si en cambio lo movemos levemente, será el cursor el que se desplazará. Con el stick derecho controlaremos la cámara. Los botones de acción tendrán una acción determinada, aunque predominará la A para lanzar criaturas (manera de hacer que interactúen con el entorno de manera directa) y la B, para dividir en grupos las diferentes razas y personajes jugables.
Este juego con teclado y ratón sería magia pura. Ni el mando de GameCube, ni el Wii Mote (los predecesores fueron porteados a Wii con el control del mando de ésta), ni si quiera el WiiU Gamepad, ofrecen una experiencia sobresaliente en la jugabilidad. Es cierto que te terminas adaptando, y también es verdad que la precisión es digna de mención, pero por lo menos a mí se me frunce el ceño en según qué momentos. No me extraña que una adaptación a portátil fuera descartada por palabras del propio Miyamoto, porque si encima se lleva esta serie a un hardware sin segundo stick… Eso sí, podría ser maravilloso. Si me pongo en modo visionario, considero que la saga encajaría a la perfección para una consola portátil HD y dos sticks: tanto el sistema de juego, con partidas cortas, como visualmente, encajaría perfectamente en una consola portátil, pero claro, el hardware actual no acompaña.
Cada Pikmin con su tarea
Tampoco es prodigioso el apartado sonoro, no por nada sino por su en ocasiones ausente presencia. Se ha intentado, de forma correcta, dejar que el sonido sea un factor más del día a día. Cuando nos acerquemos a un peligro, la música cambiará, por poner un ejemplo, y eso está bien. El problema radica en que el susurro de la propia naturaleza del entorno no ofrece esa sensación de impetuosidad que visualmente sí se transmite. Se echa de menos una mayor cantidad de efectos sonoros en las pisadas, el movimiento del viento, de las hojas; mayor sensación de estar ahí. Mi recomendación es que incidan más en este aspecto para futuras -que las habrá- publicaciones de esta saga. Finalizar con este apartado diciendo que las melodías, aun siendo pocas, son buenas y pegadizas.
La dificultad de Pikmin 3 está muy bien conseguida. El jugador irá creciendo a medida que la exigencia de la aventura se va haciendo presente. Todo lleva un ritmo perfectamente medido, dando la sensación de que el disco se ha pulido hasta el último detalle. Los retrasos en su publicación han sido muchos; estamos ante un título que debería haber visto la luz en el lanzamiento de la consola, y no fue distribuido finalmente hasta ocho meses más tarde. No sé hasta qué punto se le siguió dando cera, pero como digo el resultado final es sensacional. Visualmente es precioso, con una cantidad de colorido enorme y una iluminación que gana muchos enteros con la alta definición. El toque Nintendo se deja sentir en cada rincón del Planeta PNF-404.
En lo referido a los protagonistas, decir que hablan en un idioma propio, y tienen cierto carisma que nos harán encariñarnos con ellos a medida que vayan pasando los días. Su peripecia dejará momentos de frustración y bonanza, acompañados de un diario de abordo en el que dejarán escritas sus sensaciones a lo largo de la jornada diurna; otros apuntes a modo de coleccionables serán otro de los retos para el jugador, que aunque no aporten nada más lejos que controles y descripciones, supondrán un elemento más para la rejugabilidad. Incluso de esto se harán eco nuestros protagonistas en su diario. Probablemente Alph sea el más gracioso, aunque es Brittany la que se antoja como más organizada y sufridora.
En todos los mundos se repetirá la misma mecánica, teniendo que construir un puente mientras aumentamos nuestras raciones de alimento y cantidad de Pikmin. Una vez hecho esto, estaremos más cerca de luchar contra uno de los seis jefes finales. Todos ellos tienen un patrón determinado, con unas debilidades que en ocasiones se alejarán de lo que pueda parecer más evidente. No os esperéis que por haber encontrado Pikmin azules en un territorio vayamos a tener que abusar de ellos hasta la saciedad. Es algo que se agradece. Los jefes serán muy variados y complicados. Es aconsejable dejar todo terminado y contar con un número considerable de Pikmin antes de enfrentarnos al jefe en cuestión. Así pues, si comenzamos una batalla con un jefe nada más empezar un día, tendremos más tiempo para enfrentarnos con él y así poder llevar sus restos a nuestra nave con más holgura. Cada jefe dejará junto con su paradero una fruta exótica y nueva para nosotros. No quiero desvelar nada pero recomiendo terminar la lucha con cada uno de ellos con el mayor número posible de criaturillas. Las necesitaremos.
Al terminar cada día se hará un resumen a modo de gráfico, pudiendo comprobar lo torpes o hábiles que hemos sido a lo largo de una jornada y la cantidad de Pikmin sacrificados para nuestra supervivencia. Desde aquí puedo decir que han sido casi cuatrocientas las criaturas que han dado su vida por Charlie y compañía, pero ha merecido la pena.
Además de este modo principal, contaremos con un modo multijugador competitivo a pantalla partida, un modo misiones que se ampliaron vía DLC de pago y la posibilidad de compartir records a través de internet. Un detalle curioso es que en cualquier momento podremos fotografiar con vista subjetiva a nuestro entorno, creando por tanto un álbum. Esta galería se puede compartir en Miiverse. Hay muchas capturas en la red social de Nintendo que son sencillamente geniales.
Si tuviera que quedarme con una sola cosa de esta entrega escogería sin pensarlo a los propios Pikmin. Son seres entrañables, expresivos, graciosos, hábiles e inteligentes (aunque si se chocan con un muro cuando nos siguen continuarán desplazándose en esa dirección eternamente, quedando así rezagados y suponiendo una pequeña lacra para el juego que esperemos se mejore en el futuro…).
CONCLUSIONES
Pikmin 3 es uno de esos juegos del catálogo de WiiU que no compré en su momento. Ahora he podido jugarlo, desfrutarlo y finalmente completarlo, y vaya lo que me he estado perdiendo todos estos meses… Sin lugar a dudas está dentro de mi top ten de 2013, convirtiendo a l sucesora de Wii en una consola obligatoria para cualquier fan de la compañía nipona.
Nintendo deja claro que sus franquicias son diferentes. Es aquí y solo aquí donde podrás vivir juegos como éste. Un aprovechamiento sensacional del Gamepad, técnicamente precioso y con un sistema de juego que, sin romper moldes con respecto a sus predecesores, es fresco y sobresaliente. Una lástima que el control no acompañe en todo momento, así como una música que no pasa del notable. La duración podría haber sido mayor, pero es probable que hubiese causado síntomas de repetitividad y agotamiento. Dura lo justo, algo que puede ser bueno o malo, según la interpretación de cada uno. Sería fantástico que se diese un cierto lavado de cara a una más que probable cuarta entrega, pues es quizás excesivamente continuista. Lo que no cabe lugar a duda es que Pikmin se convierte en el enésimo sueño materializado del genio Shigeru Miyamoto.
Todo lo que tenían en mente lo han plasmado a la perfección en la tercera parte de esta trilogía, transmitiendo una sensación de libertad, ingenio y fogosidad dignas de un juego de la máxima categoría. Han conseguido que la sensación con la que terminé la segunda publicación –única que jugué de principio a fin- sea la misma: quiero un Pikmin en casa. Han conseguido que me sienta como un niño jugando; eso sí, como un niño en peligro, perdido en un lugar donde será necesario tirar de calculadora para que no me crujan las tripas.
Qué mejor manera de haber comenzado el año que completando Pikmin 3. No os voy a engañar, me ha encantado. Eso sí, hay que dejar algo claro: no es un título para todo tipo de públicos. Tras una apariencia colorida y simpática nos espera una exigente aventura, muy diferente a casi cualquier otro juego dentro de una generación que en ocasiones peca de repetitiva. Es esta una obra que podría pasar por un Indie precisamente por eso, por ser diferente.
Si tienes una WiiU, dale una oportunidad, puesto que vas a disfrutar, y mucho. Queremos ver cómo en el E3 nos sorprenden rescatando sagas que llevan años sin asomarse por las pantallas de nuestros hogares, y queremos que lo hagan de la misma manera que lo han hecho con Pikmin 3. Si es así, podemos estar tranquilos. [89]
¿Qué te parece Pikmin 3? ¿Es lo que esperabas? No dudéis en dejarlo en los comentarios.
Genial análisis de un juego genial. Bravo.