Los conejos también saben Kung Fu

Que los juegos de móviles se han ganado un importante hueco en el mundo del entretenimiento no es algo nuevo. No son pocos los títulos que de una manera humilde llegan a las stores tanto de Android como de Apple con la intención de ser descargadas por el mayor número de usuarios y abrirse fronteras, poco a poco. Su construcción es sencilla, constando siempre de una estética simpática y llamativa, con ausencia de complicaciones y facilidad para hacerse con su control en pocos minutos.

Kung Fu Rabbit

Kung Fu Rabbit no podía ser menos. Tras su paso por las plataformas previamente mencionadas, llegó a PS Vita y WiiU para ver cómo salía la jugada. Ahora, unos meses más tarde, es la e-Shop de la portátil estereoscópica de Nintendo la encargada de ofrecernos esta obra de Bulkypix, aunque sin dar uso de esta posibilidad propia de la máquina que podría haberle sentado genial, puesto que 3DS no es HD y el contraataque argumental que siempre utiliza es la experiencia en tridimensional sin necesidad de gafas.

Algo llamativo de esta entrega y que por ende la diferenciará del resto de plataformas es su argumento o historia principal, puesto que en esta ocasión todos nuestros alumnos han sido secuestrados por un mal que acecha y nuestra tarea será la de recuperarlos.

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Si tuvisteis la oportunidad de jugar al original conoceréis las mecánicas jugables de Kung Fu Rabbit, que saltan a la vista por su apartado visual y su sencillez en todos los sentidos. A modo de plataformas en dos dimensiones con avance en scroll tanto horizontal como vertical, nuestro simpático conejo se desplazará en el escenario gracias a la cruceta o pad de la consola mientras que con uno de los botones de acción saltaremos. Ya está. Si acaso os pensáis que esto significa que nuestra única forma de enfrentarnos a los enemigos sea por medio de la siempre escapatoria estáis equivocados. Para atacar a nuestros enemigos –materializados como energías negras a modo de gotas o masas superficiales- tendremos que pillarlos desprevenidos, de espaldas. Si avanzamos mientras éstos están dándonos la espalda un golpe se ejecutará con una convicción envidiable.

En la búsqueda de nuestro objetivo estará presente siempre el número de niveles a superar, de igual manera con los mundos que recorrer, que serán un total de cuatro compuestos cada cual por una veintena de ellos. Al más puro estilo Angry Birds y como viene siendo habitual desde tiempos inmemoriales, al finalizar cada fase seremos evaluados en función de nuestro tiempo para llevarlas a cabo o la puntuación obtenida, que se tambaleará dependiendo del número de veces que muramos y objetos obtenidos. Cada nivel nos llevará una media de un minuto en los dos primeros mundos, mientras que en los dos últimos serán más largos y complicados, haciéndonos repetir muchas veces cada escenario debido a las diferentes maneras de completarlos satisfactoriamente. Será elección del jugador el ir más rápido o más despacio, dejando atrás zanahorias –un total de cuatro por fase- u otros coleccionables que iremos haciendo visibles a medida que avancemos en la aventura. A su vez, se irán apareciendo progresivamente distintos modos para desplazarnos como por ejemplo impulsándonos en la pared para saltar paralelamente. Es destacable que, si bien solo podemos saltar con un botón, habrá que tener cierto dominio de la pulsación para saltar más o menos, ya que será decisivo ejecutar bien la potencia de los saltos en los compases finales, donde la dificultad aumenta exponencialmente.

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Una virtud de Kung Fu Rabbit es la incapacidad para hacer desesperar al jugador. Motivo de ello puede ser su estética tan desenfadada o la duración tan corta de los niveles, algo que no hace sino enganchar al jugador a que continúe intentándolo hasta llegar al final una y otra vez para así adentrarse en otro nivel y que este círculo vicioso se repita hasta que la batería de nuestro dispositivo muestre síntomas de hambre. Por supuesto, todo lo que acabo de decir dependerá de la paciencia de cada usuario, pero no cabe duda de que el diseño de cada mundo y sencillez juegan en favor del ánimo a seguir intentándolo. Por contrapartida y como viene siendo habitual, la repetitividad en tanto las mecánicas como el modus operandi hacen que al cabo de un rato puedas sentir que no has dejado de hacer lo mismo desde hace una hora. Salto, avanzo y evito enemigos. Ya está. Si te engancha desde el principio, seguirás sin dudarlo; si te resultó poco atractivo, se convertirá en un dolor de cabeza.

Para ofrecer una mayor variedad, contamos con un Dojo donde comprar útiles de un solo uso, entre los que encontramos “bombas antipegamento”, “aura de poder” o “mordaza”,  o de uso permanente, llamados artefactos y que asegurarán más de una risa. Todos estos objetos cuestan dinero, afortunadamente ficticio, que se irá acumulando en función de los resultados obtenidos. A modo de detalle, decir que no es desesperante lograr la cantidad adecuada para un ítem concreto gracias a que ni los precios son desorbitados ni que sea complicado obtener dinero.

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Un punto negativo es que nuestro conejo se debió saltar más de una clase de Kung Fu, porque por mucho que lo deseemos y por mucho que pase el tiempo, no aprenderá ni una sola nueva acción, y la única forma de deshacernos de los adversarios sin dar uso de las técnicas del dojo será la antes mencionada: por la espalda.

Para todos aquellos coleccionistas y amantes de los logros, Kung Fu Rabbit contiene trofeos, haciendo que los más perseverantes puedan tener su colección repleta de trofeos, algo que inevitablemente lleva consigo la rejugabilidad del título más allá de lograr más estrellas.

Técnicamente no es ningún prodigio, de hecho no se ha incidido en mejorar en ningún aspecto si miramos las otras plataformas donde podemos echarle el guante. Es más, si tenéis un smartphone con una pantalla en alta definición lucirá muchísimo más colorido que en 3DS. La estética es bonita, con muchos colores y muy resultón, pero que no deja de ser simple, sin dar esa sensación de notar los entornos vivos que a mí tanto me gusta. Más allá de las plataformas que cambian de posición o los enemigos, lo demás se encuentra bastante estático. Las melodías no me han acabado de convencer, haciendo que no tardase mucho en ponerme un buen podcast para agudizar un poco la experiencia de Kung Fu Rabbit. Se ha apostado por tonos orientales y no le sienta mal, pero acaba siendo monótono al cabo de las partidas.

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A modo de conclusión, decir que estamos ante una obra dedicada a cualquier tipo de público, como buen juego de móvil. Kung Fu Rabbit se abre las puertas a las consolas de manera aceptable, con ninguna novedad en 3DS pero con una esencia intacta. Si te gusta su estética y su estilo de juego tan simple como adictivo, no pararás de jugar. Por el contrario, es posible que la gran oferta del catálogo de 3DS haga que tu vista se dispare a otros antes que a éste.

En cualquier caso, los más de setenta niveles, las técnicas del dojo y un diseño desenfadado hacen de ésta una interesante opción para los amantes de las plataformas de este tipo, todavía más si eres de aquellos que no pueden dormir sin tener todo al cien por cien. [65]

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