Análisis de War, the Game para PC

No es DEFCON ni es Risk, porque tiene menos bombas nucleares que el primero y más que el segundo. Aun así, se parece a uno porque nos muestra un mapa virtual muy esquematizado, y al otro por el uso de unidades que parecen más figuras de tablero que otra cosa. Entonces, ¿qué es War, the Game?

Empecemos por la historia. Nada más arrancar el juego, nos acomodamos la careta de un personaje poco edificante: somos un general mercenario al que le quedan 20 años de vida laboral. Nuestro objetivo: llenarnos los bolsillos todo lo posible en esas dos décadas de, más que cuestionable actividad profesional, a costa de cualquier país que quiera pagarnos y de todos los que van a sucumbir bajo el peso de nuestras fuerzas.

La campaña comienza con varios tutoriales misión que nos van introduciendo en el funcionamiento del juego. En realidad, la simpática entidad virtual que nos acompaña seguirá dándonos consejos a lo largo de las casi treinta operaciones que componen la historia de War, the Game. Manejaremos unidades de tierra, mar y aire, cada una con sus habilidades, a pesar de la simplicidad de las reglas.

En cualquier caso, empezamos en enero de 2015 con sensación de déjà-vu. Y es que, como en los viejos tiempos, Irak ha invadido Kuwait. Nosotros, al mando de las fuerzas estadounidenses, debemos parar la ofensiva y anexionarnos Bagdad y Teherán de paso, que no hemos venido a dialogar con nadie. Más adelante, se nos propone mediar, cañones mediante, en otro clásico: contra todo pronóstico, Francia y Alemania deciden añadir un nuevo capítulo a siglos de sangrientas disputas que parecían olvidadas. Como buen patriota del crédito, nuestra misión será acudir a la llamada de socorro de uno de ellos para, justo después, cambiar de bando y así superar la misión de las dos maneras.

A lo largo del juego se explotan otras rivalidades y situaciones que en algunos lugares picarán bastante, como China pidiéndonos que ocupemos Taipei, o los Estados Unidos pidiendo una inmediata invasión de Panamá, porque el país centroamericano no permite a sus barcos usar el canal. Y para que se note que esto es el siglo XXI, también se nos pedirá «neutralizar» células terroristas repartidas por todo el mundo o invadir las principales ciudades colombianas como medida –algo dramática– para acabar con el tráfico de drogas.

Algunas de estas operaciones se acercan a la filosofía del puzle, ofreciendo recursos limitados para resolver pequeños retos tácticos que, eso sí, suelen tener varias soluciones. Otras, por el contrario, se parecen más al gran escenario estratégico habitual: un buen ejemplo es un nodo situado al sur del Atlántico, donde seguido de la etiqueta (opcional) espera la misión World War, una gigantesca guerra global en la que pasar horas y horas.

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Cuestión de números

Ya hemos dicho que cada tipo de unidad –infantería, blindados, cazas, bombarderos, barcos de combate, flotas de transporte y portaaviones, dejando de lado las bombas nucleares– tiene características propias, pero en condiciones normales todas tienen la misma resistencia y hacen el mismo daño. ¿Qué significa esto? Que cuatro unidades siempre ganarán a tres, sean del tipo que sean y aunque las que estén en inferioridad numérica nos parezcan intuitivamente más poderosas. No hay piedra-papel-tijera porque en campo abierto todo son piedras, y el que lanza más pedruscos gana.

Pese a todo, cada tipo de unidad tiene un coste y un tiempo de creación distintos. Por ello, lo principal es la gestión de las colas de producción de unidades, tomar buenas posiciones y saber cuándo conquistar una ciudad, que son nuestra única fuente de ingresos. En resumen, todo se reduce a una atención constante al tiempo y al espacio: colocar unidades en posiciones estratégicas, vigilar lo que hacen las unidades enemigas, interceptar y evitar que nos intercepten, calcular si nos conviene más crear una unidad u otra atendiendo a su velocidad de creación y coste, en qué base nos conviene más hacerlo… La sencillez del sistema de combate de War, The Game nos permite centrarnos en la mayoría de los casos en mirar siluetas y tomar decisiones rápidas.

En lo que al control se refiere, en GabberGames –que es lo mismo que decir Obbe Vermeij, el ideólogo absoluto del juego– se han esforzado en crear un sistema algo distinto y controlable totalmente con el ratón. El resultado es por lo general satisfactorio, pero algo complicado de asimilar al principio por falta de costumbre. Controlar a muchas unidades juntas se hace algo lioso, y a veces mandaremos a una posición a quien no toca por no prestar atención a todo lo que tenemos seleccionado a la vez, que en batallas largas puede ser un grandísimo ejército.

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El enemigo a batir normalmente –a no ser que estemos jugando en uno de los cinco escenarios multijugador, que proponen enfrentamientos para entre dos y 25 jugadores con amigos o desconocidos–, la IA, suele cumplir bien con su cometido, aunque tiene algunos comportamientos extraños: en algunas operaciones se mostrará implacable, mientras que en otras no nos costará casi nada alcanzar la victoria con honores. En cualquier caso, suele dar guerra… a veces demasiada.

Guerreando en un globo que gira con un buen hilo musical

Si algo puede definir el estilo visual de War, the Game es la palabra «esquemático». Las unidades se muestran con un icono representativo, las ciudades son manchas de aceite fluorescente y, si nos asomamos por el borde del planeta esférico que nos sirve de teatro de operaciones, podremos ver el sol o la luna, según toque. Si el mapa no fuese curvo, nos sentiríamos como un general empujando fichas con una especie de palo de crupier en una partida muy seria que se está librando «ahí fuera». La interfaz también resulta agradable y ayuda muy bien a entender lo que pasa una vez metidos en el combate, que es lo importante.

Por su parte, los efectos de sonido cumplen bien su función, y la música, pese al reducido número de pistas, tiene mucha personalidad. Tanta que, mientras jugamos, la asistente virtual no podrá evitar señalar la potencia de la cantante de esta pieza o lo relajante que le resulta aquella melodía instrumental.

war-the-game-2La guerra abstracta

En conclusión, War, the Game es la guerra abstracta, un entretenimiento estratégico donde resulta difícil pensar que en esas manchas brillantes pueda vivir alguien aparte de la infantería que nos espera atrincherada. En este juego de tablero, todo lo que cuenta es enviar tropas para conquistar ciudades que nos darán dinero para crear más unidades que nos permitirán conquistar más ciudades. Eso sí, hay que saber administrar los recursos, qué construir y adónde enviarlo.

War, the Game hace muchas cosas bien: es positivo que normalmente haya varias formas de resolver una situación, y que los retos para ganar estrellas adicionales en cada misión añadan un plus de dificultad, sobre todo porque éste no se puede elegir. Lo que sí se puede elegir es tu país favorito para jugar alguna operación. A algunos les gustará dominar el mundo entero bajo, por ejemplo, la bandera del sur estadounidense o trabajando para estados algo más realistas. También son reseñables un par de operaciones encargadas por las Naciones Unidas donde se nos pide velar por el cumplimiento de la legalidad internacional. Sin embargo, a nivel de mecánicas no se distinguen mucho del resto.

Por otra parte, su mayor punto en contra es que a veces es difícil pillar el truco al control, aunque no resulta un contratiempo fatal. También habrá quien le reproche su simplicidad, donde todo lo que cuenta es el dinero y no hay población civil, árboles de tecnologías o construcción de edificios, pero como mínimo ofrece un reto balanceado que gustará a quienes quieran pasar un rato retando a la máquina o machacando a un amigo.

Eso sí, si uno no conoce a nadie que tenga el juego, hoy por hoy no es que haya una gran comunidad, así que el sistema de aparejamiento del multijugador, que junta únicamente a aquellos que estén esperando para entrar en una operación concreta, no resulta muy útil. Desde GabberGames ya han manifestado en la comunidad de Steam que pronto llegarán actualizaciones sustanciosas y han preguntado a los usuarios qué querrían ver implementado o mejorado. Revisar el multijugador podría ser un buen primer paso.

Entonces, ¿para quién es? Es lo bastante sencillo como para aprender a jugarlo en unos minutos, y lo bastante complejo como para echarle unas horas hasta completar todas las operaciones. Seguramente no se convertirá en un clásico, pero es divertido y supone un reto diferente para los amantes de la estrategia militar. Para cualquiera que busque justamente esto y esté dispuesto a pagar 10 euros por ello, es una apuesta muy interesante. [75]

  1. Muy buen Texto, Daniel. Es interesante que juegos con este estilo visual sigan intentando hacerse un hueco a día de hoy (DEFCON tiene casi sus 9 añitos) y aunque no me va el género me guardo el título para recomendárselo a un amigo muy fan de este estilo de juegos.

    De nuevo, gran análisis 🙂

    • ¿Cómo puedo contactar con ellos para inutilizar fallos de geolocalización en the mother of all wars…?
      Fallos obvios e imposibilidad de juego con ciertas naciones… Korea del sur no puede hacer NADA en el juego,México tiene 3 ciudades o Colombia de mientras que Portugal tiene 1… hecho en falta una ciudad más en España ya que tiene suficiente territorio(Valencia,Sevilla,Valladolid…alguna de esas) hecho en falta también unidades en oriente medio o que panamá tuviera una mínima posibilidad de sacar tropas… A mi me sobra Houston.. también me sobran ciudades en Norteamérica…
      Efin alguno de los muchos fallitos que tiene el juego que hay que pulir… Un saludo!

  2. A mi me ha parecido un gran juego, pero lo tengo a medias y aun no lo he terminado. Me quedo con tu reflexión sobre las cosas a mejorar y la alegría de ver que el proyecto sigue adelante incluyendo cosas nuevas.

    • Sí, la verdad es que la atención al cliente se la están trabajando mucho. No es extraño entrar en un gameplay cualquiera en Youtube y encontrarse al responsable del juego, Obbe Vermeij, respondiendo dudas personalmente. Se nota que es verdaderamente «su juego» y que le encanta.

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