¿Cuándo volverá Tim Schafer a hacer una aventura gráfica? Hasta hace pocos años esta era una de las preguntas más frecuentes que se hacían los fans de un género del que el creativo californiano era uno de los máximos referentes.
Y es que Tim era parte fundamental de aquella LucasArts que nos brindó aventuras inolvidables como los dos primeros Monkey Island (1990 y 1991), Day of the Tentacle (1993) o el recientemente remasterizado Grim Fandando (1998) en esos años dorados de la década de los noventa. Pero con el nuevo milenio, y tras el fracaso comercial de este último título, pareció llegar también el fin del interés por este tipo de juegos para el gran público. Schafer terminaría abandonando el estudio para fundar el suyo propio, Double Fine Productions.
Su nueve empresa tardaría aún cinco años en producir su primer juego, el genial Psychonauts que vería la luz en 2005. Le seguiría un proyecto mucho más ambicioso como fue el notable Brütal Legend (2009) y luego otros a más pequeña escala como Costume Quest (2010) y Stacking (2011), pero el tan añorado retorno al género que le dio la fama no terminaba de producirse. Las aventuras gráficas eran consideradas como un género de nicho y como tal conseguir financiación parecía casi imposible sin el apoyo de los verdaderos seguidores de estas. En paralelo, y tras una entrevista a Schafer para un documental sobre el fenómeno Minecraft, Double Fine y la productora audiovisual 2 Players acordaron registrar todo el proceso de concepción y desarrollo del próximo juego del estudio (Double Fine Adventure! que podemos visualizar en la cuenta oficial de Youtube de la desarrolladora o comprarlo en DVD o Bluray con mucho contenido extra), pero ni los unos ni los otros tenían en ese mismo momento los fondos necesarios para tal fin. La solución llegaría en forma de campaña en Kickstarter iniciada el 8 de febrero de 2012. Si los fans realmente querían una nueva aventura point´n click, ahora tendrían su oportunidad de conseguirla.
La plataforma ya se había demostrado exitosa para financiar otros proyectos de pequeño calibre de desarrolladores indie. Pese a ello, las expectativas eran más bien modestas por parte del estudio, marcando el objetivo en 400.000 dólares, 300.000 para el desarrollo del juego en sí y 100.000 para el rodaje del documental que le acompañaría, lo cual, en palabras del propio Tim Schafer, daría lo justo para un pequeño proyecto con base en iOS. El resultado fue espectacular: en menos de nueve horas ya habían sobrepasado su petición inicial y en apenas veinticuatro el millón, llegando a los 3.3 millones al cierre de la campaña el 13 de marzo. El desarrollo se dividió a posteriori en dos actos: el primero se puso a la venta en enero de 2014 en PC y en junio de ese mismo año llegaría a las plataformas iOS de Apple para terminar saliendo en abril de este mismo año, ya en un todo junto al segundo acto, en Android, Playstation 4 y Vita.
El inicio de la aventura nos pondrá en la piel de dos chavales, un chico y una chica, en dos mundos completamente diferentes, lejanos y sin relación cuyas historias podremos ir alternando a voluntad. El primero, una nave espacial bastante particular en el que Shay, nuestro protagonista masculino, lleva viviendo desde siempre, solo e inmerso en una rutina de la que no vislumbra salida que le es impuesta por la aparente inteligencia artificial a nuestro cuidado, cariñosa y atenta pero demasiado pesada e infantil en el trato, lo que traerá de cabeza a nuestro personaje. Por suerte, una intrigante criatura pronto aparecerá para hacer que las cosas en la embarcación sean mucho más interesantes. Por el otro lado, nuestra heroína será Vella Tartine, una joven pastelera en un mundo como el nuestro cuyo pueblo la ha elegido junto con otras cuatro chichas para el mayor honor al que podrían aspirar: ser ofrecidas como ofrenda a Mog Chothra, una enorme y peculiar criatura que cada pocos años retorna para atemorizar y asolar la villa, sólo evitando su destrucción completa a través de ese sacrificio ritual conocido como el Festín de Doncellas. Pero Vella no tiene tan claro como las demás que lo de ser zampada viva sea buena idea, queriendo convencer al resto de intentar de una vez por todas plantar cara al monstruo.
Este será el punto de partida a una trama con cientos de detalles y situaciones que rezuman ese humor tan característico que es seña de las obras de Tim Schafer, con unos personajes de lo más curioso y variopinto pero siempre con un puntito entrañable. Lo que tendremos delante de nosotros será lo prometido con exactitud, una aventura gráfica al estilo de las de antaño pero adaptada a una jugabilidad más actual. Con el cursor, que controlaremos con el stick izquierdo para moverlo y el botón X como click, seleccionaremos el área del escenario al que nos queremos dirigir, funcionando de forma ágil y eficaz, salvando algún pequeño tirón en algunas transiciones de poca importancia. Hay que decir además que el Dualshock 4 se adapta sorprendentemente bien para lo que se podría esperar con un juego de este tipo, pese a que siempre será mejor disfrutarlo con un buen ratón.
El uso del inventario, al que accederemos con el botón triangulo, se hará bastante intuitivo y será donde podremos observar, combinar o decidir que ítem usar ahora, activando un pequeño soliloquio del personaje con la descripción del objeto o la acción que va a realizar o porque no puede hacerlo. No habrá un largo listado de opciones a realizar como en ocasiones ocurría en estos juegos en el pasado, lo cual nos ahorrará de inicio algunos quebraderos de cabeza. Quebraderos que si nos darán en más de una ocasión otro elemento esencial y básico en este Broken Age, los puzles. Y muy en especial durante el segundo acto del juego en el que la dificultad y complejidad de estos aumenta en gran medida, habiendo un desnivel bastante notorio y no del todo comprensible entre los dos actos. Esto no debería de ser un problema en un juego de esta índole, papel y lápiz pueden convertirse de nuevo en nuestros mejores aliados para afrontar el reto, aunque hay alguna decisión cuestionable en el diseño de algún puzle, obligándonos a repetir una acción que debería funcionar bien ya de primeras dándole a cierta línea de dialogo en busca de una ayuda que a priori ya nos habían dado. No es un problema grave pero puede hacernos perder tiempo sin saber realmente que hacemos mal o en que estamos fallando.
Pocos más peros se le pueden poner al juego, salvando algún bug puntual que pueda aparecer, bloqueando la pantalla en negro, al menos en la versión de PS4 que es la de este análisis. No podemos dejar tampoco de comentar que Broken Age incluye cross-buy con Vita, por lo que podremos disfrutarlo a nuestro antojo en ambas plataformas durante las entre diez y doce horas que puede ofrecernos de media, dependiendo de nuestra pericia con los puzles y el tiempo que podamos pasar recreándonos con los escenarios.
Lo cual nos lleva al apartado visual, que resulta ser es una pequeña gran maravilla salida de la cabeza de los más que reputados diseñadores Nathan Stapley y Lee Patty, con un trabajo artístico encomiable en el dibujo de unos escenarios en 2D muy cuidados y vistosos así como un brillante diseño de los personajes, muy expresivos y con los elementos necesarios para hacerlos reconocibles con facilidad y dotarlos de una gran personalidad. Si queremos sumergirnos aún más en el ambiente de los juegos del pasado, podremos activar de manera sencilla un aspecto pixelado para todo lo que vemos en pantalla aunque no está tan trabajado como el original y no pasa de ser una mera curiosidad.
https://www.youtube.com/watch?v=H4_990kJNys
Lo sonoro no va a la zaga, en especial por la banda sonora a cargo de Peter McConnell, habitual compositor de LucasArts y a posteriori de la propia Double Fine. Las pegadizas melodías rayan a un muy buen nivel, recordando en algunos escenarios a las de los míticos Monkey Island, en cuya segunda parte ya colaboró el propio McConnell. Y en cuanto al doblaje, hay grandes actores implicados empezando por Elijah Wood, de sobra conocido por su papel de Frodo en la trilogía de El Señor de los Anillos, en el rol de Shay Volta y la más desconocida Masasa Moyo en el de Vella Tartine. Pero no queda ahí la cosa, otros actores famosos como Jack Black (Escuela de Rock, 2003) o Wil Wheaton (Star Trek: La nueva generación, 1987) también prestan sus voces a otros de los personajes.
Con Broken Age vuelven muchas de aquellas mágicas sensaciones de las aventuras gráficas de antaño pero no queda todo en un simple ejercicio de nostalgia y el juego es capaz de brillar con luz propia, siendo todo un gustazo poder disfrutar en estos tiempos de un título así, a pesar de algunos fallos puntuales que pueda tener. Además, podremos disfrutarlo sin coste adicional si estamos suscritos a Playstation Plus desde este mismo martes pues es uno de los juegos elegidos para distribuir este mes de octubre. El siempre ocurrente ingenio de Tim Schafer nos brinda un entrañable cuento en formato point´n click que merecía ser contado. Quizás la mejor manera de agradecer a los más de 87.000 backers por su apoyo para hacerlo posible. [83]
Toda la parte de diseño, arte… Espectacular!