A King's Tale: FFXV, una experiencia religiosa

Había dejado pasar A King’s Tale, la experiencia promocional gratuita creada por Square Enix a modo de precuela, de la misma forma que aún no me he puesto con Final Fantasy XV. Pero su formato de brawler, ese género noventero mítico, me ha hecho poner remedio al asunto.

Recuerdo con una media sonrisa esos días de recreativas, de Final Fight, Knights of the Round y de tantos clones, de tantas monedas de 5 duros y unas cuantas de 100 pesetas (ese crédito extra era oro puro con las que me embarcaba en experiencias inalcanzables para las consolas que un hijo de vecino podía tener en casa. Lo que los recreativos mostraban era magia, unos apartados técnicos de otro mundo que maravillaban al personal y que conseguían que hasta la partida más corta mereciera la pena solo por haber sido trasladados a un mundo mágico.

Inicialmente distribuido como un plus de reserva de Final Fantasy XV y posteriormente liberado en las Stores, A King’s Tale recupera ese formato de Yo Contra el Barrio, en 2D, con los únicos objetivos de conseguir que te salgan llagas en los dedos y que evoques esos tiempos en los que nada tosía a un brawler. Como precuela quizá su valor sea limitado a nivel argumental, pero lo que ofrece a nivel jugable es una maravilla. Sí, tengo claro que el hecho de que sea gratuito deja claro que para Square Enix no es más que una chuchería de márketing pero para mi, como amante del género en su momento, es todo un descubrimiento.

Su propuesta escalonada a modo de tutorial le permite presentar una fórmula jugable que, a pesar de su modestia, se desmarca de la simpleza de muchos de los títulos con los que esas joyas llamadas Streets of Rage I y II compartieron género. Sí, a nivel visual difícilmente va a contentar a los jugadores actuales, pero su gran número de detalles y personalidad de Final Fantasy le permiten contar con unos cuantos ases en la manga, como por ejemplo un muy cuidado diseño de personajes y de las animaciones de los personajes. Los escenarios, eso sí, pecan de sobriedad.

La gran variedad de enemigos, las diferentes técnicas para eliminar a cada uno de ellos, el gradual aumento de la dificultad y el extenso abanico de ataques, al menos bajo los estándares del género, hacen ver que alguien se extralimitó en sus labores de crear un juego que «diera el pego». A King’s Tale cuenta con una profundidad en los combates que hace que el repiqueteo sin ton ni son de botones no te garantice más que una rampa en alguna falange.

Si lo de liarte a hostias en un juego siempre te ha gustado, bájate A King’s Tale. Es gratuito y para disfrutarlo no hace falta ni que te gusten los Final Fantasy. Square Enix se ha sacado de la manga un tributo perfecto a un género que dominó los recreativos y se apoderaron, consiguientemente, del imaginario de toda una generación de jugadores, que hubieran hecho casi cualquier cosa por poder hincarle el diente a cosas como Final Fight en Sega MegaCD o a los Streets of Rage.

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