Te vas a mover de lo lindo con WarioWare: Move it!

Tienes seis años. Te pasas el día en el cole. Llegas a casa, tienes una merienda lista y te pones a jugar a la consola. Visitas y exploras mundos sin fin, en plataformas no-tan-potentes, que expanden sus límites gracias a la imaginación propia de un niño.

La inexperiencia y la naividad (que no la Navidad) mejoran obras que más tarde guardaras en el recuerdo, alteradas por esa falta de referencias y que, cuando vuelves a revisitar, sufres un golpe realidad. A veces dulce, a veces amargo.

Esto pensaba que me iba a ocurrir con WarioWare: Move It! la última fiesta jueguil de Intelligent Systems y Nintendo. Cuando pude poner mis manos a la obra o, más bien, todo mi cuerpo, pensaba que iba a ser un juego menor y, menos mal que estaba equivocado.

Parece ser que el nombre Intelligent Systems les viene al pelo pues cada minijuego, basado en una serie de posturas, trae una frescura, encapsulada en pocos segundos, que me ha dejado de culo pa’trás (literalmente).

Si yo siempre abogo por el mal llamado perder el tiempo, este Warioware me ha transmitido una diversión física que no había sentido desde hace años cuando jugué a aquellos Guitar Hero. Pero me gustaría separar este juego en dos facetas: jugar solo o con amigos.

Diversión para uno

Al principio jugué al modo historia solo. Solo tengo una Switch y necesito otros dos joycons para un segundo jugador. No hay problema. Vamos a ello.

La historia comienza con Wario y su panda llegando a una isla paradisíaca después de un sorteo en una hamburguesería. Esta historia, contada a través de imágenes estáticas es simplona como las animaciones de dichas imágenes, pero no buscaba esto. Es, una vez comienza la primera explicación de postura, cuanto este juego destila su humor y nosotros, como jugadores, reímos y nos predisponemos a pasarlo bien.

En este trasiego tenemos posturas simples, agotadoras, las que aprovechan la tecnología de los mandos de maneras que jamás imaginaría e, incluso, las que adivinan lo que vas a pensar. Una cosa de locos. Además, aunque corto, mantiene buen ritmo, incluso si se repiten algunos de los minijuegos, cambian el tiempo y algunas formas en las que se juega cierto minijuego, es decir, más rápido y difícil. O rápido y furioso para los entendidos.

Diversión para todos

Y de familia va la cosa para la segunda parte.

Cuando terminé, sentí un pequeño vacío, el cual no sabía que era. Hasta que días después pude jugar con un amigo y lo entendí.

El ridículo compartido con las risas y la post-charla es parte del ciclo de una buena noche y una cosa que no se puede hacer sin haber experimentado las dos personas la “vergüenza” o la victoria o derrota para los modos versus.

Jugar, pasar el rato, divertirse moviendo el esqueleto (ya sea a ritmo/tono o no), es un género de videojuegos que siempre tengo y tendré respeto, nos ayuda a buscar una sincronización física y un movimiento que otros juegos que tiran de mando o ratón y teclado no llegan a lograr.

Y os aseguro que con WarioWare: Move It! vais a moveros de lo lindo. [70]

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