Es difícil no mirar a Button City, aunque sea de refilón, y decir: «ostras, parece un Animal Crossing muy extraño». Más adelante me extenderé en este comentario, completamente justificado, pero por ahora, comencemos hablando de esta curiosa experiencia narrativa. ¿Qué es Button City?
¡Salva la ciudad!
Button City es un título… peculiar. La obra de Subliminal es una aventura narrativa donde un grupo de animales debe salvar el arcade de su ciudad de un malvado empresario que busca comprarla. El establecimiento es el único que le falta para poseer todos los locales de la ciudad y poder construir un centro comercial gigante. Curiosamente, el juego posee un mensaje bastante anticapitalista, donde un grupo de personas se junta para, atrayendo a más gente a su bando, conseguir mantener el comercio local huyendo de las macrocorporaciones. La unión hace la fuerza.
Un tema que se trata como si nada fuera. Orgánico en lo que comienza siendo un niño nuevo en el vecindario, la amistad termina llegando gracias al arcade del pueblo. Toda la trama se elabora a partir de este punto, y con tono juguetón y desenfadado, veremos cómo estos jóvenes se enfrentan a una “banda” rival intentando llevar ambos grupos a cabo la misma misión mientras juegas a juegos, haces planes como disfrazarse o ayudas al resto del pueblo.
Porque el juego no es solo lo que vemos si no los pequeños momentos que nos acompañan. Las pequeñas submisiones que componen la experiencia principal engloban todas las opciones que nos da el juego. Tenemos minijuegos de baile, conducción, el gran juego de los Gobabots… pero también hacer limonada, jugar escondite o encontrar objetos por el mundo. Sin embargo, si hay un punto que demuestra la capacidad del estudio de jugar consigo mismo, con el jugador y con el medio, es la misión de los aliens. No exagero si digo que es lo mejor del juego de largo.
Cease and Desist
A semejanza de la historia, el aspecto gráfico de Button City es muy colorido y sencillo. Haciendo uso del low poly (con problemas de hitbox bastante curiosos), el juego intenta transmitir una sensación de felicidad y desenfado mientras referencia (por no decir algo más fuerte) a los personajes del clásico de Nintendo Animal Crossing. Las expresiones, los movimientos… si hablaran no dudo a que se parecería, pero supongo que ahí aparecerían raudos los abogados de la gran N. La música incluso se mueve por esa sensación de tranquilidad, pero utilizando un estilo más electrónico con ciertos temas más cañeros para los minijuegos y otros más tensos. Al final, sigue siendo un juego narrativo y necesita de una banda sonora que cuente una historia, pero tampoco es especialmente recordable.
Sin embargo, el juego sabe sacar partida de esta sencillez visual con una manera muy especial de navegar por los escenarios: como si de un diorama se tratara, movernos por las diferentes zonas se hace como si fuéramos parte de un juego de mesa y los personajes muñecos que movemos de una escena a otra. Con una vista picada de la escena, el mundo entero rota en el eje central del espacio en el que estemos, dentro o fuera de los edificios. Queda resultón, pero es especialmente curioso que los propios personajes no jugables se muevan de la misma manera, conscientes de las peculiaridades de su universo. La misión de los aliens es el cénit de esto, de hecho, por cómo comienza a poner énfasis en cómo nos movemos, por qué nos movemos y por qué hacemos lo que hacemos.
En resumen
Poco más puedo añadir de este pequeño juego. Me ha gustado bastante, pero tiene problemas de pulido, además de que es muy simple y narrativamente no llega tampoco muy lejos (repito que la misión de los aliens, por si sola, es lo mejor del juego y la repito porque quiero picaros la curiosidad, aunque sea de que la busquéis). Es simpático, cortito y funciona como un buen pasa tiempo entre un título y otro, una forma de soltar tensiones y simplemente jugar, además de ser bastante inclusivo. Uno de los personajes es una joven coneja en silla de ruedas, pero eso no la define. Para sus amigos, es una brillante joven ingeniera capaz de construir cualquier cosa que se proponga, lo cual me llamó la atención y me parece digno de aplauso. Por todo eso, mi nota para Button City es [65].