CANDIDATO A GOTY 2012: HOTLINE MIAMI

Describir por qué este juego es digno de entrar entre los elegidos del año a ser el mejor representante del software aparecido en los últimos doce meses es bastante fácil: este juego indie que se desmarca totalmente de todo lo «top tech», y que bebe directamente de los primeros GTA 2D, es un compendio que une varios estilos, algo que Dennaton Games ha hecho con maestría.

En primer lugar, la jugabilidad directa de los arcade de toda la vida. Lo directo de su propuesta, la dificultad de ciertos niveles… esa rapidez de juego en muchos momentos, unidos a otros momentos de «el gato y el ratón» que iremos perfeccionando según le vayamos cogiendo «el tranquillo» al control, esa sensación de superioridad una vez asesinamos a todos los enemigos que nos encontramos y que somos capaces de aniquilar con la gran cantidad de armas que veremos en el juego… y esa katana, que se vuelve la más adictiva de todas las armas del juego. Un nivel, un mapa, muchos enemigos. Un disparo, una cuchillada, una muerte. Aquí no hay lugar a la duda ni a la segunda oportunidad. O lo haces, o te lo hacen. Un juego para cuando tengas las ideas claras.

En segundo lugar, el estilo visual y la PERFECTA BSO. Esas pantallas de loading ochentero con contornos de palmeras, la EXCELENTEMENTE bien elegida vista cenital, unido a su representación gráfica «píxel perfect» (no porque sea una conversión excelente, si no porque cada píxel que se ve en la pantalla está perfectamente armonizado con el resto), con la forma de dar variedad a las diferentes muertes que se pueden producir, la decoración de cada entorno en el que entramos, la clarividencia a la hora de plasmar la violencia sin dejar ni la más mínima duda de lo que está pasando en pantalla incluso con píxeles como puños. Toda una demostración de que con pocos recursos pero mucha imaginación se pueden conseguir auténticas joyas de los videojuegos. Sobre la banda sonora no hay mucho más que decir que simplemente «chapeau»; un ejercicio musical de ritmos y cadenas que nos recordarán cualquier año de nuestra vida entre 1980 y 1989 dentro de un contexto al que se adapta como un guante (ensangrentado, eso sí).

Tercero: ese aire insano, desasosegante, que se plasma durante el juego. Nuestro personaje, un hombre sin nombre pero con muchos problemas mentales. Un esquizo que sólo tiene que cumplir órdenes: matar todo lo que se mueva, pero a cada cual más difícil de lograr. Esas máscaras que le proporcionan ventajas y efectos sorprendentes entre los enemigos, entre los perros de los enemigos, armas silenciosas, movimientos más rápidos,… y todo para llegar a su mente. Una pizzería macabra, un piso normal y corriente que alberga una mente enferma. Una versión directa y sin concesiones de «ManHunt», el juego de RockStar que bien podría haber inspirado a «Hotline Miami«. Una joya que todos debéis probar… si lográis que no se os vaya la cabeza.

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