Reconozco que he jugado poco a Dragon Age Inquisition, el gigantesco RPG multiplataforma de Bioware y Electronic Arts. Me tira para atrás que sea tan grande, pero sobre todo el hecho de que estoy enamorado de Skyrim, y cualquier comparación, al menos IMO, es lapidaria para cualquier título que se compare con el de Bethesda Softworks.
Dragon Age Inquisition, GOTY de The Game Awards 2014
Pero sin querer entrar en innecesarias polémicas, tenía muchas ganas de jugar al título que ha mantenido gente como a David Fernández de Élite Gamer cientos de horas enganchado. Y lo cierto es que me he encontrado con cosas que me han llamado mucho la atención, como el cuidadísimo apartado visual y el sistema táctico de batallas, que permite el crear un plan de ataque utilizando todos los personajes, convirtiendo a Dragon Age Inquisition en una suerte de juego de estrategia de fantasía heróica en tiempo real.
Para mi todavía es pronto para entrar en conclusiones, pero de momento tengo que decir que todo, o casi todo, lo que he visto y sentido hasta ahora me ha gustado y tengo ganas de seguir adentrándome en un mundo vasto, mágico y – aparentemente – cuidado hasta el mínimo detalle. Bioware, aunque se haya dado algún que otro patinazo, es una empresa TOP y Dragon Age Inquisition su último golpe sobre la mesa para demostrar su categoría.