10tons ha logrado hacerse un hueco en el mercado gracias a títulos como Neon Chrome o Spellspire, entre otros. En esta ocasión, el estudio finlandés cambia de tercio y nos presenta JYDGE, un juego cargado de acción, violencia y rejugabilidad.
Un Juez de gatillo fácil
Al igual que lo que pudimos ver en otras obras del estudio, JYDGE también apuesta por la vista cenital, un ambiente futurista claramente inspirado por películas míticas de los años 80 (Robocop, Blade Runner, Judge Dredd…) y unas cotas inimaginables de violencia. Aquí se dispara primero y se pregunta después, y es que los delincuentes a los que debemos parar los pies no están abierto a diálogo alguno.
A primera vista, lo que vemos en JYDGE puede llevarnos a la confusión, puesto que, al menos desde fuera, parece que estamos ante una especie de Hotline Miami, y no es así. Aquí lo primero es disparar y lo segundo es correr. El tiempo apremia y el mejor elemento para juzgar, sentenciar y ejecutar tiene gatillo no es otro que el plomo, en cantidades industriales.
Uno de los grandes atractivos que JYDGE nos plantea es el formato que adopta su desarrollo: misiones cortas, desafiantes y altamente rejugables. Generalmente, nuestros objetivos varían entre rescatar rehenes que yacen cautivos o acabar con los «peces gordos» de una banda de delincuentes. Eso sí, da igual si el objetivo tiene nombres y apellidos o si basta con encontrar a las víctimas para guiarlas hasta un lugar seguro, al final todo es una excusa perfecta para matar a todo el mundo.
Al margen del objetivo principal, todas las misiones albergan tres desafíos opcionales —aunque acaban tornándose obligatorios— que pueden ir desde completar un encargo en menos de treinta segundos, eliminar a todos los enemigos sin ser detectados o saquear todas las bolsas de dinero repartidas a lo largo y ancho de cada escenario. Cumplir uno de estos retos nos otorga una medalla, siendo necesarias para desbloquear nuevas misiones. Siendo así, al final siempre nos vemos obligados a rejugar una misión ya completada para perfeccionar nuestro rendimiento y abrir otros capítulos.
Otro de los factores a tener en cuenta reside en la dificultad. Inicialmente, no tenemos un selector de niveles, pero, una vez completamos una misión, desbloqueamos la modalidad difícil, un modo en el que los enemigos son más fuertes y recibimos tres desafíos adicionales. Haciendo cuentas, cada misión alberga hasta seis desafíos y algunos nos obligan a emplearnos a fondo si pretendemos exprimir todas las posibilidades del juego.
La experiencia a los mandos de JYDGE puede llegar a ser frustrante, pero, al mismo tiempo, se trata de un juego muy adictivo, ideal para disfrutar de partidas rápidas. Bastan cinco minutos para dominar sus mecánicas, pero, si vuestra intención es desbloquear el 100% a base de rejugar misiones y obtener todas las medallas, vais a necesitar mucho tiempo y esfuerzo.
Más artilugios que Q Branch
Nuestro apellido no es Bond, no somos el Agente 007 ni tampoco tenemos a Q ofreciéndonos todo tipo de juguetitos. No obstante, nuestro elenco de armas, implantes y posibilidades de personalización no envidian nada al agente secreto más famoso de la historia del cine. Vale, nuestro coche patrulla no dispara misiles a través de los faros antiniebla. Tampoco desbloqueamos un reloj capaz de proyectar un láser que corte diamantes… Pero no podemos quejarnos, y es que tenemos un sinfín de recursos para moldear a nuestro personaje antes de realizar una incursión a los suburbios de Edenbyrgo.
Conforme saqueamos bolsas de dinero, completamos misiones o conquistamos los desafíos más exigentes, vamos sumando créditos a nuestra cuenta. Podemos —y debemos— emplear dichos créditos en desarrollar nuestro arsenal, habilitar disparos especiales y mejoras para nuestro traje. Un bot que nos acompaña y nos sirve de distracción para coger por la espalda a nuestros enemigos, la posibilidad de aumentar la vitalidad de los rehenes, un artilugio que nos permite ocultarnos entre las sombras… Hay muchas posibilidades de personalización.
En definitiva
JYDGE es una apuesta muy recomendable para cualquier amante de los clásicos de acción. Es directo, adictivo y contundente. Aunque el juego rinde a las mil maravillas, el aspecto visual no está demasiado inspirado, haciendo probable que llegue a cansar a largo plazo. Si sois benévolos con ese aspecto, tenéis a vuestra disposición un título ideal para partidas rápidas, terriblemente adictivo y con un gran componente de rejugabilidad. [77]