Le tenía muchas ganas a GRIS. Un juego hecho en Barcelona por la gente de Nomada Studio, con una pinta tan fantástica, tenía que probarlo. Abzû, Ori, Journey… las influencias de este GRIS parecían tan variadas que el juego pintaba muy prometedor.
Nota: este análisis de GRIS se ha realizado con una copia digital del juego adquirida por el redactor en la Store de Nintendo Switch.
Visualmente GRIS no tiene parangón. Es un Videojuego que parece haberse moldeado alrededor de su belleza, ideada por el artista Conrad Roset, a quien David Gasol tuvo la suerte de entrevistar hace un par de años, como cabeza visible, pero responsabilidad también de Ari Cervelló y Alba Filella en cuanto a Arte y Adrián Miguel y Joel Roset como responsables de animación. Su banda sonora y diseño sonoro, sorprendentemente, no le van a la zaga a la parte visual, y cuando lo completas, tras disfrutarlo en su totalidad, te das cuenta de que el trabajo a nivel audio ha sido tan espectacular como el apartado gráfico. Kudos para Berlinist, la firma de la banda sonora.
Donde tengo que matizar más los halagos es en la parte jugable. GRIS se deja jugar perfectamente, dando la sensación en muchas ocasiones de ser más un paseo que un reto, un paseo de la protagonista por un mundo mágico, quizá por su aspiración de ser un juego para no jugadores. Y a mi eso ya me estaba bien. Incluso en las pocas ocasiones en las que un puzle se te cruza, este suele estar cargado de la suficientemente elegancia como para enriquecer el combinado.
Tan solo algunos momentos en los que no me quedaba claro qué pared se podía atravesar o qué ruta había que seguir me han despertado del hechizo de GRIS, un título que, durante las pocas horas que dura, se las apaña para enamorarte y embelesarte con cada una de sus secuencias. Un gran trabajo, Nomada Studio. [75]