La muerte no es el final: Análisis de The Persistence

Sony no se rinde con PlayStation VR. La compañía japonesa no cesa su apoyo ante el primer intento de trasladar la realidad virtual a consolas tradicionales. Como todo globo sonda que se precie, lidiar con las limitaciones técnicas de la plataforma ha sido el principal desafío para los estudios alrededor del dispositivo.

The Persistence

Afortunadamente, cuanto más se ha trabajado con ella, más títulos recibimos bajo una premisa desligada de las aventuras contemplativas que se agolpaban en sus primeros compases. Es el caso que nos ocupa a continuación. The Persistence ha sido uno de los títulos exclusivos más comentados desde que se anunciara allá por marzo del 2017. La mezcla de terror con mecánicas propias de un First Person Shooter y la tan de moda generación procedimental han sido determinantes para que más de un usuario lo coloque entre sus lanzamientos destacados para el presente año. Y aquí estamos, trayéndoos nuestras impresiones de nuestro paso por él.

La muerte no es el final

Por una serie de cuestiones argumentales que no revelaré, nuestro alter ego podrá regenerarse a partir de células madre recolectadas por el mapeado. Morir, tal como reza el subtítulo, no es el final, sino una nueva ventana para descubrir qué hay de nuevo dentro de la nave bajo el mismo nombre. Aquí entra en juego el factor roguelike tan cacareado por sus desarrolladores durante toda la promoción. Las instancias de la nave como el punto de regeneración cambiarán aleatoriamente, convirtiendo cada entrada en una nueva «primera vez».

Lo cierto es que funciona realmente bien. En total tendremos que completar cinco objetivos principales para poder escapar del infierno en pleno espacio. Pese a la aleatoriedad que da forma a la experiencia de juego, los puntos calientes (por llamarlo de alguna forma) se mantendrán firmes ante el paso de las partidas. La dificultad, por tanto, radica en lidiar con el resto de formas hostiles que pululan en cada rincón. Estas formas humanas “imprimidas” sin cesar desde las cápsulas de clonación, intentarán frenar nuestro avance de todas las maneras posibles.

El estilo jugable me recuerda en algunos momentos al encontrado en Alien Isolation. La mayor parte del tiempo aludiremos al sigilo y la evasión para ir de un punto a otro sin ser detectado, mientras que si queremos hacerles frente, deberemos utilizar los escasos recursos a nuestra disposición. Al principio contaremos con un simple cosechador de ADN, una pistola que extrae de la nuca de los enemigos su cadena al completo, matándolo en el acto. Conseguir que nos den la espalda estará al alcance del hacer propio, ya sea sin ser avistados o golpeándolos en el momento justo para pillarles desprevenidos.

A medida que avancemos en The Persistence, podremos canjear símbolos y créditos en las máquinas adheridas por toda la estación. No son universales, sino que cada una se centra en un tipo de gadget. Por ejemplo, una de las primeras que encontraremos en el tutorial será la expendedora de cuerpo a cuerpo, donde podremos adquirir porras, machetes y diferentes armas de este estilo, amén de poder mejorarlas. Subir sus estadísticas hará, como es normal, aumentar su daño e incluso, en niveles altos, introducir nuevos elementos que cambien la acción que realizan. Así ocurrirá con las de fuego, arrojadizas, etcétera.

Controles para todos los gustos

Al enfrentarnos a un juego de Realidad Virtual, una de las cosas más importantes a señalar es la experiencia con la que nos vamos a encontrar. Jugar con un dispositivo de estas características no puede realizarse a la ligera; existe un amplio espectro de perfiles que sufren diversos problemas relacionados con su uso, como pueden ser mareos, náuseas o molestias a la hora de realizar determinado tipo de movimiento.

The Persistence rehusa completamente cualquier atisbo de complicación, poniendo a la disposición de los jugadores hasta tres tipos de formas de controlar: Comodidad, controles normales de FPS con rotación muy rápida, es decir, giros de cámara similares a lo que podemos encontrar sin las gafas; Estándar, mismos controles que Comodidad pero añadiendo rotación suave con aceleración, así haremos un movimiento más preciso de la cabeza realizando menos fuerza; por último, Giro, rotaciones rápidas mediante un número de grados determinado, perfecto para los que todavía no se han acostumbrado totalmente al uso de las gafas.

Algo que personalmente me ha sorprendido, sobre todo al ver la naturaleza del juego, es el uso exclusivo del Dualshock 4. Ni control de movimiento ni PS Aim, tan solo tendremos el control de la cámara por el movimiento de la cabeza. Es extraño que un shooter no haga uso de estos dispositivos, de hecho le vendría como anillo al dedo viendo el resultado de otros juegos como Doom VFR. En todo caso, la compañía ha querido centrarse en trasladar una experiencia tradicional con el punto justo de innovación. Como apunte, podremos teletransportarnos a un punto concreto o manejar el joystick tal como haríamos sin ellas.

Por tanto, ¿qué aporta PlayStation VR más allá de la inmersión? No mucho, siendo sinceros. Para justificar su uso, el centro de la cámara será un punto de acción que servirá para interactuar con el escenario sin tener que presionar un botón. Objetos, abrir puertas, utilizar máquinas… Todo lo haremos simplemente mirando hacia ellos durante unos instantes. Las armas, naturalmente, también basarán su puntería hacia donde miremos.

En este sentido he notado cierton bajón en las sensaciones. Esperaba poder controlar The Persistence con mi par de Moves, y sin embargo me he visto relegado al uso del mando tradicional. No logro comprender del todo (salvo por motivos de perspectiva) el por qué de esta decisión. Da la sensación de que todo está preparado para el control por movimiento, pero no.

Mi experiencia ha sido en base al modelo Pro de PS4, por lo que he jugado, digamos, a la versión más pulida en lo visual. He de decir que ha sido de los juego más potentes gráficamente. La nitidez se encuentra entre las más altas de esta última hornada, siendo bastante cómodo de jugar. Además, tal como habréis leído, las diferentes opciones y el uso del viñeteado para aliviar el movimiento vienen de perlas para adaptar la experiencia a cómo nos siente la VR.

The Persistence, un título que bien merece la pena visitar

Debo confesar que he pasado grandes momentos durante mi visita a la nave homónima. Durante las ocho horas que me ha durado (he muerto más de lo que pensaba) he tenido momentos de tensión por escapar de las fuerzas enemigas. Aunque se venda principalmente como un shooter, la ambientación opresiva en la que estaremos enfrascados nos hará tomarnos las cosas desde una perspectiva más sosegada. Hay cierto componente de terror dentro de su oferta, lo que sin duda agradecerán los fans del género.

Sin embargo, como título que aproveche las capacidades de PlayStation VR no es sin duda el más destacado. Bien podría pasar por un título tradicional salvo por los pequeños destellos en la jugabilidad. No hay una gran justificación para su llegada en esta vertiente. Pese a ello, y ya que lo tenemos, The Persistence se muestra como uno de los títulos más recomendados y rejugables para los fieles de la realidad virtual. [78]

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