Master of Orion: El retorno que un clásico se merece

Desde hace una semana, mis horas de tiempo libre se han visto secuestradas por uno de esos juegos, peligrosos, con trampa, de esos de los que te debes alejar si no quieres acabar sumergiéndote como un loco hasta perder a todos tus amigos: Master of Orion.

Master of Orion

Análisis de Master of Orion: El retorno que todo clásico del PC se merece

Tras mi etapa en Meristation, recuperé mi amor por los juegos de estrategia, un amor que sentía cuando era más joven y que había ido desapareciendo en beneficio de juegos más directos que me complicaban bastante menos la cabeza. Sin embargo, en la web de Prisa empecé a encargarme de nuevo de analizar títulos de estrategia y esta obligación a volver a tener paciencia, a volver a tener que usar la cabeza y a tomarme las cosas con más calma en un videojuego hicieron que mi corazón, poco a poco, volviera a ser conquistado por los títulos del género tanto en tiempo real como por turnos, comúnmente conocidos como 4X.

Master of Orion es un título de estos últimos y es, de hecho, todo un clásico en el género que llevaba desaparecido demasiado tiempo y que ha vuelto a la vida gracias a Wargaming, que ha decidido traerlo de vuelta, ponerlo en el punto de mira de los fans y brindarnos esta primera entrega que cumple con creces con todo lo que un aficionado del género quiere o necesita.

Comenzaremos la partida teniendo que escoger entre una de las más de 10 razas disponibles en el juego o bien personalizar nuestra propia especie. Como era de esperar, cada raza tiene sus virtudes y sus defectos, algunas son más poderosas en el combate, otras investigan más rápido y otras tienen una facilidad pasmosa en lo que a fabricación de naves y exploración del universo se refiere.

Master of Orion

Una vez escogida la raza que más se adecue a nuestros gustos, comenzaremos la partida con un pequeño planeta que nos servirá de base y, a partir de ese momento, tendremos total libertad para hacer lo que nos venga en gana con uno o varios objetivos que deberemos cumplir para ganar la partida. El más sencillo, claro está, es el eliminar al resto de las facciones, aunque también tendremos vías mucho más complicadas como el ser elegidos líderes del universo en una especie de elecciones en las que las razas enemigas son más indecisas que los partidos políticos de este país en una sesión de investidura ya sea de Pedro Sánchez o Mariano Rajoy.

Como os he dicho hace tan sólo unas líneas, desde que aparecemos con nuestro primer planeta, tenemos libertad total para gestionar nuestra raza o facción como nos venga en gana, explorando rápidamente el universo en busca de otros planetas (cada uno con sus propias características que los harán más o menos suculentos para ser colonizados) en los que fundar nuestra colonia, centrándonos en nuestra economía, o intentando construir la flota militar más grande jamás creada para intentar acabar con todos nuestros rivales.

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Master of Orion: Fácil de jugar, difícil de dominar

El juego en sí tiene un acercamiento bastante sencillo para los que no sean expertos en el género, lo que lo convierten, precisamente, en una gran puerta de entrada para el mismo aunque, no os equivoquéis, detrás de esa aparente sencillez en los niveles más fáciles hay todo un amasijo de diferentes tecnologías, construcciones, naves y opciones que hacen que el juego no sea fácil de dominar, pero si muy accesible para jugadores noveles, algo que, por lo menos yo, agradezco en este tipo de juegos que a veces se centran demasiado en satisfacer a los viejos usuarios, algo que deben hacer, pero que descuidan el tratamiento a los nuevos jugadores que se quieran introducir en la saga.

En cuanto a los combates, la principal diferencia con los títulos anteriores es que son en tiempo real. En los niveles más fáciles lo cierto es que pasan bastante desapercibidos y la estética es simple: una especie de radar, nuestras naves, sus naves y un lío de disparos bastante interesante con la posibilidad de hacerlo más espectacular con un modo cinemática, aunque la cosa se complica en los niveles más altos, teniendo que fijarnos bien donde están las naves enemigas, buscando flanqueos, coberturas tras asteroides y otras estratagemas que nos permitan hacernos con la victoria.

Master of Orion

Bien es cierto que quizás, a Master of Orion se le podría haber pedido un punto más en lo que a innovación se refiere, ya que nos encontramos con un apartado jugable muy clásico que difícilmente sorprenderá a los veteranos de la saga, pero también entiendo la decisión de Wargaming de, en esta primera entrega que nos ha servido para resucitar una de las sagas más emblemáticas del género, no complicarse la vida y optar por un juego sencillo, equilibrado y que deja contentos tanto a los viejos aficionados de Master of Orion como a los nuevos jugadores del género que no conocían todavía esta saga.

Las partidas, por cierto, pueden durar muchas pero que muchas horas y pese a no tener un modo campaña propiamente dicho, MoO nos atrapará durante muchos minutos de nuestra vida y, por si no tenemos suficiente con rebanarnos los sesos frente a la máquina, también contaremos con un modo multijugador para enfrentarnos contra amigos, vecinos u otros incrédulos que creen que pueden dominar mejor que nosotros el universo.

Master of Orion: Conclusiones

En definitiva, Master of Orion es un gran retorno de un clásico, adaptado a los tiempos que corren a nivel gráfico, estético, de interfaz y de producción, apostando por ser bastante conservador en su faceta jugable, pero, a su vez, siendo un juego perfecto tanto para nuevos jugadores del género como para los aficionados más exigentes. Wargaming con esta primera entrega ha decidido apostar sobre seguro, consiguiendo un juego divertido, muy pulido y con el solo, pero de, precisamente, no haber dado un giro de tuerca a su fórmula jugable, aunque, desde luego, ha sido todo un acierto ya que el título nos atrapará igualmente durante un buen puñado de horas, más de las que muchos se esperan, intentando convertirnos en los maestros de Orión y de todo el universo. Un gran acierto. [80]

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