Que Nintendo hiciera una segunda película de Mario era cuestión de tiempo. Lo que yo no esperaba es que dieran un volantazo y apostaran directamente por Super Mario Galaxy, una de las etapas más experimentales del personaje.
Podrían haber seguido con la fórmula cómoda del Reino Champiñón, que quedó definido cinematográficamente de fábula en la primera cinta, pero han decidido irse al espacio, a las plataformas flotando en el vacío y al tono casi de cuento cósmico que definió el juego de Wii. Y eso suena a declaración de intenciones.
Porque Super Mario Galaxy no es precisamente la rama más accesible de la saga. Es querida, sí, pero también es distinta: más emocional, más abstracta, más de reinventar la rueda. Precisamente por eso sorprende que sea la base de la próxima película. El tráiler deja clarísimo que Illumination no parece que vaya a suavizar la propuesta. Colores imposibles, gravedad que se rompe, mini planetas giratorios… Están adaptando Super Mario Galaxy, no usando su nombre y punto.
Y ahí es donde la comparación con las pelis de Sonic es inevitable. Las películas del erizo funcionan muy bien en taquilla, a mi personalmente me encantan, pero no son precisamente “hardcore”. Sonic en el cine es prácticamente algo nuevo: mucho humor, mucha familia, mucho live action. Está pensado para que cualquiera pueda entrar sin haber tocado un mando en su vida. Nintendo, en cambio, con Super Mario Galaxy está haciendo justo lo contrario: abrazar una parte peculiar de su lore y llevarla tal cual a la gran pantalla.
No es que una estrategia sea mejor que la otra, pero la decisión de escoger Galaxy como siguiente paso parece una declaración de intenciones: Nintendo parece tener claro que sus películas tienen que saber a Nintendo. No solo a iconos reconocibles, sino a sus rarezas, a su forma única de mezclar ternura con ideas imposibles. Y eso, en 2025, en un panorama donde casi todas las adaptaciones juegan sobre seguro, es tan provocador como inspirador.
Queda ver cómo aterriza todo esto con el público más generalista, pero para los que crecimos saltando entre planetitas mientras sonaba la banda sonora de Mahito Yokota, esta película huele a algo especial. Y, por una vez, parece que Nintendo está dispuesta a ser fiel no solo a su historia… sino también a sus experimentos.
A ver si con esto se animan a adaptar cosas aún más excéntricas del universo Mario. Si Super Mario Galaxy va a llegar al cine, ¿por qué no podría ser posible una de Super Mario Sunshine?.