Opinión: Dreams, el lienzo vale lo que la pintura que hay en él

Dreams es lo último de Media Molecule, el estudio que nos maravilló hace unos años con LittleBigPlanet y con Tearaway, dos de los títulos con más personalidad de cuantos conforman el larguísimo listado de IPs exclusivas para Playstation.

Dreams no es un juego

Roberto Pineda contó por aquí sus primeras experiencias con este título, unas impresiones que comparto, en su esencia al menos. Y es que Dreams nace para permitir nacer a muchos proyectos, muchos mini-juegos, creados por la comunidad, permitiendo así que cualquiera pueda hacer de Miyamoto, Kojima o de Kamiya.

Porque Dreams no es un juego; es por ello que no se puede valorar, en mi opinión, a Dreams como algo con principio y final. No tiene sentido puntuar qué es lo que aporta Dreams a nivel jugable, porque eso depende de lo que la comunidad cree con él. Dreams únicamente, siempre IMO, solo puede plantearse como lo que es, una herramienta de creación de experiencias de videojuegos y una plataforma para compartir esas experiencias – o Sueños.

Un paquete redondo

En ese sentido, Dreams es una maravilla. Con un interfaz muy intuitivo y tremendamente atractivo, el título de Media Molecule es un placer para el que se aventura en él. Pero como decía, al final, Dreams es lo que es, una herramienta para crear experiencias de videojuegos y una plataforma para compartirlas. Y a mi, por ejemplo, la parte de creación no me interesa a nivel práctico. Es decir, sí que me parece algo muy atractivo por las posibilidades que ofrece a la comunidad; pero yo personalmente me he acercado a Dreams por su potencial lúdico.

Dicho potencial lúdico reside en su aventura de presentación, que cuenta con unos acabados fantásticos, y, sobre todo, con el catálogo de experiencias creadas por su comunidad. Así pues, Dreams es tan bueno como experiencia jugable como lo son las experiencias que la comunidad de jugadores produce. Y eso es muy peligroso si lo que buscas es apelar a los que buscan consumir experiencias, no crearlas.

Un catálogo muy original

Entre las experiencias de juego, que suelen durar unos minutos, encontramos cosas tan curiosas como un «simulador» de cocinero que solo puede utilizar una mano porque la otra la usa para atender una llamada de teléfono, encarnar a una especie de godzilla para destrozar una ciudad. También se han atrevido con recreaciones limitadas de juegos como Fallout 4, de P.T. o incluso de tráilers como el de Ghost of Tsushima, recreaciones que suelen ser las que reciben una acogida más efusivas por parte de la comunidad de jugadores.

Todas estas experiencias, y otras que he podido jugar, dejan claro que la imaginación y la creatividad no están solo del lado de las grandes empresas de videojuegos, sino que hay mucho talento ahí fuera. Como ya he dicho, yo me he acercado a Dreams como consumidor buscando experiencias, no como creador.

¿Merece la pena Dreams como ventana a esas experiencias de juego creadas por la comunidad? Por lo que llevo visto, esas experiencias son más curiosidades que algo que pueda llenarme a mi como jugador. Aunque Media Molecule ya está en conversaciones de cómo poder permitir a los creadores sacar esas experiencias de Dreams fuera de la herramienta y que estas se puedan usar con fines profesionales, las experiencias que he podido probar no justifican el escaso tiempo que tengo para jugar más que como anécdota.

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