Relato participante Autor: D. F. Bueno Esta vez era distinto. No era por otros. No pertenecía a ningún bando, a ninguna milicia, a ningún ejército. Nadie me había contratado, no tenía refuerzos y, por supuesto, no esperaba que nadie viniera a sacarme de allí. La verdad es que sí; era distinto, pero era igual que otras veces. Una silla igual de fría e incómoda; una cuerda rodeando mi cuerpo y apretándome contra la silla; la sangre chorreándome desde la cara y ensuciándome la ropa; dos matones golpeándome y haciéndome todo tipo de preguntas, a las que yo no respondería; por supuesto (había recibido entrenamiento para no hacerlo en ningún caso). Sí, era igual que otras veces. La nariz probablemente rota (no lo sabía, ya que hacía rato que había dejado de sentirla), un par de piezas dentales que se movían, los labios reventados…. como otras veces. Bueno, como otras veces no. Había dos claras diferencias con las otras veces que me habían torturado.
