Nikola Tesla es conocido como uno de los grandes científicos del campo del electromagnetismo. No en vano, sus contribuciones son numerosas: la radio, la bobina de Tesla o la corriente alterna son sólo algunas de ellas. Por lo que no es de extrañar que en la cultura popular hayan multitud de referencias hacia su figura. Entre ellas está Teslagrad, una experiencia muy recomendable.
Una experiencia corta pero intensa
Lo he pasado muy bien con este título, sí. Pero sólo la tarde que tardé en pasármelo. Rain Games podría habernos regalado una aventura mucho más relevante en el mundo indie si hubiera extendido más su duración. No obstante, ha sido corto pero intenso, como veréis bajo en estas líneas. Lo he jugado en Switch aprovechando que ha salido hace unos pocos días y puedo decir que se trata de la mejor máquina para adoptar los desarrollos independientes.
Tiene un algo que le sienta de maravilla. Tal vez sea la inmediatez con la que se empieza a jugar o quizá el carácter portátil. Lo que queda claro es que Switch puede con todos ellos y si tengo que jugar a un indie, a partir de ahora en la gran mayoría de los casos lo jugaré ahí.
Teslagrad nos presenta una ciudad con una estética steampunk y toques soviéticos. Empezaremos controlando a nuestro protagonista, quien tiene que huír de unos guardias recorriendo toda la ciudad en un día lluvioso. Esto nos servirá para familiarizarnos con los controles y calcular bien los saltos desde los primeros compases de nuestra aventura. La persecución termina al llegar a una misteriosa torre, que sirve como escenario principal de la historia. Desde ese momento podremos tomarnos las cosas con más calma y podremos, por ejemplo, abrir el mapa.
Veremos que se parece sospechosamente a cualquier castillo de la saga Castlevania, con una torre muy alta como columna vertebral de su diseño. No obstante, si estáis pensando encontraros con un Metroidvania, temo deciros que estáis equivocados. Sí, guarda ciertas reminiscencias pero carece de elementos imprescindibles del subgénero como la presencia de enemigos y la exploración.
Teslagrad va de puzles
Puede parecer que tendremos una torre que explorar con multitud de detalles y caminos alternativos pero nada más lejos de la realidad. Se trata de un espejismo que, tras superar el primer segmento del juego, mostrará su verdadera naturaleza. El desarrollo es plenamente lineal, por lo que puede llegar a decepcionar a aquellos apasionados de la exploración. El ejemplo más claro para ilustrar esto es una tienda Ikea: tienen un camino marcado pero puedes atajar para llegar más rápido a otras secciones. Para compensar, hay unos 36 pergaminos que se pueden recoger a modo de coleccionable que son similares a cartas del tarot. Algunos están escondidos y otros simplemente tendremos que pensar cuál es la mejor manera de conseguirlos.
Y ahí radica la verdadera razón de ser de Teslagrad: los puzles. En cuanto entremos en la torre recibiremos unos guantes eléctricos. Uno de ellos tiene electricidad azul y el otro roja. Con ellos podremos cargar de energía determinados objetos e interactuar con ellos. La particularidad de tener dos tipos de energía es que una actúa como polo positivo y el otro como negativo, como si de un imán se tratara.
Con esta simple mecánica nos enfrentaremos a los puzles, que irán siendo cada vez más complejos a medida que ascendemos por la torre. Hay que decir que las físicas están tan bien hechas que a veces resultan un poco frustrantes. Es decir, a veces los imanes pecan de ser poco predecibles cuando se hacen mediciones a ojo. En Teslagrad pasará lo mismo y hasta que no le pillemos bien el truco moriremos unas cuantas veces.
Y no sólo puzles
Pero no sólo de puzles vive Teslagrad. Tendremos que enfrentarnos a unos cuantos jefes que nos pondrán las cosas difíciles. Cada uno de ellos es desafiante y obliga al jugador a exprimir al máximo las mecánicas usadas hasta el momento. No es para nada sorprendente morir decenas de veces en dichos enfrentamientos. Idear una táctica, conocer los patrones del enemigo y ser habilidoso son requisitos indispensables para poder alcanzar la victoria.
Y creedme, es muy satisfactorio. Como complemento interesante, al terminar un enfrentamiento obtendremos un power-up. Evidentemente, los poderes adquiridos sirven para poder resolver los puzles venideros y aportan una capa extra de complejidad al conjunto. La gracia de todo esto es no tener ni idea de qué es lo que viene después, así que no voy a decir nada más sobre esto.
Teslagrad no tiene ninguna línea de diálogo, por lo que a priori podríamos decir que no tiene argumento. Eso, en parte, es verdad. Pero juega mucho con el diseño de los entornos, que tienen una historia que contar y que se hará más evidente hacia los compases finales del juego. También la banda sonora ayuda mucho en ese aspecto, con melodías cuya única función es meternos de lleno en el juego para concentrarnos y cumplir con nuestro cometido.
El diseño lineal, en parte, es debido a todo esto. Por ello lo recomendable es hacer una primera vuelta disfrutando de todo lo que ofrece Teslagrad sin entretenerse demasiado y luego hacer una segunda vuelta a fondo para recuperar los pergaminos que faltan. Serán más fáciles de recoger gracias a la mayor disponibilidad de poderes de nuestro protagonista. De hecho, es obligatorio contar como mínimo con 15 pergaminos para completar el juego.
Recomendable para una tarde
En conclusión, un indie muy recomendable y hecho con mucho mimo. Ya tiene unos años y está disponible para PC, PS4, Xbox One y Switch. Hubiera brillado mucho más si fuera un poco más largo y ambicioso. Si te gustan los juegos de puzles y tienes una tarde libre échale unas horas a Teslagrad, no te arrepentirás. [80]