Persona 3 Reload, el lavado de cara al culebrón jugable perfecto

Persona 3 Reload es un remake que deja un regusto raro. Por una parte, visualmente, es un juego nuevo. Luce de escándalo y se le pueden poner muy pocos peros a un apartado gráfico que es alucinante.

La propuesta de Persona 3 Reload

Persona 3 Reload es, por si no sabes de qué va la cosa y no has jugado previamente a alguno de los Persona 3, un mix de 50% visual novel de instituto y 50% combate paranormal contra seres diabólicos. Vamos, una especie de Crepúsculo o Buffy Cazavampiros con ambientación nipona.

La fórmula, como te puedes imaginar, es una robavidas de cajón en la que las horas, decenas de ellas, pasarán volando, mientras recorres el calendario escolar del lejano 2009 en el que los eventos mundanos y tareas de estudio se combinan con la investigación por descubrir qué cojones pasa a medianoche y por qué la gente es invadida por la desidia de una forma tan brutal que muchos de los afectados deciden acabar con sus vidas. Sí, la cosa es seria, pero los exámenes parciales también lo son.

La lucha contra los demonios está encabezada por unos cuantos elegidos que, por cosas random, no se quedan encerrados inconscientes en ataúdes como el resto de la humanidad (…), sino que, a las 12, siguen despiertos. Y no solo eso, son capaces, tras pegarse un tiro en la cabeza (……), de invocar a unos avatares mágicos, llamados Persona, con los que pueden enfrentarse de tú a tú con las fuerzas malignas, de las que por cierto no saben nada más allá de que son las responsables de cargarse psicológicamente a los que a las 12 no están dentro de ataúdes y no tienen una Persona a la que echar mano.

Si es la primera vez que te has enterado del argumento, seguramente estarás flipando. Es normal.

Las partidas, así, transcurren entre las clases de instituto, las relaciones personales del protagonista y las tareas de cazademonios. Todo, por cierto, está relacionado; un ejemplo es que cuanto más trabajemos las relaciones personales más poderosos serán los avatares Persona. Pero el tiempo es limitado, y deberemos escoger en qué actividades nos centramos. ¿Iremos a tomar algo después del instituto con algún amigo o amiga o participaremos en una actividad extraescolar? ¿De noche hincaremos los codos estudiando o intentaremos desentrañar los misterios de los seres diabólicos?

A la larga, Persona 3 Reload, por referirme a la versión que nos ocupa, se adueña de tu vida. Literal. Las 100 y pico horas que dura convierten al juego de Atlus en una especie de reclusión voluntaria en unas mecánicas que, una a una, son tremendamente simples, pero combinadas crean una rutina de deberes y obligaciones, perfectamente entrelazadas con la trama que se va desvelando. Es, básicamente, un culebrón jugable perfecto.

Las costuras del remake

El problema es que al subir tanto el nivel visual uno, inconscientemente, espera que la jugabilidad haya evolucionado de la misma forma. Y no es el caso. A nivel jugable, Persona 3 Reload es, aparentemente, la misma propuesta que vimos hace 18 años en el Persona 3 original.

Y me lo creo, porque, en los mandos, me falta chicha. Los escenarios son muy pequeños, y a pesar de que es posible interactuar con un gran número de personajes para desarrollar la historia y los Social Link con los que fortalecer a los Persona, jugablemente este título, salvo los combates, me resulta un par de puntos más simple de lo que me gustaría.

Eso no quita que, como aventura, Persona 3 Reload sea una gozada, un pozo de horas, y que su hilo argumental seguro que te va a mantener enganchado. El problema es que la profundidad que hay es relativa. [80]

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