Tiene que ser jodido el ser el responsable de una longeva franquicia de éxito. Por coj**** tiene que llegar un punto en el que te ves en el dilema de renegar de tus orígenes para crear una experiencia de juego nueva que evite esa sensación de «más de lo mismo» a la que inevitablemente se llega tras un par de entregas excesivamente conservadoras.
Estoy seguro que la gente de Infinity Ward o Ubisoft Montreal podrían escribir un par de libros sobre el tema.
Sid Meier, en cambio, podría escribir una enciclopedia y dirigir la película, el documental making of de la película y lo que hiciera falta. El hacedor de esta saga dio en su momento con una fórmula de juego perfecta, al nivel de Tetris, el Buscaminas y el parchís. Lo que los Civilization proponen, del primero al último, constituye un desafío perfecto basado en la adicción, en la épica y, sobre todo, en lo fácil que resulta poder disfrutar del rol de estratega.
Fundar ciudades, investigar tecnologías, crear maravillas del mundo… Tareas colosales que en Civilization, a pesar de ser relativamente asequibles de conseguir, siguen siendo tareas sumamente satisfactorias. Esa sensación de Poder Absoluto macerado a lo largo de una sucesión casi interminable de turnos tiene el potencial de mantenerte enganchado durante horas, hasta el punto que es fácil llegar a perder la percepción del tiempo y centrarte únicamente en el botón que hace que pase nuestro turno. Eso es Civilization, adicción disfrazada de videojuego de estrategia, sin mezclas, sin adulterar.
La parte menos brillante de Civilization, en mi opinión, es que, a la postre, todos los juegos son iguales. Únicamente el hijo bastardo conocido como Alpha Centauri se atrevió a salir del guión, aunque los cambios se limitaron básicamente a nivel de ambientación, situando al jugador en un inhóspito planeta alienígena en el que deberíamos enfrentarnos a otras potencias en pos de la supremacía. Mismo objetivo, diferentes actores, nueva ambientación.
Civilization Beyond Earth recupera el concepto de ese spin off de Sid Meier, esa travesura, ese hijo ilegítimo de la franquicia referencia en estrategia por turnos, y lo integra en el timeline oficial de la saga. Las principales Confederaciones de la Tierra han lanzado diferentes misiones al espacio con la esperanza de encontrar un planeta en el que poder vivir y asegurar el futuro, sino de la Humanidad, sí de los pueblos a los que representa cada Confederación. Y claro, para montar ese tipo de misión espacial se necesita cierto nivel tecnológico, aparte de camisas molonas. Así, aquí no encontraremos ese árbol de tecnologías con el que estamos tan acostumbrados, no tendremos que investigar el Feudalismo, la Escritura o la Banca, sino que deberemos decantarnos entre buscar los secretos de la Inteligencia Artifical, la Empatía con Alienígenas o la Criogenización. Consonantemente, las unidades o edificios serán radicalmente diferentes. Beyond Earth intenta, con estos cambios, en modificar la fórmula, ofrecer algo nuevo, pero al final todo queda en una operación estética que no mejora, aunque sí diferencia, al producto original.
Como era de esperar, el encanto perdura aunque nos saquen de la Comfort Zone de construir tecnologías o Maravillas del Mundo reales. La fórmula de la estrategia de Sid Meier se mantiene robusta, aunque es cierto que parte del atractivo de la franquicia simplemente no está ahí. La falta de referencias históricas reales, el núcleo de la esencia de esta saga, acaba resultando un brusco cambio en las bases que hace temblar los cimientos. La depurada fórmula de Jugabilidad sigue estando ahí, pero al cambio de escenario, de época y de referencias le pasa factura, en mi humilde opinión de fan de los juegos de Civilization.
No ayuda a mejorar la percepción de este capítulo, que por estar carente de numeración y por temática casi podría considerarse de Bonus, el que no haya cinemáticas que muestren, al menos, las Maravillas y Tecnologías que tanto esfuerzo cuesta investigar y que, más que nunca, aquí hubiera hecho falta explicar y enseñar porque pertenecen al futuro y no tenemos referencias reales. Una cosa es la sobriedad y la apuesta por simplificar el interfaz y otra muy distinta privar al jugador de ningún aliciente visual, de erradicar el espectáculo. En mi opinión, haber una correlación de presencia entre lo que pasa en la pantalla y lo que se supone que pasa en el juego; no es así y eso es una verdadera lástima, porque este Civilization podría aprovechar esas situaciones para intentar entrar por la vista, y siendo un juego por turnos no anda precisamente sobrado de excusas para hacerlo.
Con este Beyond Earth esperaba encontrarme con un Civilization que refrescara una franquicia que en las últimas entregas ha bordeado el precipicio del agotamiento, como la última entrega para iOS, y las sensaciones que me ha dejado Beyond Earth son, más allá del cambio de tercio, positivas. Es cierto que lo básico sigue estando ahí, pero el cambio de ambientación hace que la saga tenga diferentes alicientes para los seguidores que habían perdido la esperanza de jugar a un título que realmente cambiara cosas. El peaje a pagar, sin embargo, ha sido duro. [80]
Alpha Centaury, anyone??
Exacto, el juego de Sid Meier fuera de Civilization es la principal referencia de este nuevo Civilization. Por eso lo del título «El círculo se cierra» del texto.
Reencontrándome con la franquicia ( hacia mucho que no la jugaba) y flipando un «poco» con Civilization 5 jugándolo táctil.