Se lo merecía. Tanto Psyonix como la comunidad de Xbox One merecían tener este título en su catálogo, porque ahora que he podido jugarlo un poco más -lo suficiente como para no quedarme enganchado eternamente- me doy cuenta que sí, llevabais razón: Rocket League es un auténtico vicio.
El próximo 17 de febrero comienza la aventura de Rocket League en la máquina de sobremesa de Microsoft, una garantía digital para los de Redmond aunque llegue algo tarde. Seguramente este hecho no sea óbice para que Rocket League logre unos cuantos miles de descargas en la consola, ya que era mucha la expectación por tenerlo en esta plataforma además que habrá muchos que lo jugarán aquí simplemente por el mando.
Para incentivar su compra, se han confirmado contenidos exclusivos en forma de ruedas, coches y demás elementos para los vehículos. Con más de 11 millones de usuarios, Rocket League sigue su expansión y abandona definitivamente eso de juego indie, porque aquí estamos hablando de palabras mayores.
Ahora, desde mi punto de vista, solo queda un paso para hacerse grande de verdad: lanzamiento en formato físico.