Regresando a Skyrim, impresiones

Regresé a Skyrim con la mente abierta para entender qué es lo que se proponía Bethesda más allá de dar rienda suelta a su espíritu recaudatorio. No me importó porque sigo teniendo mitificada esta entrega The Elder Scrolls y me sobran excusas para volver a ella.

Ver a un dragón sobrevolando los cielos de Skyrim sigue siendo maravilloso.

Matices en el paraíso

Sin embargo, dado el paquete full price – ha salido a la venta a 60€ – hay muchos matices a la hora de valorar el juego. En compatibles no creo que tenga demasiado sentido – en mi opinión, dado que el juego se ha puesto infinitamente más barato, y la capacidad de poder instalar mods ha estado ahí desde el principio. Es por ello que estas impresiones se centran en la propuesta para consolas, que son las plataformas que más agradecerán la aparición de este Skyrim, tanto por los gráficos mejorados como por, sobre todo por la posibilidad de ejecutar modificadores. Por desgracia, la versión que estoy jugando – PS4, tiene muchas limitaciones en cuanto a mods. Un ejemplo es el no soporte de scripts, la base de la creación de misiones nuevas realmente interesantes, o el no poder usar assets externos, como texturas. Un despropósito, hasta el punto que uno se pregunta si tiene sentido que al final Sony cediera y permitiera el soporte parcial a las modificaciones. Aclarar que en Xbox One, a la que no tengo acceso, las limitaciones en los mods no existen.

Visualmente, con cosas que decir

A la hora de valorar los gráficos, aclarar que estoy jugando en PS4 Pro, tanto en un monitor 4KSkyrim soporta esta resolución nativamente en PS4 Pro – como en uno Full HD, por lo que he tenido la oportunidad de comparar las diferencias. Casi podría decir que son como la noche y el día. A 1080p, a nivel de apariencia general, dista de aguantar los estándares actuales en cuanto a Triples A, pero a 4K el juego gana muchísimos enteros a nivel visual, hasta el punto de volver a sorprenderse con algunos planos generales o el acabado de algunos personajes. Puede parecer una exageración pero esas son las sensaciones que me ha transmitido.

Eso sí, más allá de resoluciones gráficas, es lícito reconocer a Skyrim el mérito de seguir maravillando al jugador por su amor por los detalles. Sigue siendo una delicia recorrer los escenarios y encontrar elementos a los que prestar atención en los rincones más inesperados. Y qué decir de la recolección de recursos y de items. Saquear al enésimo enemigo o cofre con la esperanza de encontrar un arma mejor es una sensación tan adictiva como maravillosa que aquí está genialmente refinada.

Una OST de ambrosía

Sobre la banda sonora solo tengo piropos. En mi análisis de Skyrim en su versión Xbox 360 ya me rendí a Jeremy Soule, catalogándola como «la mejor banda sonora de videojuego que he escuchado nunca». Y, un lustro después, sigo opinándolo. La majestuosidad de esta orquestal OST sigue inigualada. Por cierto, por si te interesa que sepas que Soule está vendiendo la banda sonora autografiada desde la web Direct Song.

Una jugabilidad épica

Y es que en pocos juegos como en Skyrim se crea la que he bautizado como la Ambigüedad del Nivel, ese fallo en Matrix que permite que un personaje con un nivel muy bajo pueda liquidar o escapar de un enemigo que le supere en todo. Atacar a distancia, correr como si te persiguiera el diablo, tentar a la suerte buscando un saliente al saltar al vacío…

Todavía recuerdo cuando, tras explorar durante un buen rato el mapa al principio del juego, robé un cofre de la torre de un Vampiro que era capaz de liquidarme de un solo toque. Grabé la partida justo antes de iniciar la huída, una huída que tuve que repetir en numerosas ocasiones antes de poder completarla. Pero en cada intento, más allá de la frustración, veía la posibilidad de éxito en esa Ambigüedad del Nivel con la que la propia Bethesda flirtea al colocar a ese tocacojones Troll en una de las primeras misiones de la trama principal.

Recapitulando

Este Skyrim Special Edition, así, tiene bastante sentido en consolas. El potentísimo gameplay, que ha sentado escuela, sigue ahí, más allá de la forma en la que el juego haya envejecido, factor que se encargan de mitigar los mods en Xbox One o el renovado aspecto gráfico, muy agradecido en PS4 Pro. Pero, dicho todo esto, el precio, equivalente a una novedad Triple A, me parece, sinceramente, fuera de mercado. Y tú, ¿Qué opinas?

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