Soul Calibur II, una leyenda de almas y espadas para recordar

Era el año 2003, y con mis escasos 10 años los juegos de lucha nunca me habían interesado más allá de alguna partida al Tekken y por supuesto al Super Smash Bros., pero este último entra dentro de un subgénero aparte. Pero fue ver Soul Calibur II y cambiar totalmente de opinión, algo cambió.

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Para los que no hayan jugado nunca, Soul Calibur es una saga de juegos de lucha ambientada en el Siglo XVI en la que participan personajes de todos los lugares del mundo y cuya característica diferenciadora es que luchan con desplazamiento en 3D – no lateral como en Street Fighter – y todos tienen un tipo de arma distinto. Por ejemplo, Talim lucha con tonfas y Maxi con nunchakus. La primera entrega fue Soul Blade en 1996, a la que le siguió Soul Calibur, para muchos un imprescindible de la legendaria Dreamcast y luego la que nos atañe hoy, Soul Calibur II.

Vale, lo reconozco, me empezó a interesar porque lo vi en la Nintendo Acción y Link se podía elegir como personaje jugable en la versión de GameCube. Verlo en otro juego no relacionado con la saga era algo totalmente novedoso y como buen fan de Zelda quería jugarlo y seguro que muchos pensaron como yo, así que a Namco le salió bien la jugada. PlayStation 2 y Xbox tenían de exclusivos a Heiachi y a Spawn respectivamente, pero siempre he pensado que no tienen nada que envidiar a Link. Y finalmente, tras esperarlo durante muchos meses pude tenerlo en mis manos gracias a un amigo que me lo dejó. Entonces comprobé que Link sólo era una entre muchas bondades de las que gozaba el juego. Tras encender mi GameCube me esperaba la mejor cinemática vista en un videojuego hasta entonces con permiso de la de Super Smash Bros. Melee – en ese momento no había jugado a ningún Final Fantasy – y después de babear con ella y admirarla unas cuantas veces me di cuenta de que estaba ante el primer juego «adulto» que jugaba en serio, ¡Por dios, que tenía PEGI 16!

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El argumento se basa en dos espadas opuestas: la Soul Calibur y la Soul Edge, y esta última ha poseído a Siegfried, convirtiéndolo en Nightmare. La espada está dividida en fragmentos debido a los sucesos del Soul Calibur original y lo que busca Siegfried es restaurarla para llevar a cabo otra matanza y obtener el poder absoluto, que es lo que nuestros héroes tendrán que evitar, cada uno movido por sus propios intereses. Este modo historia se puede jugar con cualquier personaje. Todos ellos provienen de distintas regiones del mundo y tienen personalidades variadas y no excesivamente cargadas de tópicos culturales, algo que agradecer.

Lo primero que hice fue empezar a jugar al modo Maestro de Armas con Link. Para entendernos, es el modo historia del juego, en el que nos encontramos ante un mapa en el que podemos elegir misiones y éstas están divididas en capítulos. Me frustré al empezar, pues por más que lo intentaba no pude pasar del tutorial porque no entendí muy bien cómo hacer el impacto de guardia. Lo consulté en internet y al día siguiente lo pude hacer – qué tiempos aquellos en los que el acceso a internet era limitado – . Decir que es el mejor modo historia que he visto nunca en un videojuego de lucha. El Emisario Subespacial de Super Smash Bros. Brawl también está muy bien pero éste lo supera, pues pese a tener un sistema de misiones éstas son muy variadas y con una curva de dificultad muy bien ajustada y una duración perfecta, algo así como unas 20 horas.

Los primeros combates son pan comido mientras que a medida que vamos completando el juego necesitaremos ejecutar algún ataque en especial o equiparnos con una determinada arma. Estas misiones tienen diferentes objetivos como por ejemplo luchar mientras el veneno va quitando vida poco a poco, vencer al enemigo a base de empotrarlo contra la pared, luchar con fuertes vientos, con suelo de hielo resbaladizo, etc. Y todo esto contribuye a que un modo aparentemente repetitivo se vuelva altamente divertido y adictivo – recuerdo más de una bronca por estar horas y horas jugando – . Al finalizar misiones obtendremos experiencia con la que subir de rango, que realmente sólo sirve para desbloquear algunas pocas cosas, y oro con el que comprar una gran cantidad de objetos desbloqueables en las tiendas de cada capítulo, desde trajes alternativos a bocetos de arte del juego pasando por distintas armas para cada uno de nuestros personajes. Sí, cada personaje puede tener como unas 10 armas distintas para elegir, pero no hay ninguna mejor que la otra. ¿Qué significa esto? Pues que cada arma tiene unos determinados parámetros. Por ejemplo, una arma puede tener un largo alcance pero en cambio con ella no es posible defenderse. Esto añade mucha versatilidad y un componente estratégico a las luchas que ya de por si son dinámicas y completas gracias al uso de combinaciones de botones para poder ejecutar una buena cantidad de ataques especiales.

Otra faceta interesante es que a medida que el jugador va completando misiones tiene acceso a otras tras completar determinadas condiciones, y eso conlleva descubrir algunos subcapítulos secretos y tratarlos como si fueran hallazgos de petróleo, pues también significa poder acceder a una nueva tienda para poder comprar trajes alternativos y demás items exclusivos en una época pre-DLC que se conseguían tras el esfuerzo personal y no tras gastar dinero real en el juego.

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Pero no sólo del modo Maestro de Armas vive el juego, tenemos otros modos claramente orientados a partidas cortas o en compañía: Arcade, Contrarreloj, Lucha por equipos, Supervivencia y Entrenamiento con sus correspondientes versiones EXTRA que incluyen la posibilidad de elegir arma más allá de la básica para cada personaje. Pasando a comentar el sistema de combate, guarda muchas similitudes con los juegos posteriores, tanto que algunos movimientos a día de hoy se mantienen intactos a los de la segunda entrega. No obstante, hay ciertas diferencias fundamentales que afectan a las físicas. Eran bastante correctas pero pecaban en la gravedad de los personajes, y me refiero a que cuando un enemigo es lanzado al aire, tiene la tendencia de permanecer ahí tanto que uno puede tratar de balón al contrincante en el sentido de que al golpearlo unas 5 veces consecutivas en el aire sin que éste pueda hacer nada. Lo demás es lo mismo que se va repitiendo en otras entregas: Ataques de fuego (que rompen defensas), impacto de guardia, agarres, carga espiritual y más técnicas ya hacían acto de presencia en Soul Calibur II, pero se echan en falta ataques finales inexistentes en esta entrega. O quizás no, eso ya depende del jugador.

Entre los personajes que se pueden elegir hay unos 20, pocos para la época actual pero suficientes en aquel entonces. Todos tienen distintas armas y consecuentemente un estilo de lucha diferente, esto último algo lógico pero va muy acorde también con la personalidad de los luchadores, muy carismáticos y sin excesivos tópicos culturales como comentaba antes. Por ejemplo, el noble Raphael lucha con un estoque mientras va bailando a la vez y Voldo es un personaje muy raro que se retuerce en si mismo y hace acrobacias imposibles para ejecutar sus ataques con sus manos de tijeras. Además de eso, la personalidad también se nota en batalla mediante las expresiones faciales muy bien conseguidas. Poder percibir la preocupación de Cassandra por su hermana Sophitia o el optimismo de Xianghua como complemento a las voces disponibles tanto en inglés como en japonés era un añadido interesante a principios de milenio.

Los escenarios tenían buenos efectos de luces que los dotaban de vida propia y daban ganas de luchar en ellos, y además se movían a 60 fps, ¡qué placer! Mi preferido era la entrada del palacio imperial que podéis ver en la imagen de abajo, aunque también me encantaba luchar en la biblioteca, en el puerto o hasta en las ruinas egipcias. Algunos de ellos tenían efectos especiales como arenas movedizas, fuego o hielo y no estaban orientados para el modo competitivo, no obstante para romper un poco con las luchas normales ya va bien. Todos ellos contaban con melodías características y dinámicas que pegan totalmente con la temática del ring en cuestión y que considero que son las mejores de la saga, aunque con Soul Calibur V también se ha hecho un buen trabajo en ese aspecto.

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Algo que también me marcó fueron los efectos de sonido. Sí, esos que poco o nada aportan realmente a un juego, pero a mi me marcaron. Al seleccionar distintas opciones suenan espadas chocando entre ellas y eso es algo que me gustó mucho, pero también el narrador de los combates tiene mucho a ver en esta entrega, aunque quizás es porque lo esté comparando con el de los Soul Calibur posteriores. En Soul Calibur II tiene una voz directa y animada al contrario que en los posteriores con una voz mucho más seca. Todos estos aspectos, aunque parezcan minucias, ayudan a crear una cierta atmósfera de videojuego desenfadado y optimista en contraposición a entregas posteriores que han optado más por una temática oscura, y ese optimismo para mi es mejor en un juego de este estilo en una época en la que no hacía falta que un juego fuera oscuro y totalmente adulto para que fuera bueno.

El año pasado se lanzó una remasterización para PS3 y Xbox 360 en formato digital por 20 € que además de renovar el apartado gráfico a los tiempos actuales incluyó funciones online. Eso es, nada de versión para Wii U y nada de Link, lo que originó muchas quejas por parte de los fans y una clara muestra de que las third parties siguen marginando a Nintendo. Si no habéis jugado nunca a Soul Calibur II plantearos su adquisición, el modo Maestro de Armas ya merece la pena, y sumado al nuevo modo online, aún más. No obstante, siendo yo un devoto del multijugador local he de decir que es la mejor forma de disfrutar del juego y echar unos piques con los colegas.

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Básicamente es un gran juego de lucha al que yo hoy en día aún juego junto con mis colegas cada cierto tiempo para hacer unas luchas por equipos. No ha envejecido para nada a excepción del apartado gráfico, por lo que a día de hoy se puede jugar sin problemas. La alternativa contemporánea es Soul Calibur V, un muy buen juego de lucha que se nota que ha cogido cosas de Soul Calibur II pero esta última, apelando a la subjetividad, es el mejor juego de lucha de la historia, seguido por muy de cerca por Super Smash Bros. Brawl a la espera de poder catar la versión de Wii U. Un imprescindible.

«Trascending history and the world, a tale of souls and swords eternally retold»

  1. Muy buen artículo 😉

    Yo con esta saga no puedo. Me gustó mucho el Soul Blade (probablemente, por la novedad), pero el resto de juegos, ni fu ni fa. Se que la gente los considera muy buenos (sobre todo los dos primeros Soul Calibur), y he probado casi todos, pero no son para mi.

    En general y salvo algunas excepciones los juegos de lucha en 3D (y aquí me refiero a jugabilidad, no a gráficos), no me hacen mucha gracia. Antes prefiero un Street Fighter, KOF, Guilty Gear, Last Blade o similares que uno de estos, sin dudarlo.

    A lo mejor es porque estos son los juegos con los que crecí (bueno, la saga Guilty Gear es más moderna, pero similar estilo) y por eso los Soul Calibur ni fu ni fa y los Smash Bros ya ni en pintura XD

  2. Grandísimo texto, Rosel, mil gracias!

    Para mi solo hay un Soul Calibur y es el primero para Dreamcast. El impacto que suposo para mi y para los estándares de calidad – es el paladín antimultiplataformeo, esa calidad solo se consigue dedicándose a una plataforma – sigue siendo inigualable.

  3. Buen texto para un juego sobresaliente, prácticamente un «God Tier» en su género y en el mundo del pixel en general. El más rápido de la saga junto con el III, graficamente impeclable, el que posee la lista de jugadores más compensados, un boss a medida, un sistema de bloqueos efectivo y muy competitivo. La única pena fue el online, que en su momento no tubo y, enterarse de algún campeonato, era chungo.

    PD: Rosel, Heihachi era con diferencia el mejor de los 3 personajes invitados, posiblemente, el mejor «invitado» de toda la franquicia.

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