Hay obras que te entran por los ojos, y eso es un hecho. Mangas como Vagabond o One Punch-Man o Atelier of the Witch Hat son, tomando únicamente su arte, ejemplos de ello. Hoy quiero hablar por tanto de Tegamibachi, una obra con un arte excelente y capaz de transmitir aquello que su historia a veces falla en contar.
La luz de los sentimientos
Y es que sin duda Hiroyuki Asada es uno de esos artistas que, cuando piensas en maestros del dibujo dentro del medio, salen a la palestra. Quizá porque su obra no es tan conocida como la de Takehiko Inoue o Yusuke Murata, nombres que sin necesidad de presentación ya nos evocan sus obras y sus estilos, solo con un simple vistazo a su porfolio de diseños, a sus mangas y a esta obra en especial, podéis ver a que me refiero.
Tegamibachi, traducido aproximadamente como abeja cartera, nos narra la historia de un huerfano, Lag Seeing, que tras ser enviado como carta –algo común en este universo– acaba en las manos de Gauche Suede, una abeja cartera que debe llevarlo a su destino. Este suceso marcará a Lag, que tras tres años después de este envió, decide seguir los pasos de Gauche y convertirse el también en una abeja cartera para poder ayudar al mundo a la vez que buscar a su madre, a la que se llevaron a la capital cuando él apenas tenía 7 años, dejándolo atrás.
Un mundo roto
La historia parece simple así contada, pero esconde mucho más debajo de la trama general y es que, si bien no siempre se explica de la mejor manera y a veces la narrativa, sobre todo al final, falla en algunas puntadas, el mundo que se construye dentro de Tegamibachi es lo suficientemente sólido como para atrapar al lector. La necesidad de este “cuerpo especial de carteros” no es otra que la existencia en el mundo de unos seres conocidos como Gaichuu, unos bichos acorazados gigantes cuya existencia aísla prácticamente los pueblos y ciudades, dificultando las comunicaciones en un mundo que ha caído en desgracia tras la destrucción del Sol y que solo se mantiene iluminado gracias a un sol artificial.
Para poder mantener las comunicaciones entre lugares, las abejas carteras dan su vida para llegar a entregar sus envíos. La peculiaridad de estas personas es su pasión, el alma que le ponen a cada trabajo y con lo que combaten. En el mundo de Tegamibachi las cartas son pedazos del corazón de la gente plasmados en palabras, y solamente las abejas carteras, jóvenes en su gran mayoría al ser más puros de corazón, pueden llevar a cabo este trabajo al ser capaces de usar unas armas especiales que, entregando parte de su corazón, disparan proyectiles capaces de matar a los Gaichuu.
El significado de kokoro
Aquí existe un matiz que se pierde al traducirse y del que quiero hablar. Igual que ocurre con la obra de 1912 de Natsume Sõseki Kokoro, que provocó la no traducción del título, el termino japonés kokoro no significa únicamente corazón, sino también sentimientos, alma, mente, espíritu… Kokoro es un concepto muy abierto, de ahí que, cuando se usa en Tegamibachi, sea en situaciones muy diversas. Cuando Lag dispara su kokoro, está disparando una parte de su alma; cuando los Gaichuu buscan grandes lugares llenos de gente, eso es porque está lleno de kokoros, es decir, de sentimientos. En las cartas escribimos con el kokoro, con el corazón, y este también es la fuente vital de cada ser vivo, pues sin él, solo somos cascarones inertes, pues perder el kokoro significa perdernos a nosotros mismos, nuestra alma y nuestra mente.
Porque si algo descubrimos nada más empezar es que Lag es alguien especial capaz de ver el kokoro de las cartas. Su propio kokoro es extremadamente poderoso, capaz de disparar una pistola de kokoro desde muy joven para salvar a Gauche, y una persona muy bondadosa y abnegada que no duda en ayudar a nadie. Así es como conoce a su compañera, una niña mitad humana mitad bestia a la que se refieren como la niña de Maka según la leyenda.
Compañeros de viaje
Esta niña es Niche, a la que Lag dará nombre al no poseer uno propio, y juntos se embarcarán en la misión de ser abejas carteras. En un manga donde el kokoro es el elemento central, las relaciones entre personajes están muy trabajadas. Las otras abejas carteras, como Zazie Winters, un chaval con malas pulgas, Aria Link, su jefa directa, estricta y muy centrada en el trabajo, o Connor Kluff, su primer amigo en el cuerpo, o los personajes externos a la organización como Sylvette Suede, hermana pequeña de Gauche, son personajes trabajados con arcos argumentales propios y que influyen y ayudan a la trama a avanzar. Eso sí, será la historia propia de Lag la que terminará llevándolos a recorrer el mundo y a descubrir más sobre ellos mismos y sobre les mundo que les rodea.
Porque, al principio, nos asaltarán muchas dudas. ¿Qué son los Gaichuu? ¿Por qué el mundo está a oscuras? ¿Qué es el sol artificial? ¿Qué es el día del parpadeo? Todas estas preguntas se responden conforme avanzamos, aunque como ya dije al principio, el autor no fue capaz en la obra de contestar del todo todas estas dudas, dejando un final que, si bien no es malo, termina apresurado y un tanto críptico, sobre todo teniendo en cuenta que el ritmo del manga es bastante pausado hasta aproximadamente la mitad. Muchas de estas preguntas se responden vagamente, aunque otras sin duda te dejan con la boca abierta.
En resumen
Tegamibachi fue recopilado en 20 tomos por Planeta Manga allá por el 2010 y desde entonces ha dejado de verse en la mayoría de tiendas, aunque eso no lo hace tampoco imposible de conseguir de primera mano en algunas librerías especializadas o en lugares como Amazon o la propia web de Planeta. Es una serie recomendable, con giros de guion interesantes, personajes muy entrañables y un arte espectacular, que, aunque no termine de clavar todo lo que hace en su ejecución, no desmerece para nada y se hace muy entretenida de leer.