The Almost Gone: un viaje cenital por nuestros últimos momentos

Cuando los recuerdo de nuestra vida nos alcanzan por ultima vez debemos estar preparados para enfrentarnos a ellos. The Almost Gone, de Happy Volcano, intenta ahondar en un tema tan dramático como es la muerte inminente aplicando una fuerte dosis de onirismo a la interacción con el entorno de un videojuego estilo point’n click. Hablemos de él un poco.

The Almost Gone

La vida en nuestros últimos momentos

En un juego como este, con un empaque visual tan compacto y limpio, es difícil no caer rendido a sus encantos a primera vista. Esas líneas rectas, con espacios vectoriales y colores pastel que nos transmiten directamente a la mente subconsciente de Emily, nuestra protagonista. Todo es un sueño, los últimos momentos de una mente traumatizada a punto de morir en un viaje directo a nuestro subconsciente donde en todo momento seremos nosotros, como jugador, los que nos iremos narrando los hechos que ocurran en pantalla a modo de una voz en off.

El uso de esta técnica narrativa no nos debe sorprender. Gone Home, un videojuego con el que comparte escenario, también usa a Kaitlin, su protagonista, para mostrarnos los pensamientos de una persona que se siente ajena a su hogar. Al igual que en este título, nos movemos entornos familiares: la casa de nuestros padres, el apartamento de nuestros abuelos, nuestro jardín… Cada lugar está idealizado, inmaculados, tal y como se suelen aparecer los recuerdos de infancia, pero con detalles que nos harán sentir incomodos. Entre tanta calidez encontrará su espacio la oscuridad y el frio, líneas obtusas y intrincadas que comenzarán a tomar posesión de aquellos recuerdos que creíamos comprender para dar paso a la interpretación real de nuestro pasado.

Porque The Almost Gone va precisamente de eso: de recordar. ¿Quién es Emily? ¿Qué ha pasado aquí? Los recuerdos de unos padres cariñosos dan paso a una lectura mucho más siniestra. Un matrimonio unido por un embarazo no deseado; una madre con depresión que acaba internada; un padre que desprecia su propia vida. Todo el mundo de Emily consiste en traumas olvidados, una historia familiar tétrica y dolorosa que, por desgracia, podría dar mucho más de sí.

Sueños

Dramatismo y descenso

Sobre el papel, la historia se cuenta casi sola. Los dramas atraen, sobre todo si son ajenos, pues son una forma de normalizar nuestras propias situaciones personales y nos ayudan a comprender nuestros propios sentimientos. Sin embargo, el abarque de The Almost Gone es excesivamente amplio para la duración de un juego que, a lo sumo, no supera las dos horas en materia de puzles si no somos muy hábiles con ellos. Y ese es otro problema.

El juego, buscando inspirar una visión onírica del mismo, se nos presenta utilizando una perspectiva isométrica. Nos moveremos por capítulos que narran la vida de la chica, compuesto cada uno por dioramas seccionados en pequeños cubos en vista cenital. Cada uno de estos, a su vez, nos permite contemplarlos desde las cuatro esquinas para así hacernos a la idea de todo lo que nos encontramos dentro e interactuar con el entorno tocando todo aquello que nos llame la atención y recibiendo entonces información sobre ello. Si es importante, aparecerá en un lado de la pantalla cada vez que nos encontremos en dicho sector.

Es aquí donde no se hace justicia a la fusión ludonarrativa: puzles sencillos y bien planteados que realmente no se entretejen bien con narrativa. Hay una frase en especial que podemos encontrarnos dentro de la misma web del juego que me hace decantarme porque ambas partes no fueron de la mano en el desarrollo, como bien destaca Oli Welsh desde Eurogamer:

“Tan pronto como Happy Volcano me enseñó los primeros dibujos (del juego) me emocioné al pensar en este colorido mundo. Mi trabajo era inyectarle a esta atmosfera interesante una excitante historia oscura”.

Joost Vandecasteele, escritor del juego

Y se nota en ciertos momentos. Cada capítulo posee una fuerza distinta y una trama que nos puede atrapar más o menos, pero jugar al juego y entender e interesarte por la narrativa forman dos líneas paralelas que salvo algunos puzles (el de la tarta de boda, por ejemplo) no llegan a tocarse. Salvo por un detalle, y es con el que el juego realmente se nos vende: el apartado artístico.

Dioramas

Un empaque sonoro y visual impactante

Tanto música como diseño visual destacan con luz propia y saben arropar perfectamente historia y jugabilidad. El diseño sonoro, a cargo de Yves De Mey, es simple y llanamente un espectáculo sensorial que consigue meternos completamente dentro de la historia a la vez que nos acompaña durante toda nuestra travesía resolutiva. Una banda sonora estridente en la mayoría de sus temas, con fuerza y tensión que sabe cómo sonar para transmitir la sensación de incomodidad y extrañeza que el juego busca mostrarnos.

La otra guinda del pastel es el diseño artístico. Ya he descrito al principio de estas líneas como se representa el juego, pero la doble función estética-jugable es también interesante. El uso de los colores y las formas avanza conforme el juego avanza, acompañándonos mientras la decadencia se abre paso ante nuestros recuerdos. A más profundo, más tétrico y extraño se nos hará lo que veamos, amoldándose a la historia. Pero además, la pulcritud de los escenarios tiene una componente visual en ciertos momentos, pues tendremos que navegar por el escenario, buscar el ángulo correcto e interaccionar con el escenario de maneras diversas usando la perspectiva para ello.

Vecindario

En resumen

Es por tanto un juego extraño de dar nota. The Almost Gone presenta unas ideas muy interesantes pero que podrían ejecutarse mejor planteando un diseño de puzles más acorde a aquello que se nos cuenta en lugar de simplemente jugar ligeramente con el entorno y tocar todo lo que veamos. La historia, si bien dramática y oscura, palidece debido a la desconexión que sufren algunos capítulos del completo del juego, lo que puede producir una perdida de interés en aquello que estamos viviendo y dejándonos a merced del «avanzar por avanzar», ya que la dificultad de los puzles ni siquiera es especialmente elevada.

Visual y sonoramente es impactante, lo cual permite valorar el conjunto de una forma más positiva gracias a la buena sinergia de ambas. Si bien la historia deja con ganas de conocer más a nuestra protagonista y sufre de lagunas, la tensión que es capaz de producir en ciertos momentos dramáticos es digna de admiración. Por tanto, y para concluir esta crítica a The Almost Gone, una ultima cosa: la nota. [75]

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