Análisis The Flame in the Flood, the Ol' man river

El mundo se ha ido al traste una vez más y nosotros nos empeñamos en sobrevivir a ello, no va a ser fácil y puede que ese bosque que te recuerde a otros por los que ya has pasado, coge tu sombrero pon un poco de country y observa en fin del mundo con The Flame in the Flood.

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Sobrevive junto a un simpático perrete mientras desciendes por las temperamentales aguas de un caudaloso río, busca alimento, defiéndete de las agresiones de la fauna, sana tus heridas y busca un lugar mejor al que llamar hogar, a primera vista todo parece encajar, es bonito lo mires por donde lo mires, todo está en su lugar y no hace nada mal, pero el feeling después de todo no es tan bueno.

Cuando te encuentras delante de un juego de supervivencia como The Flame in the Flood, hay varios instintos que afloran en ti, encontrar un arma, buscar o construir un refugio y conseguir comida, que no te permitan hacer eso me parece una forma inteligente de destacar entre la lluvia de juegos de supervivencia que estamos viviendo. La obra impulsa al jugador constantemente a explorar y avanzar por ese río en busca de recursos y consumibles para mantenernos con vida.

Los recursos son realmente escasos pero variados; varios tipos de armas, distintos tipos de trampas dependiendo de lo grande que sea el animal que quieras cazar, media docena de tipos de plantas que podrás cocinar o comer crudas, agua para que podrás hervir o beber directamente, medicamentos que podrás improvisar y utensilios para curar tus enfermedades y heridas, que van a ser muchas. Bebe del agua equivocada o abusa de un alimento en concreto y te vas a arrepentir, intenta pasarte de listo enfrentado un jabalí o un lobo sin plantar una trampa o tener un arma efectiva y te van a dar una turra que no vas a querer dos.

El grueso del juego se desarrolla en tierra, pero el río es parte muy importante de la obra, convertido en un minijuego de esquivar obstáculos demasiado frenético para mi gusto, es una forma eficiente de hacernos escoger hacia qué dirección ir sin permitirnos volver atrás, aunque quizás hubiera preferido que convirtieran el río en una zona de confort para el jugador donde se nos hubiera permitido pasearnos por el con algo más de seguridad y tranquilidad para poder admirar las estampas que ofrece el juego.

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Pese a las posibilidades de crafteo y la dificultad de la situación en la que nos encontramos The Flame in the Flood no se trata de un juego excesivamente complicado, sus primeras horas son las más divertidas, exploras cada isla a fondo y recoges todo, pero el problema llega con las 3 o 4 primeras muertes. Uno de los problemas que debes solucionar en un juego de estas características es evitar las situaciones repetitivas, en The Flame on the Flood mueres aproximadamente cada 30 o 45 minutos, una vez ocurre eso, dependiendo de la dificultad que hayas escogido retrocederás hasta el último punto de control o hasta el principio del viaje, en cualquier caso es muy probable que vuelvas a pasar por las mismas zonas o muy parecidas una y otra vez pese a ser un entorno procedural.

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Si os soy plenamente sincero no tenía información previa de este juego antes de ponerme a los mandos, pero acepté hablar del por su apartado visual y banda sonora. El low poly parece que se va a convertir en el nuevo pixel art, vamos a terminar saturándonos estoy casi seguro, pero hasta que llegue ese momento voy a disfrutar como un enano de cada juego con este estilo. La banda sonora corre a cargo de un tal Chuck Ragan, no he tenido el placer, aunque si todas sus composiciones son de este calado se habrá ganado un nuevo seguidor.

The Flame in the Flood ha aprovechado la creciente popularidad de los juegos de supervivencia, ha cogido sus convencionalismos y les ha dado un pequeño paseo, sin embargo, la falta de variedad en las situaciones y un diseño de niveles poco creativo perjudican a un conjunto que podría haber sido mucho más completo, no obstante ¿es un mal juego? no para nada, si le das una oportunidad y te dejas llevar por las aguas de ese caudaloso río va a regalarte algunos momentos que van a merecer la pena, así que al diablo, yo me dejo llevar. [65]

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