Uno de los fenómenos de la última década ha sido sin duda la eclosión de la saga Monster Hunter de Capcom, cuyos títulos han ido alcanzando cada vez una mayor aceptación por parte del público gracias a su particular concepción dentro de los Action RPG, que le sirvió en la práctica para casi fundar un subgénero del que es el mejor representante e icono.
Ligada en un inicio a las consolas de Sony, a las que pronto regresará con el futuro Monster Hunter: World anunciado este junio durante la conferencia del E3 de la compañía nipona, lo cierto es que en los últimos años los sistemas de Nintendo han sido los que se han llevado los episodios principales de esta licencia. Y ese es precisamente el espacio que ha intentado ocupar en los circuitos de Playstation la serie Toukiden, de cuya segunda parte, a cargo de nuevo de Omega Force, os traemos esta reseña:
Slayers contra las fuerzas demoniacas
Toukiden 2 es la secuela directa de Toukiden: The Age of Demons, de 2013, y puede que haya pasado un tanto desapercibido ante la avalancha de grandes títulos, sobre todo de procedencia nipona, que nos ha sobrevenido en la primera mitad de este año. La propuesta argumental es simple: nos meteremos en la piel de un Slayer, un asesino de demonios, que ha sido transportado de forma súbita en el tiempo a Mahoroba, un pequeño reducto, casi una Arcadia resiliente, frente a un Japón dominado e infestado por los Oni, criaturas que han sembrado el mal y el horror por todo el archipiélago del Sol Naciente. Han pasado diez años desde la batalla de Yokohama, el acontecimiento decisivo en el que estos seres se habían impuesto a los humanos y en el que nuestro protagonista estaba combatiendo antes de viajar al futuro de manera misteriosa.
A pesar de la amenaza latente, la aldea se encuentra dividida en dos grupos, liderados por el los Guardias, siempre ligados a la comunidad tradicional de Mahoroba, y los Samurai, inmigrantes a los que muchos siguen considerando como forasteros y poco dignos de confianza. Nuestra labor será la de colaborar y bregar con los diferentes grupos e intentar llevarlos a un entendimiento, mientras intentamos averiguar qué es lo que nos ha pasado y como encajamos en la situación actual.
Por suerte, contaremos con el apoyo de numerosos compañeros que poco a poco se irán sumando a nuestra empresa y nos ayudarán en la batalla. Nuestro personaje lo diseñaremos a nuestro antojo nada más empezar, con un editor con diversas opciones de personalización pero no demasiados modelos de cara o rasgos, lo que hace que los personajes que creemos puedan parecer un tanto genéricos. También nos permitirá elegir nuestra arma básica inicial, que podremos luego cambiar a media que consigamos o fabriquemos más.
Tras los pasos de Monster Hunter y Dinasty Warriors
Omega Force, el estudio de Koei Tecmo, son responsables de otra saga de gran importancia en Japón como es Dinasty Warriors, insignia de otro subgénero dentro de los Action RPG como los Musou. Mucho de ese trabajo les ha servido de base para los Toukiden. Como novedad de importancia, se nos ofrece un escenario amplio, repleto de criaturas demoniacas, en el que deberemos adentrarnos cada vez más a fondo para ir cumpliendo las diferentes misiones y tareas que nos encarguen, aunque siempre será Mahoroba el lugar donde avance en realidad la trama. El mundo pronto se siente un poco vacío, sin mucho por hacer más allá de combatir, buscar ítems o encontrar algunos coleccionables, pero siempre por senderos un tanto angostos que se interconectan entre sí junto con otras áreas un poco más amplias, donde suelen aparecer los demonios más temibles y duros de pelar.
Y mientras estemos fuera de la aldea habrá otro factor a tener en cuenta, el miasma: este es un veneno gaseoso presente en el medio por el que rondan los Oni y que sólo los slayers podrán soportar por una estrecha franja de tiempo, dependiendo de la concentración existente de este en el aire, por lo que habrá que andarse con cuidado. A medida que liquidemos más y más de estos maléficos seres conseguiremos que vayan bajando un poco los niveles de esta toxina ambiental, llegando incluso a liberar por completo algunas zonas que nos servirán como base avanzada desde ese momento, donde se suele situar además un monolito que nos abre un portal para teletransportarnos a nuestra villa. Al retornar a ella, nuestro organismo se recuperará y podremos volver a la acción de inmediato.
Una vez que nos lancemos a combatir, las posibilidades se asemejan bastante a las de cualquier buen Hack and Slash, con un nutrido repertorio de combos que podremos realizar y que variarán según el arma que llevemos equipada. No será lo mismo combatir con una espada larga que hacerlo con un látigo de cadenas o unos guanteletes, con los que repartir estopa con tus puños cual Final Fight o Streets of Rage. Varían el rango de acción de los ataques y algunos tipos pueden ser más efectivos contra determinados demonios que otras. Incluso nos podemos equipar con rifles, pasando a una mecánica más cercana a lo que sería un shooter en tercera persona, si bien no parece del todo divertido y convierte una jugabilidad caracterizada por su frenetismo en algo más monótono y anodino.
Dicho frenetismo tampoco es del todo una virtud y el juego se vuelve muy caótico por momentos, a lo cual no ayuda la cámara, que se ve obligada a cambiar de modo constante de posición y no siempre acierta con el ángulo más oportuno. Esto ocurre sobre todo con los enemigos más grandes, en ese mal que suele afectar a los títulos con seres gigantes ocupando una gran parte de la pantalla y que no suele tener fácil solución.
Demon Hand, una pequeña novedad en lo jugable
El añadido de la Demon Hand, que nos permite agarrar enemigos y lanzarnos hacia ellos, así como alcanzar determinadas aéreas del escenario de difícil acceso, es una mecánica interesante que se acopla bien con el resto. Los demonios más poderosos tendrán uno o varios puntos débiles que deberemos tener muy en cuenta para derrotarlos con mayor eficacia y que podremos conocer gracias al Ojo de la verdad (Eye of Truth en el juego) que nos señalará en pantalla que partes atacar. Una vez desmembrados, es buena idea utilizar la opción de purificar esa parte extraída de los Onis, o incluso sus propios cuerpos caídos, que nos servirán para obtener un mayor número de materiales y, a la larga, crear mejores armas y equipo.
Los enfrentamientos se vuelven pronto algo repetitivos, puesto que los puntos débiles suelen ser casi siempre los mismos (patas, cola, cuernos…) y terminaremos por intentar muchas veces ataques similares, lo cual termina cansando. Por otro lado, nuestros compañeros de combate son muy diestros, capaces de hacer ellos solos gran parte del trabajo incluso sin nuestra implicación directa, si estamos algo faltos de salud. Si tenemos la fortuna de contar con alguien que nos pueda echar una mano online, la cosa se vuelve bastante más entretenida que con la IA por defecto, aunque podamos controlarla dándoles diferentes órdenes simples para que actúen en consecuencia, como que se dediquen a labores de sanación o se centren en el ataque.
De vuelta en la aldea, las visitas al herrero se harán habituales, pues nos irá ofreciendo armas y armaduras más letales o resistentes, que variarán nuestro aspecto, que a la vez podremos reforzar, siempre que tengamos los materiales adecuados. Todos estos proceden del cuerpo de los Oni, pues son los únicos elementos capaces de crear útiles que dañen a estos seres, y la cantidad adecuada de la moneda de Mahoroba.
Durante las muchas horas de juego también iremos consiguiendo varios tipos de Mitama. Estas son las almas de poderosos guerreros y antiguas divinidades que, por azar del destino, habían quedado atrapadas dentro de un demonio. Al derrotarlos y liberar el alma cautiva, estas se unirán a nosotros y nos otorgarán distintos tipos de habilidades que nos serán útiles en la batalla, ya sean de defensa, de ataque, de sanación u otra de las variantes que estarán a nuestra disposición, además de ataques especiales. Podremos tener varias equipadas a la vez e irán volviéndose más potentes según ganen experiencia al acompañarnos en la lucha.
Mucho por hacer para combatir el mal
Además de las misiones principales de la trama, contaremos con numerosas secundarias, normalmente encontrar algún material o buscar a una persona desaparecida, como liberar mitamas atrapadas en su penar. Desbloquearemos de igual modo misiones más especificas en el cuartel general de la villa, en las que tendremos que derrotar a uno o varios demonios en un tiempo determinado para obtener una recompensa, o iniciar la exploración de unas ruinas, en las que iremos avanzando piso tras piso, aniquilando todo Oni que nos haga frente. Aquí primará nuestra resistencia, si queremos terminar con éxito, y será cada vez más difícil. El cuartel es de igual modo el sitio al que acudir para hacer uso de los diversos tutoriales con los que cuenta el juego, para aprender a desenvolvernos con los distintos tipos de armas, estilos de lucha o con el manejo de la Demond Hand.
En lo que se refiere a la faceta online, si no tenéis un amigo a mano con el colaborar, la experiencia se complica un poco. A través de los monolitos podremos buscar el acceso a otros lobbies, puntos de encuentro en los que entrar con hasta otros tres jugadores y luchar en grupo contra los Oni. También tendremos la opción de crear el nuestro y configurarlos a nuestra medida, para que entren solo las personas que queramos.
Por desgracia, no parece luego tan sencillo entrar en uno y colaborar de forma activa con los integrantes, en ese mal tan extendido por muchos online de ir cada uno a lo suyo. Una lástima, porque el título se presta a ello. Por fortuna, ha salido hace poco una versión Free to Play con las que realizar misiones en grupo. Una buena alternativa para disfrutar de Toukiden 2 en compañía, aunque no se pueda acceder a la totalidad del contenido sin pasar por caja.
Tras las 25-30 horas que nos puede dar la trama, avanzando con cierta calma y superando su arranque, un tanto lento y pesado en los primeros momentos, seguirá abierto el mundo para continuar combatiendo a los Oni, con nuestros principales compañeros de equipo ya desbloqueados, y completar todos los retos restantes, explorando a fondo el mapa buscando coleccionables y materiales, realizando secundarias o las misiones del cuartel general y seguir mejorando nuestro equipo, con lo que sumar muchas más horas de juego está a nuestro alcance.
Dentro de los menús, nos ofrece todo tipo de información. No es un entorno que destaque por ser intuitivo pero sí clásico en los desarrollos japoneses. El HUD cumple bien su función aunque en ocasiones las notificaciones que nos muestra pueden superponerse unas con otras, sobre todo al terminar una batalla importante en la que obtenemos muchos objetos y las mitamas suben de nivel.
Varias generaciones por detrás en lo visual
Tampoco es una propuesta que destaque en su apartado técnico (ni siquiera en PS4 Pro), un tanto desfasado y sin que brille en nada en especial, quizás lastrado al salir también para Playstation Vita pero no digno de la generación actual. Mejora en el apartado artístico, con un loable diseño de los personajes y de las criaturas, pura inspiración de la mitología japonesa para su creación. Por desgracia, tampoco se caracteriza por su variedad de enemigos y se empiezan a hacer pronto bastante repetitivos. Las múltiples cinemáticas argumentales sí que tienen mucho más cuidado en el detalle y la realización, ayudando a que la trama te atraiga y atrape a pesar de pecar de ser un tanto típica y previsible.
Las composiciones orquestales, siempre con un toque muy oriental, de gran belleza aunque no así muy diversas y pueden llegar a hacerse algo pesadas con el transcurso del juego. Viene localizado al inglés en su interfaz y subtítulos, y se mantiene el característico doblaje original en japonés como única opción. Durante los momentos de exploración no suelen aparecer los subs de las conversaciones más banales entre los miembros de nuestro equipo, con lo que te pierdes sus comentarios, a no ser que tengas un buen dominio del idioma.
Toukiden 2 es una propuesta más que digna para los amantes de otros títulos como los de la saga Monster Hunter, que quizás deseen jugar a algo del estilo en PS4. Eso sí, es un juego que se adaptaría mejor a ser jugado en su versión para Vita que en su hermana mayor. Es muy japonés en su planteamiento y ambientación, lo cual quizás no sea del gusto de todo el mundo, y peca de un arranque de la trama lento con unas mecánicas que se hacen repetitivas y batallas que pueden resultar algo caóticas, todo unido a un aspecto gráfico ya muy superado en la generación actual. Por suerte, ya está disponible la Allies Version, un Free to Play con algunas opciones bloqueadas pero que te permitirá hacerte una idea de si es o no para ti, así como facilitar el online con otros amigos. Por todo ello, la lucha contra los Oni continua. [70]
Gran review, Andriy, mil gracias por el texto! El juego tiene buena pinta, pero estos títulos te chupan la vida.
Gracias por comentar, Cristian. Es verdad, son juegos con los que te puedes tirar meses y meses y siempre queda algo por descubrir. Miedo me da el Monster Hunter World… xD