Unfair Jousting Fair vende trompazos en monociclo

En mi menú principal hay, sentado a la vera de un pozo, un sosegado vejete que tañe suavemente un rastrillo de jardinería. Pasando del anciano, me dispongo a jugar, que a eso hemos venido. Escojo a mi avatar, un modernillo de orejas separadas de la cabeza.

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Monto mi monociclo. Frente a mí, lámpara en ristre, una bella joven –¡con las orejas volando, es una plaga!–. Y comienza la justa. Antes de que las ruedas comiencen a girar, miro de reojo a mi oponente, sentada a mi lado. No podría ser de otra manera, puesto que Unfair Jousting Fair solo ofrece partidas en multijugador local. Por suerte, una vez hallada buena compañía, nada impide que comience la hora de las tortas.

Tortas que la mayoría de veces resultan injustas, como reza el propio título del juego. Del arsenal a nuestra disposición, que va ampliándose a medida que jugamos, no podemos escoger nada: todo viene dado al inicio de la ronda. El desequilibrio también es cosmético: mi rival lleva una corona y yo un sombrero hecho con un papel de periódico doblado. Me propongo saber qué clase de autoridad celestial nos ha impuesto esta suerte para pedir explicaciones, pero no me da tiempo. La pantalla de la lámpara se acerca amenazadora a mi cara. Mi paraguas no es rival para ella y termino besando el fango.

Siguiente ronda, cambian las armas. Me toca un rodillo de amasar. A mi contrincante, un larguísimo remo doble. Pero me impongo porque mi oponente no logra mantenerse en pie y cae antes de que se produzca el choque. Las armas serán aleatorias, pero comienzo a pillarle el truco a esto.

Unfair Jousting Fair permite escoger el método de control, pero sinceramente no veo mucha diferencia entre los modos fácil, normal y difícil, ni siquiera al cabo de un par de decenas de partidas. Simplemente acabo por deducir que si pulso adelante y atrás alternativamente voy avanzando hacia mi rival. Cuentan las malas lenguas que es más difícil mantener el equilibrio sobre una rueda que ensartar al rival con el arma, pero a mí tampoco me parece para tanto. El modo de control original, eso sí, prefiero no mirarlo: siempre acabo yéndome para atrás y estampándome contra la pared al no descifrar exactamente cómo va la cosa.

Las justas no son solo enfrentamientos absurdos en monociclo al mejor de tres o cinco. Decidimos eliminar el vehículo de la ecuación, a ver qué pasa, y nos encontramos a lomos de sendos caracoles. Tras espolear convenientemente al mío con un palo de golf, mi montura se lanza, es un decir, a por el enemigo. Pero la lentitud nos puede y volvemos a la fórmula original.

Por si la cosa no fuese lo bastante complicada, tenemos rampas y pollos. Rampas para caerse, pollos que se tornan en proyectiles para derribar y ser derribados. Y un modo de juego en el cual pasamos a ocupar pantallas de Game Boy y nos acometemos casi a ciegas. Pero, muy a mi pesar, nada como el duelo clásico. Volvemos a echarle unas partidas, pero mi acompañante no es capaz de resistir mis victoriosas acometidas con paraguas, rastrillos y demás parafernalia. Cerramos el chiringuito y reflexiono.

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Unfair Jousting Fair está disponible en Steam por unos cinco euros. Es obra del estudio español Rodaja Games, y por lo divertido que es jugarlo ganó un premio en Gamepolis. Se trata de un juego que podemos calificar de absolutamente arcade. Con cuatro botones y dos elementos, arma y vehículo, se inventa un pseudodeporte ingenioso y divertido, siempre que los dos contendientes gocen de un nivel de habilidad similar. Si no, como pasa con Nidhogg, Wrestle Jump o cualquier otro juego de este estilo, el desánimo acabará poniendo fin a la diversión. Mi experiencia con él ha sido totalmente positiva, pero pregunten a quien recibía los mazazos.

Para ir concluyendo, fijemos la vista de nuevo en mis dos ejemplos, Nidhogg y Wrestle Jump, para hablar de calidad y precio. El primero cuesta el triple y ofrece, además de multijugador local, juego online y combates contra la IA. El segundo es gratis y aunque es una propuesta mucho más limitada a nivel jugable, tiene también un modo para un jugador. La brillante saga Sports Heads, lo mismo, con un plus de complejidad.

No digo que Unfair Jousting Fair no valga lo que cuesta: eso lo saben y lo deciden quienes han trabajado en él. Pero ponedle al menos un modo para un jugador, que ya se lee por los foros que se está estudiando, y yo seré mucho más feliz porque podré volver a jugarlo siempre que quiera.

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