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¿Violencia? No, gracias o La hipocresía de la censura

Uno de los juegos más esperados de Xbox 360 de aquí a Navidades, Gears of War, no saldrá a la venta en Alemania, donde no ha superado el estricto corte del órgano que se encarga de calificar los videojuegos por edades, el Unterhaltungssoftware Selbstkontrolle (USK) . Dicho órgano ha decidido que el juego, tal y como se lo han enseñado, no podía estar disponible ni para los mayores de edad.

Según parece, dicho órgano ha catalogado a Gears of War como un juego sólamente apto para mayores de 18 años, pero antes tenía que ser modificado para eliminar ciertas partes que resultaban intolerables para los de la USK y el JuSchG. El JuSchG es la agencia de protección de los jóvenes, y su artículo 14 se encarga de clasificar los videojuegos en los siguientes rangos de edad:

Hasta aquí ninguna novedad. Agencias como Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento (aDeSe) y su ampliación, Pan European Game Information (PEGI), hacen lo propio, con sus propios rangos de edad.El tema está en que los juegos que están catalogados para mayores de 18 por el USK deben ser modificados en determinados casos si la distribuidora quiere poder ponerlos a la venta en Alemania. Pero en el caso de Gears of War, parece ser que esos cambios no eran viables por dos motivos:

Más allá de tachar de hipócrita el sistema de actuación – que no de calificación – del USK, mandando cambiar ciertos aspectos de un juego pensando, supongo, que va a causar un determinado impacto en el jugador, presuponiendo que dicho jugador no va a saber encajar la acción o las imágenes contenidas en el juego, me gustaría lanzar una reflexión. Si se considera que un mayor de edad en Alemania no es capaz de jugar a un videojuego como Gears of War, ¿porqué se considera que los mayores de edad sí que pueden escoger al presidente de su país, beber o conducir sin límite de velocidad por las autopistas germanas? ¿Qué significa ser mayor de edad en Alemania? Realmente me gustaría saber qué hay de ofensivo en Gears of War para que un adulto alemán no esté autorizado a jugar a él.

Pero poniéndonos en plan egoísta, metámonos con Microsoft. Es decir, que si el juego no ha sido lanzado en Alemania no ha sido, en última instancia, por el USK, sino por decisión de Microsoft, la cuál, parece ser, ha desdeñado opciones como el crear un microespacio live para los jugadores de Gears of War de Alemania y que éstos pudieran jugar entre ellos, o incluso crear una descarga gratuita en Xbox Live a modo de ampliación gratuita para que los jugadores del resto del planeta pudieran participar en partidas contra los alemanes.

Sin conocer los costes de la hipotética implementación de estas posibles soluciones, que presupongo elevados, me pregunto hasta qué punto Microsoft está dispuesta con Xbox 360 a ganar a cualquier precio la denominada Guerra de Consolas. Desde el momento en el que considera los costes necesarios para hacer llegar a Alemania el que muchos consideran como el mejor juego que Xbox 360 que se ha visto hasta el momento, parece ser que la generosidad de los de Redmond con su segunda apuesta en el mundo de los videojuegos no es infinita.

Títulos como Mortal Kombat para Super Nintendo o Ninja Gaiden en Xbox han sido modificados rebajando su grado de violencia – sangre, decapitaciones – para poder ser disfrutados en Europa. El miedo a las reacciones de los órganos de clasificación de cada país, el causante. Bueno, si ésto es lo que hay, no sé porqué no censuran el telediario emitido al mediodía, telediario que ven miles de niños, porque la verdad siempre supera a la ficción, además de tener un componente contra el que el videojuego más violento de la historia nunca podrá competir: la realidad existe, la gente sufre de verdad, la gente muere de verdad.

No estamos hablando de temas de política, de terrorismo, de ideologías: estamos hablando de violencia virtual, de unos tipos que se cargan a unos alienígenas. Los buenos contra los malos ¿Ni tan siquiera eso pueden digerir los alemanes mayores de edad? Parece ser que no. Y no hablo de los españoles, pero toco madera para que los órganos nacionales no tengan los mismos baremos que los alemanes.

En un videojuego de lo que se trata es de distraerse, de tener claro que los personajes que hay en la pantalla son virtuales, no existen. Y si no se confía en la respuesta que vayan a tener los jugadores mayores de 18 años una vez jueguen a un determinado título, quizá el problema se encuentre en el mismo sistema educativo. Si se considera que un adulto no puede jugar a un videojuego violento, si no se confía en que no sea capaz de entender que está jugando, si no se confía que vaya a ser capaz de diferenciar la realidad de la ficción y, como consecuencia, su personalidad o sus actos vayan a ser alterados, que se potencien las clases de ética, de filosofía, o las que sean. Que se aumente la edad de mayoría de edad. Pero no seamos hipócritas. No permitamos que personas que consideramos tan volubles como los adultos se pongan al volante de los coches o que elijan a los mandatarios que van a tener a su alcance el pertinente botón rojo. Mandatarios que a su vez serán tan volubles como sus electores.

No me gusta esta reflexión, pues la única conclusión que llego en este contexto es que los adultos no somos tales, sino simples ovejas que tenemos que recibir la información a modo de hierba ya masticada. ¿Es ésta toda la libertad a la que se puede aspirar en una sociedad civilizada?

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