Estas impresiones han sido posibles gracias a la unidad Xbox 360 debug que Microsoft nos ha cedido y al disco de preview de Asura’s Wrath que Koch Media nos ha asignado. Muchísimas gracias a las dos.
Jugando a Asura’s Wrath he tenido sensaciones contradictorias. Por un lado está el arte, maravilloso. El diseño de los personajes, la ambientación entre futurista y mitológica 100% oriental y, aparentemente, el visceral guión, son algunos de los argumentos de peso de este título. Por otro, el acabado gráfico de muchos enemigos y la jugabilidad en si, con su estilo a medio camino entre Bayonetta y Dynasty Warriors, parecen, a falta de echarle unas cuantas horas más, del montón. Al menos en la beta que he podido probar, las ralentizaciones están a la orden del día y, a no ser que me haya perdido algo, los combates son monótonos e innecesariamente largos. Mención aparte para el uso de los Quick Time Events – aquí rebautizados como Synchronic Impact -, que pueden suceder en cualquier momento y que activan secuencias cinemáticas, causando más o menos daño dependiendo de la precisión con la que los superemos.
A pesar de ello, Asura’s Wrath es ambicioso. Para llegar a esa conclusión hay que situarse y darse cuenta de qué compañía estamos hablando. Se trata de Capcom, campeona entre campeonas a la hora de hacer juegos de mamporro, eso sí, en colaboración con CyberConnect2. Cualquier acto de cara a la galería de un gigante se tiene que considerar como una concesión, una apuesta y este Asura’s Wrath es una gran apuesta, su ICO particular. Me explico: cualquiera que haya probado la demo sabrá que ICO y Asura’s se parecen más bien poco, pero con esta comparación quiero referirme a la visión, a la rebeldía, a intentar desmarcarse de lo establecido, con más o menos fortuna. Pero esa es otra historia.
Cuando Clover Studio desapareció, Capcom perdió algo que quizá no aparecía en los balances contables: un plus de calidad, originalidad y rebeldía creativa. Con este Asura’s Wrath la compañía nipona parece estar intentando reivindicar que aún creen en nuevas franquicias, en la necesidad de arriesgarse con propuestas alejadas del terreno que están acostumbrados a pisar. El 24 de febrero se pondrá a la venta y para entonces podré comprobar si el juego entero consigue disipar las dudas que esta beta me ha despertado. A mi, de momento, me está gustando, más por su ambición que por lo que he podido jugar. Pero en estos tiempos de hype, un título que sobrevive a unas impresiones ya se puede dar con un canto en los dientes.
[nggallery id=128]