Llevo analizando juegos para medios desde hace más de 10 años, y por primera vez me estoy replanteando seriamente la forma en la que realizo las reviews. Concretamente, el tiempo que considero necesario invertir en jugar un juego antes de sentir que ya me he empañado suficiente de la experiencia jugable como para emitir un veredicto más o menos objetivo.
No quiero extrapolar éso a los juegos de más de 100 horas, estilo Fallout 3 o Final Fantasy XII, por ejemplo, porque en esos casos el no pasarte un juego es más una limitación que hay que asumir que una decisión personal. Yo me refiero, fundamentalmente, a los juegos que duran entre 8 y 15 horas.
Debido al trabajo, gustos personales y calidad de los juegos, durante mucho tiempo he llegado a confiar en mis instintos, y con 3-4 horas de juego era capaz de forjarme una opinión definitiva sobre cada título que jugaba. Pero Bioshock hizo que me replanteara este sistema. ¿Quién te dice que tras la siguiente esquina no va a estar el verdadero clímax del juego analizado? ¿Que lo mejor no está por llegar? A partir de Bioshock me he autoobligado a pasarme la mayoría de títulos que he analizado: KillZone 2, CoD: WaW, Dead Space… El precio a pagar es alto, porque los juegos por analizar se acumulan y te queda la sensación de que te has autoimpuesto un cuello de botella. También reconozco que hay otros, que por lo desesperanzador de sus primeras horas, me han tirado para atrás y no he tenido coj&%· de invertir en ellos mis escasas horas de vicio jugable.
He llegado a la conclusión de que la calidad se advierte desde los primeros compases de juego, y más adelante puede venir acompañada incluso de genialidad, pero que la mediocridad se huele a kilómetros. Por ello, sigo pensando que con 3-4 horas de juego es posible analizar un título. Porque, a fin de cuentas, ¿Cuántos jugadores se pasan todos los juegos que se compran?
Y tú, ¿Qué opinas?