A pesar de que Tim Schafer y co. recaudaron 3 millones de dólares para su proyecto en Kickstarter, cuando originalmente pedían 400.000 dólares, parece ser que no ha sido suficiente para acabar el juego. No sé vosotros, pero yo ya me he cagado en tito Tim lo indecible en Twitter durante esta madrugada, grrr…
Este desfalco va a hacer daño a futuros Kickstarters. Si gente VIP como el creador de Psychonauts, Grim Fandango y Brütal Legend es incapaz de completar un juego con SIETE veces más dinero del que decían necesitar, ¿qué confianza futura puede generar la plataforma?
A la espera de ver cómo acaba este sainete, la primera solución que Tim y los suyos han encontrado ha sido poner a la venta la primera mitad de Broken Age en Steam Early Access, y usar ese dinero para finalizar la segunda mitad del juego. Sea como sea, a mi se me ha roto un poco el mito, ouuww…
Para finalizar, una nota personal, un apunte gris sobre el futuro de los juegos indies: los nuevos proyectos que requieran de financiación externa se encontrarán ahora con mayor recelo por parte de los fans, poco dispuestos a más saltos de fe al vacío, vista la malversación flagrante y la poca capacidad de previsión de costes que ha habido en Broken Age. Es de agradecer que Tim Schafer sea ambicioso y con tanto dinero bajo el bolsillo su reacción fuera hacer el juego mayor y mejor en todos los aspectos. Pero su exceso de optimismo le ha devuelto a la casilla cero, con el agravante de que no puedes pedir dinero de nuevo a gente que ya te ha prestado, y de largo, toda su buena fe.
El mayor daño causado por este fiasco será ver a muchos confundiendo la falta de responsabilidad en la gestión de los fondos recaudados via crowdfunding con el crowfunding en si. Kickstarter, a nivel personal, me sigue pareciendo una gran via de financiación alternativa, la punta de lanza para romper el monolopio de las grandes y sus juegos Triple-Mas-de-lo-mismo. Creo que lo que se necesita para restablecer la confianza de futuros backers es permitir que se pueda ejercer un mayor control sobre las decisiones económicas de los estudios a los que apoyan.
Fuente | Kotaku