Lo reconozco, estaba deseando usar el juego de palabras para titular este texto. Supershigi, más conocida como Laura Shigihara, nos ha conquistado varias veces gracias su música y ahora, cuenta con argumentos suficientes para hacerlo a través de su propia obra. Rakuen es tan duro como necesario.
El talento siempre brilla con luz propia
La cantautora japonesa estadounidense se dio a conocer gracias a una de las piezas musicales más bellas que hemos oído en los últimos años: Everithing’s Alright (To the Moon) y, posteriormente, volvió a hacer lo que mejor sabe en el reciente Finding Paradise, la secuela directa del aclamado título de Freebird Games. Anteriormente, también trabajó en títulos como World of Warcraft, Plants vs Zombies e incluso Minecraft, entre otros. Un historial injustamente desconocido para muchos, sorprendentemente.
Sin hacer demasiado ruido, Laura Shigihara lleva muchos años implicada en la industria del videojuego, pero, lamentablemente, los buenos trabajos no siempre gozan del reconocimiento que merecen. Tanto es así que, curiosamente, su debut como desarrolladora de videojuegos no logró trascender ni la mitad de la mitad de lo que fue capaz de lograr con sus canciones. Hace justo un año, Laura publicó Rakuen, una aventura difícil de recomendar, pero, a su vez, necesaria para todos.
Más cerca de lo que nos gustaría
Cuando uno se pone a los mandos del juego y es testigo de sus primeros compases, puede intuir lo que está a punto de presenciar. A nadie le gustan los hospitales, pero, a menudo, nos vemos obligados a pasar mucho tiempo en ellos, directa o indirectamente. Hay cosas que no deberían existir… pero están ahí. Podemos debatir si es justo o no, pero, lamentablemente, eso nos tomaría un tiempo del que no siempre disponemos.
Rakuen nos pone en la piel de un niño que debe rondar los diez años, destinado a pasar un largo periodo en el hospital. Apenas necesitamos de cinco minutos para confirmar lo que resulta evidente tras ver un par de imágenes del juego: el chico es víctima de —lo lamento por la expresión— esa puta mierda que no debería existir. La premisa puede resultar chocante, pero, al fin y al cabo, es tan real como la vida misma. Es lo que hay; es lo que es.
Durante los primeros compases del juego, recibimos la visita de nuestra madre, curioseamos por los pasillos del hospital y conocemos a los que podríamos definir como nuestros nuevos vecinos. Como es lógico, el ambiente no es demasiado festivo, pero, sorprendentemente, tampoco es tan deprimente como cabría esperar. Es aquí donde florece una de las grandes virtudes de Rakuen: sabe mirar al rostro más temible, poniéndole su mejor sonrisa.
Lo que nadie podrá quitarnos
La imaginación. Posiblemente, la magia más poderosa de todas. En los citados To the Moon y Finding Paradise, los enfermos acuden a los servicios de Sigmund Corp. para que sus especialistas coloquen un recuerdo bonito en sus mentes, con la intención de que eso sea lo último que vivan antes de marcharse. En Rakuen es distinto, y es que un niño no necesita ninguna modificación científica para visualizar algo mejor que la oscuridad que se ciñe sobre su persona. Puede que «Niño», que no deja de ser el nombre que nos asigna el juego, no tenga un futuro demasiado esperanzador, pero, si algo tiene, son sueños por cumplir.
Rakuen no solo es el título del juego; es el mundo de ficción en el que nos refugiamos de la realidad. El gran acierto de Laura ha sido no jugárselo todo a la carta de la imaginación; ha sido fundir realidad y ficción de tal manera que, prácticamente, cuesta diferenciar si todo es fruto de nuestra imaginación o realmente está ahí. Los pasillos del hospital se conectan con el Bosque de Morizora, un lugar de lo más alegre, habitado por criaturas de lo más excéntricas. Lo que podemos encontrar en el mundo de Rakuen no dista mucho de lo que hemos visto en incontables juegos de rol y fantasía.
Un aspecto digno de mención es el hecho de que, para sorpresa de muchos, Rakuen es un título bastante más complejo de lo que habitualmente vemos en otras propuestas narrativas. Aunque resulta innegable que su piedra angular no es otra que la historia, el juego apuesta por diferentes mecánicas: exploración, resolución de puzles, libertad de movimiento… El conjunto se antoja lo suficientemente equilibrado como para ser capaz de sorprendernos, incluso cuando pensamos que ya lo hemos visto todo, ¡incluso hay un par de mazmorras al más puro estilo The Legend of Zelda!
A diferencia de lo que hemos podido ver en otras propuestas similares, Rakuen no solo es un título bastante variado; es más longevo de lo habitual. La historia se desarrolla a un ritmo muy acertado, alternando entre ambos mundos y conectando suficientes aspectos como para invitarnos a reflexionar, una y otra vez. Su gran acierto es no precipitarse a la hora de crear un ambiente en el que, en lugar de prolongar la agonía, logra que seamos capaces de hacer lo mismo que «Niño»: olvidarnos de ella.
¿Por qué no disfrutar?
Hay cosas que nos aterran. A veces, se materializan y son capaces de atormentarnos. A nosotros… y a los nuestros. Laura Shigihara ha sabido plasmar su idea, concibiendo algo tan duro como necesario. Rakuen tiene un mensaje para nosotros. Un mensaje cargado de vida, capaz de darnos una auténtica lección. El enemigo debe ser combatido en todo momento, sin concesiones ni miramientos, pero, ¿por qué no presentarse al combate luciendo nuestra mejor sonrisa?
Al igual que sucede en obras como That Dragon, Cancer, hay experiencias que se antojan difíciles de recomendar. Hay videojuegos que no son divertidos, ni lo pretenden. «Niño» no dispone de tanto tiempo como muchos de nosotros. Sin embargo, A él no le importa. Su reloj avanza demasiado rápido, pero, ¿qué más da? Tiene una misión por cumplir, su objetivo está ubicado en otro mundo y nada ni nadie puede impedir que salga en su búsqueda. No importa lo lejos que se encuentre; vamos a ir con él. Con él, y con su madre.
Me alegra ver que el proyecto de Laura Shigihara ha llegado a buen puerto. Lo había seguido en sus inicios, también por el impacto que me dejó To the Moon, pero le había perdido la pista. Ahora quizás sea el momento de enfrentarme a su obra. Desde luego, tras leerte, parece que el juego no deja indiferente y propuestas así son siempre, como dices, muy necesarias. Son juegos para tirar de empatía y así sumergirte del todo en lo que intentan transmitir.
Yo, sin duda, ya lo tengo en mi lista de próximas compras. Gracias por el texto, Roberto.
Gracias a ti por leernos.
Imagino que habrás jugado a Finding Paradise y A Bird Story, ¿no? El primero es la secuela de To the Moon, salió a finales de 2017 y ya está en castellano en Steam. El segundo sigue la línea, pero no tiene que ver con la saga aunque es del mismo creador, dura 60 minutos y si te gustan los animales… te dejará tocado, es genial.