Impresiones: Chants of Senaar, un enamoramiento difuminado

Había cogido con ganas Chants of Senaar (Rundisc, 2023), bastante hypeado por los piropos que le echó Óscar Gómez desde el Podcast Reload de Anait Games, y también desde su análisis.

La premisa básica es aprender idiomas nuevos. Pero no te asustes, no se trata de memorizar palabras, sino de asociar las palabras escritas en lenguas creadas expresamente en Chants of Senaar con la traducción en nuestro idioma.

¿Cómo se hace? Ahí radica la gracia, porque se nos permite como jugador tomar notas y capturar qué es lo que cree que significa cada símbolo. Luego, al leer los símbolos, aparecen sus notas reflejadas al lado de los símbolos. Chants of Senaar también proporciona un mecanismo para validar nuestras suposiciones, de forma que podemos consolidar el conocimiento y podemos leer los símbolos sin miedo a equivocarnos.

Comprender qué significan los símbolos es vital para poder resolver los puzles con los que nos encontraremos en nuestro periplo por la torre que el protagonista se ha propuesto recorrer. Estos puzles, que son consistentes con la original propuesta, se intercalan, para mi desgracia, con secciones de sigilo, muy tradicionales y bastante menos sugerentes que la premisa principal de este Chants of Senaar.

Creo sinceramente que al juego de de Rundisc le habría ido mejor un diseño de aventura conversacional, evitando las secuencias de sigilo, pudiendo centrarse en su interesante proposición.

Me consta que a Vex la obra de Rundisc le ha gustado bastante más que a mi, y le he pedido que escriba un análisis más positivo que estas líneas. A pesar de que Chants of Senaar se me ha atrancado, soy el primero que aplaude su premisa. Me ha parecido original, inspirada y con muchísimo potencial. Por desgracia, el conjunto del juego me ha tirado para atrás con un cocktail que, sinceramente, se me ha hecho bola.

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