Continuamos repasando los candidatos a juego del año de esta santa casa. Hoy nos centramos en Journey, quizás no el juego más largo, ni el más espectacular del año, pero sí el que más cúmulo de sensaciones ha dejado en todos aquellos que lo han jugado, que lo califican, en su mayor parte, como una obra maestra.
Este juego de That Game Company, desarrollado con la ayuda de Sony Santa Mónica, nos invitaba a realizar un viaje de unas tres horas en las que las sensaciones, los sentimientos y el nivel artístico del juego tanto en su apartado visual como en su banda sonora eran los platos fuertes.
En Journey no pegamos disparos, en Journey no podemos hablar con otros jugadores en el modo multijugador, en Journey, como su nombre indica, solo podremos viajar, viajar por una serie de paisajes, por una historia abstracta que sin embargo logra tocar la fibra sensible de casi todos nosotros.
Con un concepto básico que se acerca al de las plataformas, deberemos ir superando diversas pruebas que se cruzarán en nuestro camino antes de llegar a esa montaña de luz al final del viaje que a buen seguro hará que a más de un tipo duro, hardcore del videojuego, como el que os escribe, se le salte alguna lágrima.
Es muy difícil describir este título con palabras porque a cada paso dado en su maravilloso mundo, a cada minuto invertido de nuestra vida en Journey, el cruce de sentimientos es tal que no hay expresión en la faz de la tierra que le haga justicia.
Journey quizás sea el título que más acerca a los videojuegos al arte clásico y eso nos encanta, todo ello unido a una ambientación sublime, a la mejor banda sonora del año de lejos y al cúmulo de sentimientos que transmite hacen de Journey uno de los mejores juegos del año y uno de los candidatos más fuertes a GOTY 2012. Para muchos de nosotros ya lo es, por lo menos, en nuestros corazones.
Pura magia!
Ese juego lo analicé estando aún en MeriStation. Como juego, como experiencia lúdica, por duración, diversión, jugabilidad, etc, es un juego notable. Pero como experiencia es una PUTA OBRA MAESTRA. El arte que trasciende de la pantalla, la armonía que el todo desprende en este juego, la sensación de complicidad con el personaje, la curiosa forma de comunicarse con el/los jugadores con los que nos encontremos durante el «viaje», el valor artístico del juego, esas arenas y ese sol, esa subida final, y esa ESCANDALOSA BSO de Austin Wintory conforman una de las mejores experiencias que he podido probar este año en cualquier plataforma.
Fríamente, como juego, no es perfecto por varios aspectos -entre ellos una duración ínfima-, pero nadie debería dejar de jugarlo, al menos dos veces.
Pagas casi lo mismo por una película y en muchos casos es más corta y bastante peor que este juego 😀
Este juego es para tenerlo en fisico y ponerlo en la estanteria, junto a ICO, Shadow of the Colossus, LIMBO, Machinarium y algunos mas que me dejo
juegos que tienen magia
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