A Space for the Unbound: alegría y sufrimiento

He tenido que dejar pasar unos días para poder escribir esto, para poder dejar reposar mis ideas. Porque ya no es solo que me haya gustado sino que, por el impacto que me ha causado, me ha enamorado. Una obra sobre la vida y la muerte, sobre el trauma. A Space for the Unbound trata temas como la depresión, la pérdida y el suicidio… y lo hace de manera excelente.

A Space for the Unbound

Un lugar para los descastados

No es la primera vez que el estudio indonesio Mojiken Team ha tratado estos temas. Su anterior gran obra, When the Past was Around, es también magnífica en su representación del duelo y su aceptación a través de los recuerdos de nuestra protagonista. Un título duro, donde la narrativa se hila a través de escenarios donde encontrar objetos para ponerlos donde tocan, al más puro estilo de las aventuras gráficas point & click, pero contando además con un estilo artístico impecable obra de Brigitta Rena y una obra sonora instrumental —y que a su vez sirve a un propósito narrativo implícito— de la mano de Masdito Bachtiar. Si esta obra ya conmovía enormemente por el dolor que era capaz de transmitir una historia muy humana y, sobre todo, cercana, lo que consigue A Space for the Unbound es alcanzar un nuevo nivel en cuanto a conexión con el jugador.

No todo el mundo ha sufrido de depresión o ha visto a alguien hundirse en ella, y afortunados sois los que no hayáis pasado por esto. Quizá este elemento es el que ha hecho que para mi la experiencia cercana a la catarsis, que haya visto en el protagonista un resquicio de mi, pero también en los distintos personajes. Hasta el final no entenderemos lo que sucede, pero eso no nos impide ver los resquicios de lo que sucede entre las bambalinas de este mundo cubierto de nostalgia… y dolor.

Nirmala

Es hora de despertar

A Space for the Unbound nos pone a los mandos de Atma, un joven adolescente que, por azares de la vida, se topa con Nirmala, una niña de unos diez años con una imaginación desbordante y una situación delicada: su padre está endeudado para poder llevarla a la escuela, y esto repercute en las exigencias y responsabilidad que recaen sobre los hombros de la chiquilla. El progenitor no para de culparla de la situación, pretendiendo que abandone sus juegos infantiles y demás «pierdetiempos» que no le sirvan para convertirla en una niña modelo. La felicidad de la pequeña, como veis, no importa si no viene acompañada de resultados.

Con un principio tan duro, podemos contemplar los primeros trazos que hace la historia en representación de la depresión: el dolor causado por ver como aquello que te hace feliz no sirve para contentar a un padre demasiado exigente. Pronto, veremos como todo se rompe además cuando Nirmala, en una fuerte tormenta, cae al río, con Atma intentando salvarla… y cayendo también. Todo esto no era más que el prologo del título, pues nos despertaremos entonces, repentinamente, sentados en nuestro pupitre. Todo parece haber sido un sueño, como bien nos recuerda nuestra novia, Raya, sentada frente a nosotros y sonriendo con ternura. Hoy era el día que teníamos que entregar el papel sobre nuestros planes de futuro al orientador de la escuela y nosotros aún no estamos preparados para eso.

RayaLa vida en sueño

Recordamos lo soñado, pero no entendemos de donde sale, así que prontamente abandonamos esos pensamientos y nos disponemos a vivir un perfecto día de primavera con Raya. A partir de este momento, estamos cautivos en el relato de Mojiken. A Space for the Unbound comienza a mostrar la historia detrás de ese sueño de manera cautelosa, lentamente, dejando que penetre en nuestro interior y que las circunstancias a nuestro alrededor nos hagan desearle lo mejor a la joven pareja. Hasta pasado la mitad del juego todo son incógnitas muy bien conjugadas que componen un misterio complejo y doloroso.

Pero hasta ese entonces, difrutaremos de la ciudad. Estamos en Indonesia a finales del Siglo XX, en una pequeña ciudad alejada de las grandes ciudades cosmopolitas, por lo que el tejido de la ciudad lo componen un cibercafé, una cafetería, unos recreativos, una tienda de ultramarinos, como elementos principales, distribuidos a lo largo de unas pocas calles. Elementos que nos transmiten esa sensación de nostalgia por el pasado mientras consigue crear la ilusión de estar en una ciudad real… un escenario perfectamente configurado para las necesidades de nuestros jóvenes protagonistas, deseosos de poder cumplir su lista de sueños antes de decidir que camino van a tomar para la adultez.

De aquí para allá vamos encontrando los objetos y cumpliendo la lista. ¿Ir al cine? ¿Acariciar animales? ¿Encontrar una canción que nos haga llorar? La lista no va a completarse sola, así que tendremos que recorrernos el pueblo y encargarse de los recados que nos manden para alcanzar nuestra meta, sin importar que tengamos que ser los mejores en un pseudo Street Fighter o encontrar todos los ingredientes para una receta. Incluso nos colaremos en el corazón de las personas para conseguir nuestro objetivo. Uno que, sin destripar nada, será el que nos haga avanzar en la trama y descubrir los miedos y obsesiones de los protagonistas.

Corazón

La calma antes de la tormenta

Habéis visto las imágenes que acompañan a este texto, ¿acaso no respiran paz? ¿Nostalgia? ¿Amor? Pero si recordáis, al principio del juego y al principio de este texto he mencionado las palabras claves: suicidio y depresión… pero ya basta de hablar del juego, quiero ser un poco más egoísta y mezquino, así que hablaré de mi. No he venido a analizar un juego, he venido a liberarme, a externalizar todos los sentimientos que A Space for the Unbound me hizo sentir.

Por eso, y lo digo ya, para mi este juego es una obra maestra: por lo que me hizo sentir. No es que un par de lágrimas asomaran tímidamente de mis ojos, temerosas de salir, sino que este juego rompió algo en mi interior y me dejó desnudo frente al final. Cuando comienzas a entender que ocurre tras el placentero escenario y comprendes que todo inicio tiene un final, descubres cuan dolorosa puede ser la verdad. El La depresión es la muerte invisible, salvo que una persona no quiera, ver el dolor de un corazón, los traumas de un ser humano, es imposible.

La gente con esta enfermedad miente muy bien.Comprenden el dolor perfectamente y cómo ocultarlo… y a veces no hace falta ni ocultarlo mucho. No hay más ciego que quien no quiere ver y se por experiencia que, incluso conociendo la situación, las personas de tu entorno son capaces de ignorar cualquier sintomatología por obvios que se muestren en tus muñecas. Porque, simplemente, es más fácil. Las lamentaciones pueden esperar para el final, la vida no puede esperar salvo en la muerte.

Caída

El doloroso final

Igual que en la vida real, el juego oculta su dolor bajo una fachada. Conforme más conozcamos a una persona, o a un videojuego en este caso, mejor veremos a través de las grietas de su persona, hasta que, si de verdad ponemos intención, podemos ver bajo la máscara que oculta el sufrimiento. Algo similar ocurre en A Space for the Unbound, donde no sabremos hasta el final que se esconde tras las casas de colores, tras ese cielo azul tan vibrante ni esa voluntad tan inquebrantable… hasta que llega el final.

No puedo ser imparcial hablando del juego. Yo he vivido esta historia, aunque sin todos los tintes fantásticos que la colman y la elevan para que el jugador corriente, aquel que quiera disfrutar de la misma, pueda gozarla y sentir con ella. E incluso así, no puedo sino verla como una historia perfectamente veraz, como algo que anelaría aquella persona que padezca depresión. Es un juego que merece ser jugado, una historia que merece ser contada y entendida… y después de eso, reflexionada. Situaciones así pasan constantemente, da la casualidad de que yo, como individuo, he vivido una dolorosamente similar a esta, pero nadie está libre de ver como el mundo se cae, como la vida sigue… y termina anelando, precisamente, un sitio al que pertenecer. Un espacio solo para ti. Un lugar en el que ser feliz.

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