El staff de AB es como tu, joven semiviejuno, con más dinero en la estantería que en la Cuenta Vivienda y con remordimientos cada vez que abandonamos un videojuego en la segunda o tercera pantalla. Por eso sabemos que dormirías mejor si te autoconvencieras que no has fallado a Kojima, a Jaffe o a Miyamoto cuando has decidido no seguir jugando a sus últimos juegos tras dedicarles unas cuantas horas, así que allá van nuestras 3 razones para un mundo mejor sin remordimientos por no ver el tan sobrevalorado game over final.
1. Los finales de hoy en día son una mierda. Desengáñate, los tiempos de Amstrad y Spectrum ya pasaron. Superar un juego no te garantiza presenciar un virtuoso ejercicio de los diseñadores gráficos en el que explotan al máximo la potencia de tu máquina. Al final de juego no te encontrarás una secuencia mágica que te explicará todos los secretos del juego, de Perdidos y de cómo ligarte a la Johanson sin necesidad de que te toque el euromillón. Como mucho visualizarás un video de menos de 30 segundos en el que lo dejarán todo más que abierto para una hipotética segunda-tercera-enésima entrega en el que no se atará ningún cabo que no estuviera ya atado. Es más, es posible que hasta te hagan dudar de lo que se supone que ya sabías.
2. Lo mejor de los juegos está al principio. ¿Cuál es la mejor fase de títulos como Super Mario 64 o Metal Gear Solid 2? ¿Cuánto se tarda en alucinar con la ambientación de Bioshock o del multijugador de Call of Duty 4? Poco o nada. Vale, quizá te pierdas a algunos enemigos o no desbloquees todas las armas, pero ¿De verdad crees que merece la pena seguir jugando a ellos tras 5-6 horas para ello, incluso recurriendo a guías? Yo sinceramente lo dudo.
3. No hay tiempo para tantos Triples A. ¿Realmente quieres dedicar hasta 15 horas – o incluso más – a un mismo videojuego? Vale, estás jugando, estás enganchado, pero a las 5 ó 6 horas de estar haciendo todo el rato lo mismo seguro que el encanto ha ido decreciendo paulatinamente, por mucho que te quieras engañar a ti mismo. Y, mientras, tus últimas compras te miran desde la mesa con ojos de gato degollado esperando que les prestes un poco de atención. Según mi experiencia, te aviso que los juegos a los que no concedas una oportunidad durante el primer año de su compra ni los vas a abrir, así que tú mismo.