Hace tan solo unas semanas, Norma Editorial, editora de la revista de tirada mensual ¡Dibus! anunciaba el fin de la misma con el próximo número, el 178. ¡Dibus! nació hace quince años, en el 2000, como una publicación dirigida tanto a los más pequeños como a los adolescentes que trataba de acercar el mundo de la historieta, el cómic y el manga.
La revista ¡Dibus! también pretendía fomentar la creatividad de los jóvenes lectores y enseñarles las diferentes técnicas del dibujo existentes para crear sus propias historias o ilustraciones. Muchos somos los que hemos comprado sino todos, algún número de ¡Dibus! en nuestra vida y, sin duda, es una verdadera pena que proyectos locos, tal y como lo denomina su editor, Óscar Valiente, tengan que llegar a su fin porque no recauden lo suficiente como para que el equipo quiera arriesgarse a continuar la aventura y agrandar un agujero en el bolsillo que, a veces, si el proyecto es independiente y no depende de ninguna empresa, puede llegar a acarrear problemas al inversor incluso en el ámbito de su economía personal.
En el comunicado oficial de despedida, Valiente explica detalladamente cuáles han sido los motivos que han precipitado al equipo a tomar tan difícil decisión. Aunque de todo el comunicado se desprenden palabras sumamente emotivas y honestas para los seguidores de la revista, me parecen encomiables las siguientes líneas de Óscar Valiente:
“Podríamos intentar cambiar los contenidos, los regalos, reducir la cantidad y calidad de las páginas, hablar más de famosos, cantantes y deportistas… y entonces ya no sería la revista ¡Dibus!.»
En un periodo en el que muchas veces el buen contenido se ve asfixiado e incluso sepultado por otro de peor calidad o de calidad inexistente pero que genera lectores, es un acto de valentía con todas las letras el decidirse a terminar con un gran proyecto que, en quince años habrá reportado muchas alegrías y orgullo al equipo, para preservar su espíritu y el cariño que se ha puesto en cada línea, en cada página y en cada entrega mensual por ofrecer un producto auténtico y de calidad.
Sin embargo, me sorprende que las ventas de la revista hayan caído tanto en unos años en los que el cómic, el anime y el manga han tenido un buen despegue en España entre los jóvenes, al menos esa es mi apreciación personal. No obstante, hay que tener en cuenta que esta revista estaba dirigida más bien a los niños, por lo que quizá los padres por desconocimiento no ofrecen este tipo de entretenimiento a sus hijos.
Quizá es que el consumo de cultura ha caído en España —la crisis también tiene su parte de culpa—. Sinceramente, pienso que la calidad lectora de los ciudadanos de nuestro país ha decaído en general y que ahora se consume mucho más contenido basura que años atrás, dejando de lado diversos sectores que además de entretenimiento ponían la cultura al alcance de todos. Últimamente no paro de escuchar la suerte que tenemos de que en Internet se puede aprender de todo pero, sinceramente, creo que son pocas las personas que usan la gran red para ello. De hecho, creo que podéis haceros una idea de qué es lo más buscado en España en Internet a continuación:
- Gran Hermano 15
- Mundial 2014
- La Voz Kids
- Ébola
- iPhone 6
- Tito Vilanova
- Supervivientes
- Robin Williams
- Eurovisión 2014
- Adolfo Suárez
Estas son, según Google Trends, las palabras que han tenido un mayor crecimiento en el buscador gracias a que los españoles las han buscado más durante este año.
Por otra parte, hace unos meses los diarios publicaban que desde el inicio de la crisis se venden un 30% menos de libros en nuestro país. La mayoría de aquellos que han dejado de comprar libros —o que no han comprado ni uno en su vida, que también hay casos— lo justifica ya que “los libros están muy caros”, pero luego no les importa gastarse unos eurillos en cañas o en irse a ver el último “clásico” —que también es muy loable, pero entonces no me digas que no compras libros porque son muy caros—. En España se ha dejado de lado el sector de las popularmente conocidas librerías de viejo —conozco casos en que no sabían ni que esto existía—, donde podemos encontrar innumerables obras por precios de risa, por menos que una caña un lunes en 100 Montaditos.
En el caso de las revistas, si creemos que en nuestro país es caro pagar entre 3,50 y 6,00 euros por una revista con papel de calidad y 200 páginas de contenido, que es lo que tienen de media nuestras revistas, podemos echar un vistazo a Alemania, donde se consumen muchísimas revistas al mes y éstas cuestan de 6,00 euros hasta incluso 40 euros.
Aunque las causas y las justificaciones sean muchas, siempre es algo terrible que un proyecto en papel termine. Para mí, una gran desgracia. Sin embargo, que estas cosas no ocurran está en nuestra mano y en nuestra voluntad de seguir yendo al quiosco cada mes a por nuestra revista favorita y no verla morir progresivamente.
Por último, algunos profesionales del sector editorial español han querido colaborar con nosotros y nos han mandado su testimonio, avalado por su dilatada experiencia en este campo, y que podéis leer a continuación:
«El cierre de una revista en papel siempre es motivo de tristeza, más aún cuando parece ser la tónica habitual en estos tiempos que corren. En el caso de la prensa escrita, a la crisis económica global hay que sumar una crisis más específica, la del cambio en el modelo de negocio, ese salto de lo analógico a lo digital que nos plantea a los profesionales del sector dos grandes dificultades: la primera, aprender a mata caballo las nuevas técnicas y posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías —algo que, desde mi punto de vista, se está consiguiendo en líneas generales—, y la segunda y más importante, conseguir forjar un medio de comunicación sostenible económicamente. Hoy en día se tiende a la gratuidad de la información, de forma que el sustento de un medio radica principalmente en los fondos obtenidos de sus anunciantes; unos anunciantes que, en muchos casos, aún no están del todo dispuestos a abandonar el papel y abrazar los nuevos medios digitales. Confío en que con el paso del tiempo se alcance un equilibrio que permita la supervivencia de la prensa escrita y de las revistas, aunque sea en formatos radicalmente distintos a los que tienen ahora, y me entusiasma el abanico de posibilidades que nos ofrecen a los periodistas las redes sociales, las páginas webs, etc. No obstante, la presión que se ha vivido en el sector en los últimos años ha sido durísima, y temo que si la transición se alarga mucho más, la desaparición de Dibus no será la última que tendremos que lamentar.»
Jaime Valero, redactor jefe de la revista Hip Hop Life
«Imagino que podríamos definir la situación actual como de totalmente mediatizada por la existencia de Internet, algo que nos ha cambiado la forma de ver las cosas: todo más inmediato y gratuito. Eso hace que las revistas tengan que buscar alternativas a la forma tradicional de entenderlas. De todas formas, hay otros condicionamientos negativos peores, como la crisis, que aparte de afectar a los bolsillos del comprador, condiciona a los anunciantes de las revistas y medios, que es del primer lugar de donde reducen gastos; curiosamente, lo ven como un gasto en vez de una inversión. Está claro que hay que buscar alternativas y transformarse, ya que de lo contrario, estamos condenados a desaparecer. Fruto de ello, en Dolmen hemos sacado el Dolmen Anuario 1984, un libro en tapa dura de 256 páginas, que publicamos como alternativa a la revista mensual y en la que hablamos de todo lo sucedido en el mundo del cómic ese año, en 1984: artículos en profundidad de las principales colecciones, sagas, autores… Y parece que hemos acertado ya que la aceptación ha sido tal que estamos a punto de agotar la tirada.»
Vicente García, editor de la revista Dolmen
Pocas palabras quedan ya para tan triste noticia. Os invitamos a que también vosotros nos deis vuestra opinión o perspectiva acerca del asunto.