El survival horror coge fuerza de nuevo, pero no la amalgama de géneros en lo que lo habían convertido últimamente CAPCOM o KONAMI. Cogiendo la esencia de juegos como los Amnesia, Outlast o Slender, Krillbite Studios nos trae el terror primigenio, la primera sensación de miedo que tenemos en nuestra vida… es decir: el terror visto desde la mirada de un niño.
Y es que nada vuelve a ser igual a como lo vemos mientras somos pequeños: el miedo a lo desconocido ya está latente, pero es todavía peor las cosas que vemos y que moldean nuestros primeros años en este planeta dejado de la mano de Dios. Desde nuestro punto de vista: un pequeño ser rodeado de cosas mucho más grandes que nosotros, a los que nos cuesta movernos y comunicarnos con alguien,… la realidad puede ser muy terrorífica desde el punto de vista de un niño, y este excelente e ingenioso punto de partida es el que han utilizado en Krillbite Studio para presentarnos un juego donde encarnamos a un bebé que busca la única situación en la que se encuentra a gusto: con su mamá. Un punto de partida tan original que sólo se nos ocurre decir «Cómo no se le ha ocurrido a nadie esto antes», pero además de un buen punto de partida estamos ante un juego excelentemente diseñado en cuanto a argumento, y que gracias a un final tan inteligente como inesperado por los temas que trata, se queda marcado desde ya en mi memoria como jugador. Vaya por delante esto: mi aplauso a los desarrolladores por los temas tratados, el simbolismo mostrado en pantalla y las ideas plasmadas en el juego. Ahora, sólo faltaría que además nos regalasen un juego con una gran variedad de acciones, mecánicas de juego y situaciones a resolver y estaríamos ante una obra maestra (que no es el caso), pero por lo menos nuestra atención merecen tenerla.
Como decía, en Among the Sleep somos un bebé en el día de su cumpleaños, mientras lo celebra con su madre. Nos regalan un oso de peluche que se llama Teddy, y que cuando no hay nadie delante es capaz de hablarnos y de moverse por su cuenta. Además de eso, tiene una particular función para nuestro personaje: cuando lo cogemos en brazos y lo apretamos contra nuestro cuerpo es capaz de iluminar nuestro alrededor unos metros, con lo que podremos ver algo en los escenarios más oscuros por los que pasaremos. No haré ninguna mención a los continuos simbolismos y elementos imaginarios de la mente del bebé para no fastidiar la experiencia a quien se ponga a jugar el juego, pero cuando lo hagáis os daréis cuenta de los continuos lazos y conexiones que ponen en pantalla Krillbite Studio tanto en objetos como en situaciones concretas de la jugabilidad.
En un momento dado, cuando nuestra madre nos lleva a dormir, nos despertaremos en mitad de la noche, y con Teddy iremos a buscar a nuestra madre, que no está. Desde ese momento hasta el final del juego iremos a buscarla por medio de recuerdos que encontraremos en los 4 escenarios que conforman Among the Sleep, y en los que tendremos que realizar diversas acciones más o menos sencillas (no hay puzzles complejos en ningún momento, y aunque hay escenarios más o menos amplios no nos quedaremos atrapados en ningún momento o sin saber qué hacer) para recuperar esos recuerdos y con ellos, a nuestra madre. Tendremos fases de plataformas (para acceder a los tiradores de las puertas y otros elementos), de exploración (para recuperar diversos ítems que nos hacen falta para pasar a otros mapeados) y de infiltración (para que no nos encuentre el ser maligno que nos persigue) escondiéndonos en diferentes sitios y en momentos concretos muy marcados.
El juego es corto, sobre las 2 horas de juego, algo que nos parece insuficiente en general, pero que en esta ocasión seguramente alargar más el juego con situaciones y niveles similares a los existentes sólo conseguiría minimizar la «magia» que posee el título tal y como está estructurado. Visitaremos varios escenarios (aparte de la casa en la que vivimos) y que están diseñados de forma que, tal y como están representados, produzcan ese efecto de temor-miedo que en situaciones normales reflejan todo lo contrario. Desde la propia casa, a oscuras y con multitud de cosas tiradas por el suelo, con relámpagos apareciendo súbitamente en momentos puntuales, logrando ese efecto «mal rollo» y pequeños sustos que, si bien no alcanzan el nivel de otros corta-respiraciones como hemos visto en Outlast (por ejemplo) sí logran tenernos en tensión gracias también al apartado sonoro que adereza todo el conjunto.
Y es que el diseño visual del juego está perfectamente recreado, uniéndose a ello la decisión tomada a la hora de jugar desde el punto de vista de los ojos del bebé: podremos ver nuestro cuerpecito, cómo se mueve algo torpe todavía, podremos gatear (al gatear nos movemos más rápido pero hacemos más ruido, y si vamos andando iremos más lentos pero lo haremos en silencio, importante dato a la hora de decidir qué haremos en determinados momentos), andar, subirnos a unas alturas,… incluso interactuar con muchos elementos de la casa aunque no nos sirvan para nada (lo típico en los niños, coger todo a lo que les alcanza la mano aunque sea sólo para inspeccionarlo y después no volver a hacerle ni caso). Destacar el ángulo y la visibilidad que tendremos, un punto de vista bajo como corresponde, y con una escala de los elementos bastante bien elegida. Las sombras, los efectos de luz, el blur que barre la pantalla cuando estamos en peligro,… todo mantiene un estilo muy coherente y que le da cohesión; una visión entre realista y cartoon, con constantes cambios cromáticos en los distintos niveles para darle variedad, todo ello desde la penumbra que ocupa la noche y que mantiene el miedo constante a un niño pequeño.
Se le pueden poner pegas al juego, evidentemente, y varias: la linealidad de la acción es demasiado evidente, los puzzles son muy básicos y la dificultad es casi nula para avanzar. Quizás los momentos más difíciles en principio (después se le pilla el tranquillo rapidamente) es qué hacer cuando el enemigo oscuro nos persigue y cómo tenemos que hacer para evadirnos. Tampoco se ha logrado un balance equilibrado entre intentar sobrevivir y no hacerlo, ya que simplemente una pantalla en negro y unos cuantos sonidos poco desagradables nos anunciarán que nos han cogido. El efecto causado por «perder» es mínimo, la sensación de que aunque nos cojan tampoco es demasiado problema disminuye la tensión lograda con el resto de apartados, algo que desmerece un poco la jugabilidad y las mecánicas. Por último, quizás, se podría haber hecho más énfasis en ciertas situaciones que no voy a nombrar, para conseguir que nos sintamos parte de la acción en vez de sólo la persona que controla al bebé. Identificarse con el protagonista en muchos momentos se hace algo difícil, forzado.
El apartado sonoro es bastante bueno, muy bien elegido, y que causa con esa canción infantil que suena mientras nos persigue la oscuridad una mezcla perfecta para el suspense y el susto fácil. La voz de nuestra madre está bien interpretada y los FX de sonido son de buena calidad, no aparecen en demasía y eso los resalta todavía más. En definitiva, Among the Sleep es un juego que todo usuario debería de jugar. Son sólo 2 horas, pero hay que felicitar a Krillbite Studio por lo logrado. Un survival desde un original punto de vista, con unas mecánicas sencillas, pero con una gran carga simbólica tanto a nivel visual como argumental. Una vez acabado el juego la rejugabilidad es nula, pero ataréis todos los cabos y os quedaréis con la sensación de haber probado algo tan interesante como inteligente por su planteamiento y desarrollo de temas normalmente no tocados por los videojuegos, pero que desde el punto de vista de un niño pueden ser el peor de los infiernos. Me ha gustado, sí señor. Quizás algo subido de precio para lo que ofrece en duración, pero no para las vueltas que le daréis en la cabeza al resultado.[70]
La verdad es que la idea es cojonuda, tengo muchas ganas de probarlo.