ANÁLISIS REALIZADO PARA CANAL JUEGOS
El arcade de carreras por excelencia llega a PSP con su identidad intacta: velocidad y conducción al límite para ser el primero en la línea de meta. Como dice la canción, para ser conductor de primera, acelera…
… acelera, acelera/ para ser conductor de primera/ hace falta ser buen bebedor (gracias Karlos Arguiñano por enseñarme la letra más lamentable de entre todas las melodías clásicas de la España cazurra). Burnout Dominator es un aperitivo en formato portátil que pretende recuperar el espíritu clásico de la saga desarrollada por Criterion mientras se dan los últimos retoques a la esperada quinta entrega que saldrá a finales de año para PS3 y Xbox 360.
Pero lejos de ser un título de relleno, la versión portátil del arcade de conducción más popular del mercado, con permiso de Ridge Racer, ofrece diversión, velocidad y ese espíritu de conducción salvaje y al límite que solamente los videojuegos pueden ofrecernos. En un intento por devolver la saga a sus orígenes, en Dominator prima la conducción habilidosa, las curvas y derrapes larguísimos y el aprovechar al máximo los burnouts por encima del golpear a los rivales para sacarlos de la pista. También existe esa parte de agresividad, no os voy a engañar, pero su importancia es mucho menor que en la anterior entrega, la cuarta, conocida como Revenge.
Gráficos
Burnout siempre ha sido espectacular visualmente, con una gran cantidad de vehículos, una sensación de velocidad hiper realista y unos decorados recreados con esmero para hacernos sentir los kilómetros por hora al máximo. Y que Burnout Dominator sea portátil no significa que se haya quedado pequeño en ese aspecto, porque el juego pinta genial en la panorámica de PSP.
Lo más difícil de portar desde una máquina como PS2 es sin duda la tasa de refresco, pero se ha conseguido que el juego se mueva a un nivel estable y sin ralentizaciones. A ello ha contribuido la disminución en la calidad de las texturas, el nivel de detalle de los escenarios y que el tráfico que aparece en los circuitos es menor que nunca. También se nota el bajón en la representación de los vehículos y del daño que reciben. Pero, salvando las distancias y a pleno rendimiento, cuando el velocímetro parece que va a estallar de la velocidad que llevamos, las diferencias entre la versión de PS2 y PSP son casi imperceptibles.
A pesar del excelente trabajo realizado en la conversión, hay una pega que aparece presente en varias entregas y a la que esta versión PSP no es ajena: el sistema de colisiones. En la tercera y cuarta entrega veíamos como en ocasiones que pasábamos rozando a un competidor sin tocarle, el sistema detectaba que habíamos impactado y comenzaba el “bullet time”. En esta versión ocurre exactamente lo contrario, nos parece que hemos chocado contra el tráfico en sentido contrario y, oh, milagro, finalmente nos ha atravesado. El resultado es que entre la escasez del tráfico y las limitaciones del sistema, chocar es más difícil que nunca.
Sonido
Además del perfecto trabajo en el doblaje al castellano de las secuencias de introducción que nos sirven de tutorial, los efectos de sonido mantienen la escala de las entregas para las máquinas de sobremesa, por lo que además de ser reconocibles por los seguidores de Burnout, son excelentes. Y en esta ocasión la banda sonora está compuesta por 36 canciones que van desde el corte trascendental de los noventa con Alice in Chains hasta una popular Avril Lavigne que aparece por triplicado, pasando por un montón de nuevos grupos estadounidenses donde predomina el emo y el rock pegadizo.
Jugabilidad
Dominator es un regreso a los orígenes de la saga Burnout, donde la importancia de tomar bien las curvas, haciendo derrapes larguísimos para conseguir llenar la barra de burnout y quemarla en las amplias rectas yendo en sentido contrario, esquivando a los rivales… El factor takedown, también conocido como apartaos-u-os-aparto, está en un segundo plano y aunque hay niveles en los que dicha modalidad hace acto de presencia, son menores en número que en las entregas Takedown y Revenge que disfrutamos en PS2, Xbox y, la última, también en la 360.
Una de las dos novedades más destacables de Dominator es la nueva forma de usar los Burnouts. Ahora, al llenar de fuego la barra de Burnout se vuelve de color azul lo que nos permite usar un impulso especial; no vas más rápido que con un impulso normal, pero se pueden ir encadenando impulsos si realizamos el suficiente número de maniobras arriesgadas mientras quemamos dicha barra, añadiendo así multiplicadores cada vez que completamos la maniobra. Es importantísimo dominar la técnica durante los primeros circuitos porque para progresar en el juego vamos a tener que usarla a menudo; y lo mejor para llenarla es derrapar tanto como podamos.
La segunda novedad interesante y que probablemente se pase luego a la quinta entrega son los llamados Atajos distintivos (signature shortcuts) por los que abriremos un atajo en los circuitos si conseguimos echar de la carretera a un rival en un punto determinado del circuito. En Burnout Revenge los “signature takedowns” únicamente servían para conseguir puntos y rellenar la barra de impulso, por lo que la evolución es clara y a mejor. Además, en muchos circuitos será vital para llegar los primeros el usar esos atajos, así que cuanto antes los desbloqueemos más sencillo será progresar en el juego.
Durante el modo carrera habrá competiciones de distinto tipo, algunas ya conocidas como eliminador, road rage, carrera convencional y competición de burnouts. Pero hay tres modalidades que marcan la novedad: maniac, near miss y drift challenge, que traducido al castellano vendrían a decir: conduce como un loco, cuidado que te chocas y para que usar el freno de pie si puedes usar el de mano.
El modo maníaco sería la evolución natural del conocido Traffic Attack, en el que debíamos deshacernos de nuestros rivales a base de golpes; la diferencia es que ahora debemos evitar chocar mientras conducimos a toda velocidad en sentido contrario, rozando a los competidores y encadenando burnouts. Por su parte, en los desafíos Near Miss y Drift Challenges se valora exactamente eso, el pasar cerca de los rivales y nuestra habilidad derrapando, que nos darán más puntos y llenarán más rápido la barra de impulso.
A pesar de la variedad de las modalidades de juego, hay un tipo de desafío que se echa en falta: el Crash mode, esa especie de puzzle en la que poniendo el coche a todo gas debíamos impactar en determinado lugar para causar enormes daños en el tráfico. Al parecer Criterion anda trabajando en una novedosa evolución de este modo para la quinta entrega y han preferido darle descanso en la pequeña de Sony. Aún así, se echa de menos. Por último destacar que hay opciones multijugador hasta para seis personas con la conexión ad hoc, además de que gracias al modo infraestructura podemos descargar nuevos niveles y acceder a un ranking online.
Conclusiones
Burnout Dominator es un regreso a los orígenes de la franquicia, donde dominar la conducción por el carril del sentido contrario y el freno de mano para derrapar eran factores de mayor peso que el ser una auténtica bestia que va apartando a golpes a los rivales, y al resto del tráfico, de la carretera. En ese sentido Burnout Dominator traerá buenos recuerdos a los que disfrutaron de los primeros títulos de la obra de Criterion. Los “atajos distintivos” son una gran idea para futuras entregas y el multiplayer local de seis jugadores es un punto a su favor.
Sin embargo hay aspectos como la cantidad de tráfico que aparece en pantalla o la ausencia del “crash mode” que van en su contra, además de que algunas de las modalidades no tienen el suficiente carisma para sustituir a otras con mayor punch como “traffic attack”. Es un Burnout menos espectacular, con menos marcas de pintura y hierro en la carretera, un juego más accesible y fácil de controlar por jugadores noveles, pero aún así muy divertido y un excelente aperitivo para la quinta entrega, en otoño en nuestros televisores.