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Análisis de 3D Streets of Rage II para 3DS

Hay algo positivo en la existencia de tantos recopilatorios y refritos, especialmente si se corresponden con obras de hace tantos años, y es que los que por aquella época no éramos más que renacuajos tenemos la oportunidad de aprender de los antecedentes de la industria. Conozcamos historia que suena y se ve de auténtico lujo: 3D Streets of Rage 2.

Es cierto que SEGA está haciendo las cosas especialmente mal durante los últimos años, donde personajes como Sonic está sufriendo cada Navidad de una nueva decepción jugable y los resultados financieros del estudio nipón no dejan lugar al optimismo. Sin embargo, la colección ‘3D SEGA Classics’ es un ejercicio de cariño, que trata con respeto y sinceridad una época mágica para la industria.

Los 80 y los 90 fueron posiblemente los mejores años para disfrutar del medio, especialmente gracias a SEGA, a quien no podemos desmerecer la labor emprendida con Master system y Mega Drive para que muchos de los títulos que disfrutamos hoy sean como son. El sumun de las dos dimensiones llegó con los 16 bits, y por desgracia mi relación con ‘Streets of Rage’ ha sido siempre bastante limitada, pues cuando tenía una moneda para acudir a las salas recreativas de mi barrio a finales de los 90 siempre terminaba cayendo en las bondades de obras menos violentas, de esas que convencían más a mi señora madre.

Años más tarde pude redimirme de mis pecados con un emulador para PC bastante decente, pero ahora escribo estas líneas y miro de reojo mi New 3DS XL esbozando una pequeña sonrisa, porque 3D Streets of Rage 2 es posiblemente una de las mejores versiones que podamos encontrar ahora mismo por múltiples motivos, y encima en el bolsillo.

Un beat ‘em up, un “yo contra el barrio” con el que pasar horas al igual que otros como ‘Cadillacs and Dinosaurs’, mi juego preferido del género por una mera cuestión de oportunidades, ya que fue el título al que tuve acceso en mi infancia. Pero el gran recordado de esa época es éste, ‘Street of Rage II’, quizá por conseguir mejorar sin paliativos el enorme trabajo de la primera entrega, demostrando por enésima vez que las segundas partes no son tan malas; quizá tener un apartado técnico impensable para Mega Drive en aquellos tiempos o una jugabilidad que a día de hoy se mantiene intacta.

Puede parecer un elemento banal, pero creo que tras estas más de 10 horas que he disfrutado del título podríamos interpretar sin temor que es un juego actual, desarrollado por un conjunto de jóvenes genios que quieren homenajear una época. Pasó con Shovel Knight, sucede con Streets of Rage II. Entre mis conocidos, el juego más esperado de la serie 3D SEGA Classics era la segunda parte de la producción de Noriyoshi Ohba.

Qué mejor manera para comprobar si la eShop está de enhorabuena que pulsando START y repartiendo leña a todo lo que se interponga en nuestro camino; un innumerable listado de criminales irán apareciendo progresivamente, y nosotros podremos ponernos en la piel de Max, Azel, Sammy o Blaze para salir con los brazos en alto.

Es especialmente notorio lo bien diseñado que está el sistema de combate, con unas premisas claras que hasta los menos experimentados podrán aprender en cuestión de minutos. Será con el paso de las horas cuando estemos perfectamente familiarizados con los golpes, técnicas y el espacio que tendremos que respetar siempre para embestir o mantenernos a la retaguardia. Los agarres son clave, y dominarlos es gratificante; los saltos son también una forma capital para avanzar, así como las colisiones, que muchas veces jugarán en nuestro favor. Y sí, en Nintendo 3DS todo funciona a las mil maravillas, porque la portátil estereoscópica no es el sistema más ergonómico del mundo -especialmente si no utilizas un modelo clásico de la máquina-, pero es para quitarse el sombrero el resultado final a nivel audiovisual. Me lo he pasado pipa compartiendo experiencias con los cuatro personajes disponibles, siendo derrotado una y otra vez hasta que conseguía finalizar la fase o mejorar mi puntuación.

Simple a primera vista, profundo como pocos si le das una oportunidad. ¿Qué decir del diseño de niveles? La diversidad de escenarios es excelsa, lo cual no es óbice para que se mantengan siempre unas bases, un estilo; no dará la sensación de tener una mezcla de entornos donde al final se pierde esa idiosincrasia que hace de este título algo único.

La conversión a 3DS es una perla oculta en el catálogo de la eShop, de esas que a día de hoy solamente encontraremos al introducir los correspondientes caracteres en el buscador, y una vez más tendremos un enorme abanico de opciones de emulación, pudiendo escoger entre la versión japonesa o la occidental, la configuración de los controles, el tipo de efecto 3D (profundidad o relieve hacia fuera), filtros visuales, qué versión emular…

Una suerte, de verdad, haber podido catar esta obra ahora, porque gracias a la ausencia de grandes lanzamientos le he podido dedicar más tiempo del que podría haber tenido a partir de septiembre, donde los análisis pendientes acechan.

No me gustaría irme sin hacer mención especial a la banda sonora de Yuzo Koshiro, la cual ha estado por supuesto de fondo en el tiempo de redacción de este texto. Hay obras que no serían lo mismo sin su apartado sonoro, y aquí sucede algo así, porque no solamente las melodías van de la mano con lo que se muestra en pantalla en cada instante, sino que mejorar el gameplay. Corregidme, pero es de lo mejorcito que he escuchado en 16 bits, así que no dudéis en dejarme en los comentarios interpretaciones mejor que ésta, porque me encantaría poder escucharla.

Coge tu 3DS con unos buenos cascos, porque estos 5€ son posiblemente una de las mejores inversiones que puedas invertir en todo el catálogo digital de Nintendo 3DS.

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