La primera vez que tuve noticias de Black Flag me desconcertó que tuviera un IV después de Assassin’s Creed y no un III seguido de una coletilla o ningún número como había ocurrido con la segunda parte de la saga. Había pasado muy poco tiempo desde las aventuras de Connor y tenía mis dudas respecto a la calidad de la novedad que se anunciaba.
Una vez entro en contacto con AC IV, empiezo a entender que el cambio de numeración responde a varias cuestiones prácticas. La primera es que el protagonista no es el mismo que en AC III, la segunda es que la trama transcurre unos 100 años antes y por último, entiendo que los desarrolladores han querido remarcar mediante este número que la jugabilidad es ligeramente distinta a lo que nos tiene acostumbrados Ubisoft.
Una de las partes que más me han gustado de este AC IV son ciertos detalles que hacen que caiga la cuarta pared entre el videojuego y el jugador. En este último título controlaremos a un trabajador de Abstergo cuya identidad permanecerá en el anonimato (de ahí el uso de una cámara en primera persona) contratado para recopilar fragmentos de la vibrante vida de Edward Kenway. Con ese material, Abstergo pretende crear una especia de película interactiva. Y he aquí el guiño del que hablo, cuando inicias AC IV, entre los créditos del principio se cuela como si nada el logotipo de la empresa Abstergo, como si estuvieras jugando al resultado de los logros alcanzados por el protagonista del juego. También se podrán ver carteles promocionales e imágenes de la historia de Aveline en Assassin’s Creed: Liberation.
El enfoque que se ha dado a los Templarios del mundo actual en AC IV ha dado un giro curioso. Si antes se mostraban como un enemigo oculto deseoso de controlar humanidad, ahora lo hacen como empresarios que buscan el beneficio económico a toda costa. Y Abstergo ha pasado de ser un laboratorio clandestino a convertirse en una firma pública que invierte capital en su imagen y en publicidad favorable. Seguro que a muchos lectores les rechinarán los dientes, pero debo confesar que la parte actual del AC IV es que más me ha gustado, ya que es la más original y aquella que menos copia / pega ha hecho de otras partes de la saga.
En cuanto a la parte en la que controlamos al pirata Kenway repasaré las novedades más interesantes respecto del AC III. El mayor cambio que tenemos en comparación a los demás títulos de la saga es que la sensación de libertad es ahora mayor que nunca. Desde el principio podremos navegar a casi cualquier sitio del extenso mapeado, que abarca gran parte del Caribe. Hasta aquí la parte buena, la parte mala es que todas las islas, pueblos o ciudades son clones con muy pocos cambios unos de otros, lo que no invita a la exploración en absoluto. Además no existen recompensas que merezcan la pena por tan ardua labor, tan sólo algún que otro cofre con dinero, el cual puede ser conseguido de otras formas. Amigos, esto no es Skyrim y ni mucho menos World of Warcraft donde cada paseo por una región nueva es una delicia visual.
Por el contrario sí que me ha gustado el esfuerzo realizado en el tema de la recreación de la fauna local. Nueva al 95% y donde por primera vez tendremos que mirar hacia arriba en busca de monos enganchados a los árboles. Os invito a practicar el divertido deporte de perseguir iguanas para cazarlas a cuchillo por las playas caribeñas.
En cuanto a las mecánicas de combate, no hay ninguna novedad reseñable, dado que la cerbatana, gran cambio con respecto a AC III fue utilizada por primera vez en Aveline en AC: Liberation. Es cierto que su utilización es tremendamente divertida pero Ubisoft podría haber hecho el esfuerzo de inventar un gadget nuevo, ya que todos los que aparecen son reciclados de títulos anteriores: el lanzamiento de monedas del AC, la bomba de humo del AC II, los petardos del AC: Revelations, el gancho de cuerda del AC: III y la cerbatana del AC: Liberation. El único detalle distinto durante las peleas es el uso de los dos sables propios de un pirata de la época, con sus movimientos hechos ex profeso para este título. Al igual que ocurre en el AC III, la cantidad de golpes distintos es enorme y nos costará encontrar ataques iguales o remates que se nos hagan pesados por repetición.
El combate naval, una de las partes con más peso en el juego, se ha mejorado notablemente, siendo todavía más divertida que antes. Se han añadido muchas mejoras: ataques nuevos como el destructivo mortero, la posibilidad de avistar barcos lejanos mediante catalejo, el espectacular (y esperado) abordaje de navíos enemigos, una nueva velocidad de crucero donde podemos ver el barco desde la distancia… todo en aras de hacer más divertida la navegación, ya que Kenway se parará muchas horas al timón del Jackdaw.
Uno de los problemas que sufre este título, al igual que su antecesor, aunque en menor medida, es la aparición de los molestos bugs. Me he encontrado con varios de ellos, destacando uno muy molesto y repetitivo que hacía desaparecer todo el sonido durante los combates navales. Pero el que se lleva la palma es uno que hizo acto de presencia al poco de comenzar en el juego. El personaje se cayó de un campanario en un movimiento raro y a partir de ese punto no era capaz de correr ni saltar, no pudiendo avanzar en el transcurso de la historia. La solución drástica fue comenzar el capítulo de nuevo. Sic. Esperaba que después de las críticas vertidas hacia el AC III acerca de su deficiente pulido y después de publicar múltiples parches de corrección de fallos, este AC IV fuera mucho más estable. Me equivoqué de pleno, así que tirón de orejas para Ubisoft.
Concluyendo, este nuevo AC tiene alguna mejora interesante respecto a su antecesor pero bajo mi punto de vista no tiene la frescura y la novedad de las aventuras de Connor. Me quedo con diferencia con el guión y los giros narrativos del AC III, para mí no tiene precio poder arrojar los sacos de té en el famoso motín de Boston o acompañar a Paul Revere en su mítica cabalgada nocturna. Amén de conocer a personajes mucho más influyentes como Benjamin Franklin o George Washington. Habrá que esperar a ver si vemos realmente algo nuevo en un hipotético Assassin’s Creed ambentado en el Antiguo Egipto o en el Japón feudal. [70]
Si quieres una segunda opinión puedes leer el análisis para PC escrito por Miyagi.