El pasado jueves, en el Nintendo Direct de la compañía nipona para presentar todo el arsenal para la próxima primavera tanto para Nintendo 3DS como para Wii U, tuvimos interesantes noticias acerca de la compañía de Level 5.
Lo más destacable fue, sin lugar a dudas, la llegada este próximo día 20 de febrero de un juego descargable para la e-Shop titulado Weapon Shop de Omasse, un título rítmico basado en la forja de armas a través de combos al ritmo de la música con toques RPG.
Nuestra tarea será hacer de las necesidades de los héroes delicias para sus luchas y proezas. Antes de finalizar nos comunicaron que todos los títulos de Level 5 para la tienda virtual de la portátil verían su precio reducido hasta los 2.99 euros justo al finalizar la presentación y hasta el 23 de febrero. En ese mismo momento cogí mi 3DS y busqué en mi lista de deseados la obra que hoy vamos a analizar: Attack of the Friday Monsters: A Tokyo Tale.
No os voy a engañar, llevaba muchos meses queriendo hacerme con él, pero por culpa de un catálogo tan sumamente nutrido como es el de 3DS a día de hoy, no tuve ni tiempo ni oportunidad de hacerme con Attack of the Friday Monsters. Uno de los aspectos que hacían que no diese el paso para comprarlo era su precio, cercano a los ocho euros. Puede que a algunos no os pareciese mucho pero teniendo en cuenta su duración, pienso que ha merecido la pena esperar a su precio actual, el cual se mantendrá hasta el próximo domingo. Ahora, una vez finalizado, puedo decir que ha merecido la pena cada céntimo invertdio en él. Ha dejado en mi memoria un recuerdo tan entrañable, tan especial, que quiero recomendároslo por muchos motivos.
Cuando salió a la venta hubo diversos análisis que ponían a la obra de Level 5 por las nubes, destacando su frescura y diferenciación con respecto a otros géneros. Para que os hagáis una idea, es una secuela espiritual de Boku no Natsuyasumi (Mis vacaciones de verano), los cuales vieron la luz en PlayStation en el año 2000, cuando a mí se me caían los dientes. Por su parte, hubo también críticas indicando que no se trataba de un videojuego debido a su escasa jugabilidad, algo así como lo que ocurrió recientemente con Beyond: Two Souls. A continuación trataré de argumentar el caso de Attack of the Friday Monsters: A Tokyo Tale para que entendáis que merece mucho la pena.
La historia comienza con la llegada de Sohta, nuestro joven protagonista de cuarto grado de primaria, a un pueblo llamado Fuji no Hana, donde comenzaría una nueva vida junto con su familia, quienes trabajan en su propio hogar con una lavandería. Lo primero que llama la atención es el apartado visual, que sin ser un prodigio técnico teniendo en cuenta lo que puede llegar a mostrar una 3DS, todo es precioso. Se trata de una representación muy fidedigna de los pequeños pueblos periféricos de las grandes ciudades como Tokyo en aquella época, 1971, con detalles tanto visuales como sonoros que nos recordaran en muchos momentos a películas de Ghibli o similares. Los entornos son estáticos, mostrando imágenes fijas del entorno en las que lo único que cobra vida somos nosotros, las demás personas y el tiempo, es decir, las horas del día, viento o similares. En este sentido puede dar la sensación de estar ante una aventura gráfica, pero no es exactamente así.
Cuando Sohta llega al pueblo, su entrañable madre le encargará ciertas misiones como ir a la comisaría a preguntar según qué cosas, etc. Durante cada misión, consideradas como episodios en sí mismos, aparecerán otras, habiendo un total de 26 y que no llevan un orden preestablecido necesariamente, exceptuando aquellas que marcan el ritmo de la propia historia. Es imposible perderse, no saber qué hacer. Es como si nos introdujésemos en un río con la tranquilidad de que vamos a terminar llegando a donde queremos llegar, pero siendo nosotros los que tenemos el timón del barco.
Recomiendo encarecidamente jugarlo con cascos para que podáis escuchar la naturaleza propia de cada zona del pueblo, la radio de la zona comercial o los grillos al atardecer de un largo día, así como sumergiros como se merece en esta pequeña película de animación interactiva, porque no podemos negar que la esencia de esta obra es ésa, hacerte sentir partícipe de una historia que te acoge con los brazos abiertos y que trata de que te olvides de todo durante un par de horas y tomes el papel de Sohta, que pienses como él, como un niño de diez años, con todo lo que ello conlleva.
Lo que Sohta no sabía cuando llegó a su nuevo hogar es que los viernes aparecen monstruos peligrosos que se deben evitar. Hasta el momento todo era una leyenda, aunque había quienes hacían creer a los demás que sí los habían visto, cada uno con sus ideales y convencimientos. Todo pueblo tiene que tener niños, pues si no sería como un jardín sin flores. Mientras Sohta continúa con sus tareas de un viernes por la mañana, conocería a los que se convertirían en sus amigos. Tranquilos, que no voy a desvelar ningún aspecto de la historia, pero es necesario comentar lo siguiente para comprender la gracia de este título. Los jóvenes tratarán de hacer entender a Sohta que no por ser de sexto grado o más fuerte vas a estar por encima de los demás, como tradicionalmente era, sino que tu estatus estará condicionado por el juego de los monstruos que ellos mismos elaboraron.
Es aquí donde entra el apartado verdaderamente jugable de esta entrega, donde a través de un clásico piedra-papel-tijera y alguna variación, seremos bosses o servants de una persona; si perdemos, recibiremos una especie de burla a modo de canción por ellos, haciendo que nos tiremos al suelo hasta que ellos griten arisen! Sin embargo, no todo habitante de Fuji no Hana puede participar en este juego de cartas, puesto que hace falta eso mismo, cartas.
La manera de labrarnos nuestra propia baraja es deambular por el pueblo buscando ciertas iluminaciones escondidas en los rincones del lugar mientras, a su vez, aprehendemos todas las bondades que trae consigo la aldea o completamos tareas/episodios. Una vez logremos el número necesario de objetos para confeccionar una carta, ésta se dibujará junto con un monstruo y unas características que serán determinantes en caso de empate. Es sencillo, si nuestra carta es de tijera y la del rival también, ganará la que tenga más fuerza. Más adelante podremos fusionar cartas de la misma especie, haciendo otras más poderosas. En este sentido el juego me atrapó todavía más al sumarse el concepto “hazte con todos”, ya me conocéis.
A partir de este momento tocará patearse literalmente todos y cada uno de los rincones, yendo de a hasta b pero sin llegar a ser repetitivo por culpa de su duración, que rondará las tres horas. Es posible que si la aventura durase más tiempo nuestro sabor al finalizar sea peor que el que pueda llegar a causar, aunque hubiese sido de agradecer mayor jugabilidad y cosas por hacer. ¿Y qué es lo que hace de Attack of the Friday Monsters una experiencia tan gratificante? Todo lo demás.
Al inicio seremos deleitados con una canción propia de las películas de animación que más gustan, sumado insisto a su apartado audiovisual y la sinceridad de todo habitante de la localdiad. Las voces japonesas están bien interpretadas, haciéndonos creer todavía más que estamos ahí, que somos Sohta. Un problema para muchos será que el título está en su totalidad en inglés, y no es poco lo que tendremos que leer precisamente, además de que habrá momentos en los que se harán guiños y juegos de palabras por los propios niños que es una verdadera lástima que no podáis entender y disfrutar si no sabéis desenvolveros en la lengua de Shakespeare.
Esta experiencia empieza y acaba de manera especial, transmitiendo a modo de texto el pensamiento de un niño. Si desde el comienzo te crees el papel de Sohta, tomas su rol y te contagias de la fantasía e ingenuidad de un niño de cuarto grado, vas a disfrutar como si vieses una película de animación un sábado por la tarde, porque sí, no dura más de tres horas, y de hecho lo mejor es jugarlo del tirón, que sea una experiencia única, tan absorbente y gratificante como pretende; que vivas de principio a fin un viernes primaveral de 1971 desde que amanezca hasta que se ponga el sol en un pequeño y entrañable pueblo japonés.
Sinceramente, hacen falta más aventuras como esta. El pasado lunes completé por primera vez Journey, una de esas deudas pendientes que tenía desde hacía casi dos años, y estoy seguro de que volver a jugar Journey no volverá a ser lo mismo como esta primera vez. Igual ocurre con Attack of the Friday Monsters. Un hack and slash pide rejugarlo muchas veces para que la experiencia sea cada vez mejor para el jugador. Sin embargo, el mejor recuerdo que podemos tener de él es jugarlo una sola vez, y recordarlo así, pues probablemente sus carencias, que no son pocas, se harán mucho más palpables.
Creo que todo queda dicho, por lo que no me queda más que recomendaros encarecidamente su compra por el precio actual en que se encuentra en la e-Shop de 3DS. Una sola tarde es lo que necesita esta obra de Level 5 para que podáis opinar acerca de él y conocer todos los secretos de Fuji no Hana. Os prometo que merece la pena. [80]