Estamos acostumbrados en los tiempos que corren a que llegue a nuestras pantallas una nueva entrega de Call of Duty cada año. Sin embargo, no son títulos que se desarrollen de un año para otro sino que cuentan con mucho trabajo detrás de cada uno de ellos. Tres años ha mantenido Treyarch en secreto su trabajo con la tercera entrega de Black Ops, y el título que finalmente ha visto la luz nos ha dejado a todos sorprendidos.
El juego, en su versión completa para Xbox One, PS4 o PC, cuenta con tres grandes bloques: el tan esperado multijugador, el modo zombie y una potente campaña individual. Si nos acercamos al juego en anteriores generaciones no contaremos con la campaña individual. Cada uno de estos tres modos de juego sería justificación suficiente para la salida al mercado del título pero la combinación de estos modos hacen de Call of Duty: Black Ops III una fuente inagotable (o al menos muy duradera) de entretenimiento y horas de vicio.
Aunque lo que más llame la atención y atraiga a más gente de los títulos de la saga desde hace unos años sea el multijugador, primero debemos hablar de su campaña. Si anteriores entregas del universo Call of Duty han contando con pequeñas excusas narrativas para explotar un título multijugador, en esta ocasión Treyarch ha cargado de contenido su campaña individual. Nos encontramos frente a la historia más larga, compleja y rejugable de los últimos Call of Duty. La trama nos sitúa unos años después de los eventos de la segunda entrega Black Ops, un universo donde las mejoras biológicas y tecnológicas han sido aceptadas por la sociedad y en un universo que vive un trasunto de la Guerra Fría. Como viene siendo habitual nos encontraremos primero con una serie de misiones introductorias para presentarnos los personajes principales de la trama e introducirnos en la nueva línea de soldados mejorados.
El desarrollo narrativo de la campaña no es ninguna maravilla. De hecho no es más que una acumulación de clichés del género de acción, espías y ciencia ficción. Durante nuestro periplo buscando a nuestro mentor desaparecido encontraremos intrigas dentro de nuestra organización, crímenes de guerra sin resolver y un trasfondo moral sobre la evolución del ser humano a través de la tecnología. La intención de Treyarch de crear una trama madura y densa dentro de un título como un Call of Duty es encomiable y si se hubiera utilizado (y pulido algunos manidos giros de guión) podría haber sido una estupenda trama para un juego de ciencia ficción. Sin embargo, no dejan de deberse a su público objetivo y cargan la trama de una serie de giros de guión de manual (nada más comenzar la campaña uno puede adivinar quiénes son los malos y quiénes sólo lo aparentan) y una cantidad de momentos dramáticos muy forzados que, por necesidades del guión y la jugabilidad, quedan sin explotar y artificiales. Sin embargo, no deja de ser interesante observar cómo tienen el valor de detener la acción para hacernos caminar mientras los dos personajes hablan o escuchamos grabaciones sin disparar ni un solo tiro.
Hay que mencionar además que la campaña cuenta con una serie de misiones que se salen de lo común dentro de la franquicia. Misiones con poco combate y más centradas en una narrativa sólida (aunque forzada) y que abre la puerta a los Call of Duty del pasado con potentes guiños a la ambientación que hizo grande a la saga, la Segunda Guerra Mundial. No podemos hacer más que aplaudir el esfuerzo de Treyarch por dotar a su campaña individual de una madurez y complejidad potente aunque no pueda evitar tampoco deberse a su público y simplificar y forzar muchas situaciones.
A la densidad de la campaña hay que sumar dos variantes que le vuelven a dar vidilla a las aproximadamente nueve horas que podemos llegar a tardar en completarla. Podremos jugar la campaña acompañado de un amigo a través de su variante cooperativa aunque, todo hay que decirlo, se ha desaprovechado mucho la posibilidad de añadir momentos únicos para este modo. La inclusión de nuestro compañero de aventuras queda artificial y forzada con momentos muy flojos (el momento en el que nos convertimos en un soldado moderno y vemos a nuestro compañero también en la operación con la única explicación de “se ha presentado voluntario” tira por tierra cualquier dramatismo de nuestra situación). Por otro lado, su sistema de habilidades nos invita a rejugar la campaña desde un prisma de combate diferente ya que no podremos avanzar al completo en las tres ramas si queremos mejorar también nuestro armamento. En total tendremos siete habilidades (mejorables una segunda vez) por cada una de nuestras tres ramas de combate y las desbloqueamos usando el mismo “recurso” que usamos para mejorar el armamento. Personalmente considero que “control” es la rama más interesante ya que nos permitirá hacernos con los robots y maquinaria de guerra enemiga para utilizarlo en su contra.
En un tiempo donde los logros se han convertido en un aliciente más para repasar campañas y machacar modos multijugador Treyarch ha añadido también un sistema interno de logros. Así durante cada misión tendremos una serie de recompensas por conseguir determinadas cosas durante la misión tales como “matar a cinco soldados seguidos con un disparo a la cabeza” o “acabar la misión sin morir”. Treyarch perfecciona así el sueño húmedo de cualquier completista de la saga y que termina de rematar con un modo horda como entrenamiento y con un modo nuevo para la campaña: Pesadillas. Este modo no es más que la reordenación de las misiones individuales de la campaña sumando zombies a los enemigos. En el fondo no es más que un cambio en el combate y en la manera de jugar pero al permitirnos jugarlo de nuevo con amigos y enfrentarnos a zombies nos da otro buen puñado de horas de duración.
Por si esto fuera poco, y antes de entrar al multijugador per se, tenemos de nuevo Dead Ops 2 Arcade (la versión arcade en cenital del título) que vuelve con más energía y rapidez que nunca y con variantes como la conducción o la primera persona. Treyarch ha apostado fuerte por el modo individual en Call of Duty y su campaña aunque no puede arriesgarse a dejarlo únicamente individual y añade la variable cooperativa. Tampoco arriesga la compañía en su modo de juego y encontramos un sucesor standard en cuanto a gunplay y control. Seguiremos enfrentándonos en solitario a decenas de enemigos, recuperando vida tras una cobertura y en una dificultad (Profesional) que no aumenta el nivel de entregas anteriores. Sin embargo, se ha añadido un nivel nuevo de dificultad en el que tendremos menos vida y una recuperación más lenta además de una puntería mágica por parte de nuestros enemigos.
A pesar de todo esto Call of Duty se ha convertido en sinónimo de multijugador y de horas de competición sana (o al menos a veces lo es) con otros jugadores. Si en un principio la presencia de los especialistas (nueve en total) parecía ser clave en el multijugador hemos descubierto que se quedan en algo meramente secundario. El multijugador ha descendido un poco de intensidad aunque seguiremos pudiendo realizar proezas físicas saltando y corriendo por la pared como ya es costumbre en la franquicia.
Los modos de juegos son similares a los que ya nos tienen acostumbrados y con un número de localizaciones (una docena) nada desdeñable que nos permitirá trastear con nuestros hombres. Durante las partidas hemos sufrido alguna que otra caída en el modo multijugador e incluso algún problema al conectar con el servicio nada más iniciar el juego. Aunque debemos decir que han sido las menos veces y que durante el juego online hemos contado, en general, con una muy buena estabilidad.
Es indudable que la compañía apuesta fuerte por el modo multijugador pero no ha dejado de modificar el sistema implementado por ellos mismos en anteriores entregas. Así primero tendremos que subir de nivel para ir desbloqueando nuevas capacidades, armas y equipo para posteriormente poder pagarlos y equiparlos. Esta dinámica se dará tanto con los especialistas, como con las armas o las capacidades. Este desbloqueo escalonado nos hará tardar más en dar con nuestro modo de juego pero nos obliga también a echarle más horas al multijugador que, al fin y al cabo, es lo que la gente quiere.
Por último, y también en multijugador aunque con posibilidad individual, tenemos el esperado modo zombie. Si anteriores entregas nos acercaban más a una jugabilidad tipo Killing Floor en esta ocasión los chicos de Treyarch han mirado más a Left 4 Dead. Tendremos que sobrevivir horda tras horda pero tendremos que encontrar una serie de objetos para completar la pequeña historia que nos presenta el modo.
Hay que quitarse el sombrero ante el trabajo de ambientación que han llevado a cabo ya que nos trasladan a una imaginaria “ley seca” mezclada con cierta estética y regusto Bioshock. Tendremos cuatro personajes bien diferenciados con una pequeña (sin pasarse) historia personal y nos enfrentaremos a todo tipo de criaturas, no solo a zombies, que nos recuerdan al mundo ideado por Lovecraft.
Treyarch no se ha dedicado únicamente a cambiar de ambientación su modo de juego sino que ha añadido nuevas mecánicas como las bolas de chicle que nos darán diferentes power ups y que podremos desbloquear al subir de nivel. O la atractiva posibilidad (para que mentir) de convertirnos nosotros mismos en un monstruo durante unos segundos. Toda ayuda es poca de cara a la intensa dificultad que presenta el modo de juego (servidor no ha vivido aún el final positivo del modo para qué mentiros) lo que nos obligará a entrar en una espiral de intentos que nos dará muchas horas de diversión.
Sin lugar a dudas nos encontramos ante el Call of Duty más intenso y completo de los últimos años y uno de los shooters con más posibilidades del momento. Es un buen punto para reengancharse a los títulos de la franquicia Call of Duty ya que no se ha centrado todo en un intenso y competitivo multijugador aunque éste no se ha dejado de lado ni mucho menos. Es más, se ha ideado una variable de eSport centrada en el nuevo título con la posibilidad de tener comentaristas durante las partidas.
Poco se puede decir del título a nivel técnico. Todo se mueve en pantalla con fluidez a pesar de la inmensa cantidad de enemigos que podemos llegar a encontrar en pantalla y la extensión de los nuevos escenarios (algo superior a la habitual). Las pocas pegas que podemos llegar a encontrar son nimias en un título de estas características. En ocasiones notamos la escasa cantidad de modelos de enemigos y en algunos momentos durante la realización de cinemáticas encontramos una serie de extraños cortes de montaje entre nuestra visión en primera persona y los planos medios o generales de las conversaciones. Si hablamos de sonido encontramos un buen trabajo de efectos lo cual no dice nada nuevo porque estamos acostumbrados a la buena factura de la franquicia en este aspecto. Sin embargo, a la hora de hablar del doblaje al español encontramos que en ocasiones las voces se desincronizan (lo cual es algo nimio si lo comparamos con la buena factura general del apartado sonoro). Un punto negativo en relación con el apartado sonoro es la imposibilidad de cambiar el idioma del juego y escucharlo en versión original y la imposibilidad de poner subtítulos a los diálogos, lo que nos puede hacer perder ciertas líneas durante los combates.
Como hemos dicho anteriormente, Call of Duty Black Ops III es algo más que un juego para los fans de la saga, es un buen punto de reenganche para jugadores escépticos o que abandonaran la saga en anteriores entregas. Un juego muy completo que proporcionará horas y horas de diversión a los amantes de los shooters y su vertiente multijugador. [85]