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Análisis de CONVERGENCE: A League of Legends Story

CONVERGENCE: A League of Legends Story - destacada

Una explosión repentina ha desestabilizado la ciudad, pero no por mucho tiempo. Un joven apremia para rescatar a un amigo de los escombros. Corre, frente a un precipicio, y se dispone a saltar… cayendo al abismo. No pasa nada, es solo un bache temporal, solo hay que rebobinar. Bienvenidos a Zaum. Bienvenidos a CONVERGENCE: A League of Legends Story.

Desde la forja de Riot

Convergence es la última adición a la factoría Riot Forge, esta colección de títulos que buscan expandir a la par de dar coherencia el lore de League of Legends explorando mecánicas diferentes gracias a la externalización de la producción de los juegos. Es un movimiento que lleva años en marcha, con mejores y peores resultados. Ruined King (Airship Syndicate) y Hextech Mayhem (Gaijin Games) abrieron la veda que los españoles de Tequila Works y Digital Sun continuaron con Song of Nunu (lanzamiento este otoño) y The Mageseeker respectivamente. Un universo videojugable de League of Legends, vamos.

Desarrollado en esta ocasión por la gente de Double Stalion —un estudio canadiense relativamente poco conocido—, Convergence viene con margen para ser posiblemente el mejor de los títulos lanzados hasta la fecha. Con un arte cuidado y un gameplay y gamefeel muy satisfactorio, el título protagonizado por Ekko ha resultado ser un viaje muy satisfactorio cargado con mucho cariño y que ha resultado en una experiencia muy divertida. Ekko ha sido desde hace años mi campeón más jugado en League of Legends, así que explorar su mundo ha sido algo que me ha gustado especialmente… aunque su narrativa cojea en la parte del storytelling. Profundicemos en ello.

Zaun estilo metroidvania

Zaun siempre ha sido una región caótica, sombra de la impresionante Piltover en una alegoría a los barrios marginales que pueblan todo el mundo. Los barones químicos gobiernan este subsuelo gracias a su poder sobre los recursos básicos, pero esto no impide que las invenciones más locas surjan de este laberintico lugar: donde en todo el mundo estaría prohibido experimentar, en Zaun es posible. Esto, junto al uso de Piltover de la ciudad como una suerte de vertedero, ha dado pie a que partes de Zaun hayan quedado inhabitables debido a la polución en el ambiente y a que ríos tóxicos fluyan en los niveles más inferiores de la ciudad.

En este caótico, pero a la vez emocionante y vivo paisaje, tenemos a Ekko, uno de los inventores más jóvenes e inteligentes del lugar. Con su ingenio y un pequeño cristal Hextech perdido de Piltover, este zaunita consiguió construirse un artilugio al que llamó «Dispositivo Z» que le permite volver atrás en el tiempo durante unos instantes, pudiendo así anticiparse a sus enemigos y moverse con total libertad por los angostos rincones de Zaun. Con estas herramientas y tras la caída del Chapitel debido a una explosión que aún no conocemos, comenzará nuestra aventura, que nos llevará a recorrer los lugares de la ciudad y a profundizar en los personajes que habitan esta ciudad subterránea.

Una historia de dos Ekkos

A partir de aquí iremos explorando los diferentes recovecos en una trama que, si bien no pinta mal de inicio, peca por cómo se cuenta. No es que la historia sea mala per se —una historia sobre viajes temporales y la autoimposición de controlar todo lo que nos rodea para que todos sean felices, algo que le pega mucho a Ekko— pero es que narrativamente no han sabido encontrar un ritmo para hacerla interesante. Ekko se encuentra con una versión suya venida del futuro y no se hacen demasiadas preguntas sobre el tema, todos lo dan como algo «normal». Incluso hay un momento donde nosotros nos vamos al futuro y sus propios padres parecen actuar como si fuera el pan de cada día.

Esta dualidad entre el Ekko actual y el carácter del Ekko del futuro es lo que más choca por cómo se relacionan con el entorno, por esa aceptación tácita de que esto es lo más normal del mundo. Además, los amigos de Ekko e incluso sus rivales, salvo por aquellos que vienen directamente de League of Legends, no tienen apenas personalidad ni interés. Simplemente, no se les da ningún espacio de desarrollo e incluso a Warwick y Jinx, dos de los campeones que también aparecen, están de fondo, hacen un poquito de fanservice… y ya. Solo se salva Camille, que posee un desarrollo que permite ver su función real dentro de Piltover y el clan Ferros y le da una dimensión distinta a lo que vemos en League of Legends.

Una experiencia muy bien trasladada

Por suerte, en el resto de apartados, Convergence es un título mucho más sólido que en la narrativa y esto es lo que le permite destacar. No es solo que el sistema de combate sea divertido y esté bien adaptado para un metroidvania, todo sea dicho, bastante accesible y fácil de completar; es que sientes que llevas a Ekko. Fisura temporal, Salto de fase, Engranaje temporal y Convergencia paralela, a cualquier jugador de League of Legends le sonará del kit de habilidades del campeón, y aquí forman parte del abanico de movimientos de Ekko para destrozar a sus enemigos. Los combates son dinámicos, e incluso en dificultad alta —este ha sido mi caso—, pueden resultar un reto muy interesante gracias a todo lo que podemos hacer mientras peleamos.

Ekko puede usar Fisura temporal para prácticamente acabar con cualquier enemigo a su alrededor, saltar de un enemigo a otro del escenario gracias al Salto de fase mientras su Engranaje temporal causa estragos en los enemigos más débiles que atacan a distancia y ralentizamos un lado del combate gracias a la Convergencia paralela. Todo esto, encadenando y bloqueando golpes sin parar, convierten la experiencia de juego en algo muy dinámico y divertido, con un carisma y fidelidad por el personaje muy logrados. Además, ¿qué pasa si nos matan? Las hordas de enemigos no son algo a desmerecer y muchas veces nos veremos rodeados. No pasa nada, toca volver atrás.

Explorando la ciudad

Podemos, mientras tengamos cargas del Dispositivo Z podremos rebobinar hasta cinco segundos el combate para cambiar las tornas una y otra vez. Gracias a esta función, que nos servirá mientras exploramos los escenarios también, tendremos la capacidad de pelear como queramos, bloqueando ese golpe que no vimos, evitando caer en una emboscada de la que saldremos muy mal parados o, directamente, reiniciando una escaramuza que no ha salido como esperábamos. Es increíble lo bien que se siente rebobinando el tiempo y escogiendo nosotros mismos cómo queremos que sea el combate.

Esto también nos ayudará en las zonas de plataformas, bastante bien medidas y que se apoyan precisamente en poder retroceder en el tiempo. No son tan complicadas como para gastar todas nuestras cargas de rebobinado de una vez, pero debido a que muchas veces tendremos que hacerlas a contrarreloj para poder obtener objetos o mejoras, contar con el Dispositivo Z cargado ayuda a darle al jugador esa ayuda para lograrlo. Ekko puede correr por las paredes, parar plataformas o gases tóxicos gracias a Convergencia paralela, atravesar paredes con un Salto de fase y activar interruptores con su Engranaje temporal. Las habilidades de Ekko combinan espectacularmente con las adiciones en movilidad y crean un gamefeel fantástico.

Un Zaun vibrante

El juego, además, se ve espectacular. El equipo de Double Stallion ha sabido trasladar su estilo visual al universo de League of Legends y crear una experiencia muy interesante. Podemos ver en el Zaun la reinterpretación visual de esta ciudad con un aspecto muy similar al de Speed Brawl y Big Action Mega Fight, los otros dos títulos del estudio, con un dibujo de contornos muy marcados y expresivo, cargado con tonos verdes y azules que te trasportan directamente a Zaun. Tengo la sensación de que el problema de la historia y su narrativa es algo interno del estudio, poco acostumbrado a crear narraciones, pero que sorprendentemente si ha sabido cumplir en su primera incursión con un metroidvania.

En el apartado sonoro, el título sí que es más cumplidor que otra cosa. Suena a Zaun, suena a League of Legends, pero no destaca en absoluto. La banda sonora completa ha sido compuesta por Vibe Avenue y oye, ambienta bien, pero no se nos va a quedar ningún tema en la cabeza salvo quizá el principal por las veces que puedes escucharlo. Por otro lado, y gracias a que Riot estaba detrás, el juego viene completamente doblado al castellano, convirtiéndose por tanto en el último trabajo en videojuegos del recientemente fallecido Jesús Barreda, que en paz descanse.

En resumen

Convergence es un muy buen título tanto para los estándares de Riot Forge como por sí mismo. Es un juego sólido en sus mecánicas y en las sensaciones que transmite, si bien peca de intentar contar una historia sin saber muy bien cómo hacerlo. Esto lo convierte posiblemente en el mejor título dentro de la forja de Riot, sólido en sus apartados y extremadamente divertido, que hará las delicias de cualquier jugador de League of Legends y que si encima os gusta Ekko como a mí, os hará especial ilusión poder encarnarlo en un contexto tan distinto como es la Grieta del Invocador. [80]

 

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