Enterrado en la montaña cada vez más inabarcable de videojuegos de Steam – y en los Indie Games de Xbox – se encuentra un título que, a priori, parece inofensivo. Desde su precio, calderilla, hasta su apuesta, un brawler con armas, Dead Pixels debería ser un título anecdótico. La realidad es otra muy diferente.
Decir que Dead Pixels es un arcade adictivo es quedarse corto. Si este juego hubiera salido hace años en formato de recreativa, las colas que se hubieran montado para superar sus diferentes retos una y otra vez rivalizarían con las de algunos de los videojuegos míticos de los salones arcade – pon tú los nombres.
Y es que la simpleza de Dead Pixels es su Caballo de Troya para conseguir una jugabilidad directa y sin concesiones. La referencia más cercana podría ser, salvando las distancias, Left4Dead, pero en una versión en 2D y totalmente enfocada a pegar tiros como si no hubiera un mañana. Que el minimalismo gráfico no te engañe.
Las sorprendentes posibilidades jugables de este título se notan desde la exploración – búsqueda de armas y materiales para equipar al personaje, un elemento que sinceramente no esperaba encontrar en un juego de estas características -, un importante arsenal y diferentes modos de juego: dos variantes del Modo Historia y un Modo Horda. Todos ellos, con la posibilidad de ser jugados a 2 bandas.
Si te gustan los títulos clásicos de disparos y aún no has dejado de amar a los zombies, Dead Pixels es tu juego. A un precio irrisorio tendrás unas cuantas horas de diversión que hasta podrás compartir con algún colega que se pase por tu casa. [70]