Riesgo e innovación son dos características que no suelen poseer las grandes producciones de la industria del videojuego en los tiempos que corren. Ha sido necesario el estallido del desarrollo independiente de pequeños estudios para traer nuevas ideas a nuestras pantallas, tanto jugables como narrativas. Es precisamente en el guión donde Ether One de White Paper Games brilla por méritos propios.
Nos encontramos ante una aventura gráfica desarrollada por un equipo de siete personas situado en Manchester. Donde innova y se arriesga este trabajo es en el tema entorno al que gira su narrativa, la demencia, una enfermedad que está muy presente en la vida de todos cada día y de la que no se tiene la consciencia necesaria. Para denotar la importancia de un trastorno que afecta a un nuevo paciente cada cuatro segundos, el equipo de White Paper Games decidió dedicarles su primera obra a todos esos enfermos.
En Ether One nos situamos a mitad del siglo XX en la piel de un restaurador, un agente con la capacidad de restaurar mentes introduciéndose en ellas y reparar los recuerdos dañados, consiguiendo así sanar la demencia del paciente. Nuestra cliente en esta aventura será Jean, una anciana de 69 años que sufre un avanzado estado de demencia. Para conseguir sanarla deberemos explorar su mente y repararla.
Y la exploración es sin duda nuestra única y mejor arma. A pesar de ser una aventura en primera persona, Ether One tiene mucho más de aventura gráfica que de ningún otro género. No deberemos dejar objeto sin remover ni cajón sin abrir. El Núcleo es nuestro centro de operaciones, un «piso franco» al que volver para depositar los objetos que consideremos relevantes en sus estanterías, donde consultar las notas importantes y la información necesaria que se guarda de forma automática en las distintas salas de esta «sala cero«.
El ejercicio de la memoria y la lógica son más que necesarios para superar la experiencia Ether One al completo, que no para superarla sin más, pues la labor principal de nuestro protagonista es la de encontrar ocho fragmentos de memoria representados como lazos rojos en cada una de las cuatro zonas principales en las que se divide la historia. Aunque solo será necesario visitar tres de ellas para acabar la historia. Pero jugar a Ether One y no querer conocer hasta el último detalle de su elaborado guión es peor que no jugarlo.
El argumento de Ether One nos lleva por un mundo plagado de historias interconectadas protagonizadas por los habitantes de pinwheel, el pueblo ficticio en el que ocurre todo y que está basado en los pueblos de la región costera de Cornualles, Reino Unido. La narrativa de esta pequeña joya tiene la capacidad de emocionarnos con los pequeños detalles; un ejemplo es una casa en cuya planta superior encontramos una nota de dos enamorados que deciden enterrar una cápsula del tiempo para demostrar su amor eterno, una nota que encontramos en una habitación con una decoración alegre; al bajar a la primera planta del mismo edificio encontramos otra nota en la que uno de los enamorados escribe al otro, ya fallecido, varias décadas después, una de las muchas situaciones que nos hacen estar ante uno de las grandes guiones del año.
A lo largo de toda la aventura la soledad está más que patente, estamos solos ante el entorno que debemos explorar y nuestro ingenio para resolver los complicados rompecabezas que habitan la mente de Jean. Cabe destacar el detalle de que durante toda la aventura no veremos a ningún ser humano ni una sola vez. Este hecho nos deja solos con nuestros pensamientos y un continuo bombardeo de información referente a las personas que vivieron en la historia de nuestra paciente. Notas, códigos, cartas, objetos personales, hay cientos de datos que almacenar para comprender la historia de Ether One y más te vale tener una libreta cerca.
Este proyecto ha sido desarrollado sobre UDK (Unreal Development Kit), una herramienta de funciones limitadas (un ejemplo es que para activar los subtitulo al español hay que modificar un archivo en el directorio de instalación del juego) a la que este equipo ha sabido sacar buen provecho. El diseño muestra un aspecto cartoon que no llega a serlo del todo, mostrando unos contornos en el entorno que parecen casi de animación pero que no termina de perder el aspecto realista. Una mezcla que junto a la magistral dirección de arte ofrece unas localizaciones preciosistas muy necesarias para representar un mundo de fantasía diseñado a partir de la mente de una enferma que se resiste a perder sus recuerdos. La belleza de Ether One puede ser disfrutada de forma plena gracias a su compatibilidad con Oculus Rift, una opción que no hemos tenido la posibilidad de probar.
La banda sonora corre a cargo del compositor Nathaniel Apostol y no podría ajustarse más a este mundo onírico, ni acompañar mejor a cada uno de los grandes momentos de la aventura. Está cargada de composiciones armónicas que la convierten en una de las bandas sonoras imprescindibles dentro de los últimos lanzamientos independientes. Podéis escucharla al completo en BandCamp.
Por supuesto Ether One tiene sus fallos, como un framerate que no se mantiene estable a lo largo de toda la aventura posiblemente debido a las limitaciones del UDK. Así como errores graves en la traducción al castellano, siendo este último fallo algo totalmente perdonable al tener en cuenta que toda la traducción ha corrido a cargo del artista James Burton, quien a pesar de haber crecido en Madrid, pasó varios años sin hablar español al comenzar el proyecto que sería Ether One. Pero desde aquí me complace anunciar que estamos colaborando estrechamente con White Paper Games para que una versión perfeccionada de la traducción llegue a vuestras librerías de Steam en los próximos días.
El único gran defecto que podríamos encontrar en Ether One es su corta duración si somos muy hábiles a la hora de resolver sus puzzles. No es por el hecho de que sea una experiencia de corta duración, si no el quedarnos con ganas de más.
Podemos definir a Ether One como una de las grandes aventuras gráficas del año (salvando las distancias) y una de las experiencias más desafiantes de los últimos tiempos, además de remarcar el gran trabajo de White Paper Games con su labor de concienciación sobre la importancia de una enfermedad tan grave y habitual como la demencia así como un excepcional trabajo en guión, narrativa y documentación, ya que el equipo de Ether One tuvo que revisar mucho material médico y incluso tratar con muchos pacientes de demencia y sus familiares, una labor realmente dura a nivel psicológico, os lo dice alguien con un caso de Alzheimer en su familia. Si tratar con una única persona que poco a poco va perdiendo todos los recuerdos de su vida es duro, hacerlo con varias de forma continua es una labor de titanes que creo debería sumar puntos al trabajo de este equipo. [90]